Tabasco es un edén. (ARCHIVO)
Recibir una invitación para conocer un estado más a profundidad siempre resulta fascinante y más cuando prometen que en pocos días se conocerán sitios que en conjunto cautivarán nuestros sentidos. Y la verdad, no estaban equivocados.
Sin importar los desvelos y los traslados por carretera algunas veces, la experiencia bien vale la pena de disfrutarse y vivirse al menos una vez en la vida, sin crear expectativas y dejando que todo a su paso nos sorprenda, como sucedió al viajar al sureste mexicano.
Villahermosa, la capital del estado, nos recibió tras casi una hora de trayecto volando desde la Ciudad de México, para disfrutar de algunos de los atractivos con los que cuenta la llamada puerta de entrada al mundo maya, aunque el estado es mucho más que eso, posee escenarios naturales, rica flora y fauna, gastronomía, historia y atractivos recreativos que cautivarán a cualquier viajero sin grandes inversiones.
Adrenalina en su máxima expresión
La aventura inicia desde que uno llega y se da un primer contacto con la naturaleza. Tras descender, la verdadera joya del lugar hace su aparición: la selva, al pie del río Oxolotán, que se encuentra rodeado por grandes árboles y extensiones de vegetación. La vista resulta impresionante.
Kolem Jaá (que significa La grandeza del agua en lengua chol) es una de las paradas obligatorias en el estado para los amantes de las emociones y para quienes gozan del turismo de aventura.
Para ingresar de lleno hay que cruzar el río. La lancha nos traslada a las entrañas de la selva, que se ubica en el municipio de Tacotalpa, los sonidos guturales de los monos saraguatos o aulladores también nos reciben y nos dan la bienvenida.
Luego de un breve trayecto, hemos llegado. Ahí se localizan las cabañas que dan hospedaje a los viajeros. Tras tomar un refrigerio, es hora de demostrar de qué estamos hechos, pues estamos en uno de los parques naturales donde se pueden realizar distintas actividades al aire libre.
En primer lugar, decidimos conocer la reserva a través de senderismo. Lo mejor, no hay mosquitos, aunque no está de más llevar repelente. Ya una vez aclimatados y tras una parada técnica para cambiarnos, nos dirigimos a disfrutar la experiencia a otro nivel, ahora en el agua.
Caminamos hacia una de las muchas cascadas que riegan las tierras de este complejo, para disfrutar del rappel. Aunque no son muy altas, sí resulta imponente bajar suspendido por una cuerda mientras chorros de agua nos refrescan desde las alturas.
La gloria en la tierra
Escenarios naturales, una extensa flora y fauna, gastronomía local, historia y atractivos recreativos que dan identidad al estado, conforman la oferta de Tabasco.
República Paraíso es el nombre del desarrollo turístico que asombra hasta el más escéptico. El recorrido inicia en el hotel Hampton Inn, donde el personal te traslada en carritos de golf por todo el complejo que cuenta con esculturas de la cultura Olmeca en toda el área. En el centro, se localiza una iglesia, que está disponible para celebrar cualquier tipo de ceremonia. A un costado, se ubica la laguna de Mecoacán, la cual se puede recorrer en yate. La mejor hora para hacer el trayecto es en la puesta de sol.
Sobre el río
Otros de los atractivos del estado son los recorridos sobre los ríos Grijalva y Usumacinta, que adentran en los manglares, fascinantes para quienes nunca los hayan visto. Durante el trayecto, conocido como Ruta Pantanos, en la comunidad de Centla, los visitantes serán testigos del día a día de los habitantes de la región, quienes se dedican a la pesca.
Sabor con identidad
Uno de los ingredientes insignia del estado es el cacao, base para la elaboración del exquisito chocolate, cuyo cultivo han podido preservar gracias a sus condiciones climatológicas y de suelo. Poder ser testigo de la forma en que se produce, es uno más de los atractivos de Tabasco.
Por ello, durante nuestra visita emprendimos el viaje hacia Comalcalco, municipio que concentra la industria de esta semilla.
Nuestra primera parada fue en la Hacienda Jesús María, donde seguramente te recibirá Don Florencio Sánchez, quien funge como guía y es todo un personaje.
El recorrido inicia por las plantaciones del árbol de cacao, donde uno conocerá además de los distintos tipos de semillas, otros cultivos, como pimienta, naranja y ceiba, entre otros.
De ahí es indispensable pasar a la cocina chontal, que es el lugar donde en el pasado preparaban el chocolate artesanal.
El sitio está ambientado con utensilios originales para que uno mismo prepare el suyo. El paseo concluye en la fábrica, donde se conoce la forma en que se realiza la producción actual.
Este recorrido no es el único correspondiente a la Ruta del Cacao, también lo ofrece la Hacienda de la Luz. También localizada en Comalcalco, los esposos Ana Parizot y Alejandro Campos son los responsables de ofrecer el tour por su propiedad. Al igual que en la anterior, uno recorrerá las extensiones de cultivos y además podrá disfrutar de una cata y degustación de algunos de los chocolates que ellos fabrican.
Es imperativo, en los dos sitios, llevar la cartera desenvainada, pues tienes que comprar algunos ejemplares de este manjar. ¡Una delicia!
Cocina local
Mientras que algunos estados buscan destacar su gastronomía a través de sus restaurantes locales, en Tabasco prefieren promover los sabores auténticos a través de la comida casera, de una forma más real y cercana con los verdaderos maestros del sabor, los cocineros del mercado Pino Suárez, localizado en la capital del estado.
Muy temprano, nos quedamos de ver con Ernesto Aguilera, chef del restaurante Kuku Uche, quien se ha comprometido con el estado para promover la gastronomía local.
Él personalmente ofrece recorridos, basta con formar un grupo para que te acompañe en esta gran travesía del sabor.
En el recorrido, visitamos los distintos puestos de comida, que van desde tamales, panuchos, pozol, chicharrón con carnitas, cochinita pibil y el famoso pejelagarto, establecimientos de quesos y postres como turuletes y churros, que son un placer al paladar.
Y así fue que comprobamos que sí, ¡Tabasco es un edén!
