A nombre de la familia, Leticia Herrera agradeció las muestras de cariño y dijo sentirse orgullosa de ser la hija de Carlos Herrera, quien no se rajó ni en las buenas ni en las malas.
Cuarenta minutos antes de lo programado, el féretro de don Carlos Herrera Araluce arribó a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe de Gómez Palacio, donde se ofició una misa de cuerpo presente tras haber fallecido el miércoles por la tarde.
Recorrido
En el recorrido del cortejo fúnebre, que inició en su casa de la colonia Las Rosas y siguió por la avenida Victoria del Centro, hubo quienes se agruparon sobre las aceras para darle el último adiós, pero el mayor contingente se concentró sobre la calle Independencia, afuera de la iglesia y después en la presidencia municipal.
Desde una hora antes de la misa, la Catedral comenzó a llenarse y cuando ésta comenzó ya el recinto lucía abarrotado: exgobernadores y expresidentes municipales; alcaldes en turno, diputados locales y federales, toda la clase política y empresarial se congregó para ser partícipe de la despedida al político y empresario lagunero.
Pero sobre todo ciudadanos, aquellos que en voz baja expresaban con timidez sus deseos por acercarse y abrazar a Leticia Herrera o a sus hermanos, patentizar su consternación y solidaridad con la familia por la pérdida de la persona, con quien en algún momento de su vida se identificaron por la sencillez y el don de trato con que se condujo.
Julio Carrillo, el administrador de la Diócesis de Gómez Palacio, fue quien ofició la misa.
Homenaje
La explanada de la presidencia municipal fue insuficiente para recibir a todos quienes querían ser parte de este último adiós al empresario; la multitud se agolpó tratando de ganar un espacio y quienes cargaban el ataúd tuvieron que luchar para llegar hasta el templete.
Agradecida
A nombre de la familia, Leticia Herrera agradeció las muestras de cariño y dijo sentirse orgullosa de ser la hija de Carlos Herrera, quien no se rajó ni en las buenas ni en las malas.