Ayer diría que fue día triste para la Comarca Lagunera de Durango. Irónico, la verdad, puesto que apenas 24 horas antes todo era alegría por la inauguración formal de la planta de Procesamiento de SuKarne, inversión colosal en el municipio lagunero de Tlahualilo y que creará miles de empleos directos, y será indudablemente un polo de desarrollo económico y social de ese rincón de La Laguna. Tlahualilo será sin duda muy diferente en el futuro inmediato gracias a la inversión que anteayer inauguró el mismísimo presidente de la república, Enrique Peña Nieto.
En el acto, donde el gobernador de Durango quien fungió como anfitrión por razones obvias geográficas, se notaba por demás contento y con amplia sonrisa durante todas las escenas que las cámaras pudieron captarlo, al momento que tomó la palabra pronunció un discurso zalamero hacia el desempeño presidencial. Tan fue así, que el propio Peña le corrigió la plana al gobernador Herrera por una frase específica. Al final esa corrección no tiene importancia alguna. Lo que sí tiene relevancia que es el mandatario Herrera Caldera en su intervención se dio tiempo para hacer referencia a que la seguridad ha regresado a La Laguna de Durango, y que el gobierno ha sido capaz de desarticular las bandas del crimen organizado que aquí -dice el gobernador- "antes" campeaban por la región.
Es cuestionable realmente si la tranquilidad en verdad se ha instaurado en la zona, aunque indudablemente que las cosas han mejorado muchísimo luego del infierno que se vivió apenas hace unos cuantos años.
Sin embargo, es también menester analizar cuales han sido las razones por las que la Comarca Lagunera ha retomado la calma y la responsabilidad que en ella han tenido los distintos órdenes de Gobierno. Mirando desde esa óptica, hay que decir para empezar que a nivel municipal Gómez Palacio y Lerdo no han hecho casi nada por proteger a sus ciudadanos. Sin policía municipal en ambos casos, aunque ahora con apenas un puñado de agentes de nueva generación, los municipios simplemente se retiraron por órdenes de arriba de no hacer una función esencial en el ejercicio de poder ejecutivo, sea cual sea su orden: dar seguridad personal y patrimonial a sus ciudadanos. Esa función olvidada le fue encargada a un cuerpo militar que asumió las veces de policía.
Continuando en el mismo análisis, Torreón sí cuenta en cambio con un cuerpo policial propio y que si bien es cierto algunos de sus miembros han cometido enormes abusos contra ciudadanos y los niveles de delitos del fuero común, particularmente el de robo en diversas modalidades, están todavía en niveles altos, por más que los rezongue el alcalde Miguel Riquelme, al menos del lado coahuilense del río Nazas sí hay un trabajo, mismo que siempre debe estar bajo el escrutinio.
Cuando el análisis se eleva a nivel a estatal, las diferencias aparecen también. Del lado coahuilense, el gobernador Rubén Moreira hace énfasis en el propio tema de seguridad con frecuencia y ha emprendido desde su gobierno acciones determinantes para combatir al crimen organizado. Prueba de ello son sus maniobras para impedir que en el estado continuaran operando los casinos y las casas de apuesta. De igual forma, aunque no uniforme, ha hecho operativos para regularizar a aquellos autos que circulan con placas "patito" con de fin de poder identificar unidades automotrices que participan en estos ilícitos y que suelen circular con este tipo de láminas sin validez alguna.
Por el lado de Durango nulas acciones de este tipo se han tomado. En este estado existen casinos, como el que opera en Gómez Palacio y que por supuesto hay en la capital; y nada han hecho contra aquellos que circulan con placas apócrifas, no obstante el riesgo que representan.
Cierto es también que se logró la construcción de un importante cuartel militar rumbo a Bermejillo y que se actuó con responsabilidad al inhabilitar el Cereso de Gómez Palacio, que se había convertido en centro de operaciones de bandas mafiosas de abominables alcances, lo cual constituyó a la sazón un acierto.
La federación ha puesto los policías, la inteligencia y sobre todo, efectivos del ejército mexicano que han sido un cimiento en la acción de recuperar el control por parte del Estado de la seguridad pública. El Mando Especial ha sido una figura que al cabo del paso de los meses ha demostrado su efectividad, sin duda.
Todo este recuento y la mención del día, surge debido a que el día de ayer fue presentado el cuerpo policiaco denominado Fuerza Metropolitana, compuesto por alrededor de un centenar de elementos, que serán costeados por mitades entre Coahuila y Durango en las instalaciones del Mando Especial.
El evento mismo denuncia diferencias. Moreira por Coahuila encabeza su delegación y reitera su compromiso por la seguridad y por tomar acciones ante el inminente retiro anunciado de las fuerzas federales. En cambio por Durango, el gobernador Herrera desdeña el evento y envía al secretario general de Gobierno, Miguel Ángel Olvera, quien declara no estar informado formalmente si de Durango serán retirados los elementos federales, así como se desliga de la responsabilidad de combatir la flagrancia del delito que comete aquel que circula con placas que no son emitidas por la autoridad específica que la ley designa; y desdeña la tesis de que los casinos son centro de operaciones de ciertas mafias.
Así pues estas diferencias evidentes son un capítulo más de desencuentro entre los gobiernos de Coahuila y Durango, donde quienes pagan los platos rotos son los habitantes de La Laguna. Solamente que en esta ocasión se paga de manera diferente: los laguneros del lado de Durango sufren y soportan que los traten y les den atención como ciudadanos de quinta; y los de Coahuila sufren porque la falta de coordinación genera las condiciones para que el crimen pueda campear de ambos bordes del río, si en alguno encuentra condiciones para establecerse con facilidad. Trágico que las diferencias políticas persistan sobre la necesidad de seguridad.