El 'sí' al juicio político recibió 367 votos, el 'no' 137, hubo siete abstenciones y dos ausencias. (EFE)
La presidenta brasileña Dilma Rousseff quedó ayer en la cuerda floja, luego que la Cámara de Diputados de Brasil aprobó la noche del domingo por más de dos tercios la apertura del proceso de juicio político en su contra.
Tras cinco horas de votos nominales, en los que los parlamentarios aprovecharon para evocar a sus familias, a la Constitución y la lucha contra la corrupción, el "sí" al juicio político recibió 367 votos, el "no" 137, hubo siete abstenciones y dos ausencias.
"Cuánta honra el destino me reservó para poder, con mi voz, gritar como millones de brasileños", dijo entre lágrimas el diputado Bruno Araujo, cuyo voto sumó los 342 que se requerían para que avanzara el proceso.
La sesión, carente de solemnidad, estuvo marcada por una gran tensión, por constantes acusaciones cruzadas y por los calificativos de "golpistas" y de "corruptos" entre partidarios y opositores a la presidenta en la Cámara.
A las afueras del Parlamento en Brasilia, y en decenas de ciudades del país, decenas de miles de opositores que seguían en directo la votación estallaron de alegría y celebraron en un clima festivo el resultado.
"Sabemos que deponer a Rousseff no va a arreglar los problemas de un día para otro. Pero será el inicio de otra cosa", señaló el joven Emerson Pereira, empresario por cuenta propia que hizo mil 600 kilómetros desde su estado natal, el central Mato Grosso, hasta las puertas del Parlamento en Brasilia para apoyar el juicio político.
A su vez, los partidarios de la presidenta Rousseff se retiraron abatidos de la explanada, pero al igual que los parlamentarios de izquierda en la Cámara Baja, prometieron seguir "la lucha" en la calle.
La presidenta Rousseff, acusada de incumplir la ley en el manejo de las cuentas públicas de 2014 y 2015, permanecerá en el cargo hasta que el Senado, la siguiente y definitiva instancia en el juicio político, apruebe o rechace en las próximas semanas el juicio político.