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Dinero, imagen e ignorancia

FEDERICO REYES HEROLES

Qué diría Hamilton o Jay o Madison. Porque el espectáculo sacude los principios centrales de las democracias. En lugar de avanzar hacia la inclusión, la campaña en EU es un desfile de intolerancias, una competencia de durezas entre Trump y Cruz entre otros. Qué pensarían de un vociferante precandidato seguro de que ni siquiera matar gente en la Quinta Avenida le restaría votos. Está en juego la presidencia de ese país y también el rumbo ético de las democracias.

Muchos pensaron que la señora Palin y su Tea Party quedarían como un mal sueño, una pesadilla, pero no fue así. Los efectos de la radicalización están hoy a la vista. El Tea Party nació después de la crisis de 2008 para oponerse a los estímulos fiscales y el rescate bancario de George W. Bush al que calificaron como un intervencionista. Al llegar Obama le cayó toda la artillería. Era un asunto coyuntural, pero el radicalismo echó raíces. La población de Estados Unidos se avejenta, aparecen nuevos fantasmas. Reinventar a los enemigos exteriores ha sido fácil, el terrorismo, ISIS, la amenaza a Occidente. Los internos son todos aquellos que les han quitado su patria a los "auténticos" estadounidenses, hispanos, musulmanes lo que sea. Jorge Fernández ha recordado el arrastre de esos fantasmas que llevaron a Hitler a conducir uno de los países más educados del orbe.

La comparación puede parecer arriesgada, pero allí están las posturas de Rubio, Cruz y Trump. Porque ellos son producto de los miedos de la sociedad. El Cato Institute ha trazado el perfil de esos votantes: entre 40 y 70 años de edad; ingresos superiores a los 50 mil dólares al año; blancos en su gran mayoría y la mitad con estudios universitarios. Persiguen al gasto público y abominan los impuestos. Ya no creen que el Partido Republicano sea una opción. A siete años de su creación la derecha radical logró su cometido: movieron el espectro político. La controvertida señora Sarah Palin buscó la vicepresidencia con John McCain, ni sus enredos con las empresas de gas y petróleo la detuvieron. Mostrar sus encantos al portar un bikini con los símbolos de la bandera de su país y su afición a las armas la convirtieron en un popular referente. Tocaba fibras muy sensibles, el enojo apareció, mal consejero.

Las barbaridades cobraron carta de naturalización en la política: "rodéate de mujeres bellas… nadie sospechará que hace años no tienes una erección". "El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva"; Sobre Gadafi" no quiero usar la palabra 'joder', pero yo lo jodí. Eso es lo que deberíamos estar haciendo". Sobre la nacionalidad de Obama"… pensaba que él había nacido en este país. Ahora mismo tengo dudas reales". Sobre los inmigrantes mexicanos. "Están trayendo sus drogas… su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas". El camino de Trump está repleto de fanfarronadas que le han funcionado, eso retrata a las clientelas que convoca.

Una de las democracias más antiguas del orbe, el país que más ciencia produce está sometido por la ignorancia. El manejo en redes sociales de Trump se ha encargado de difundir la "filosofía" de autoestima de un multimillonario ganador. Pero el proceso de 2016 ratifica sorpresas que ya no debían de serlo. Un multimillonario con presencia en los medios puede brincarse a los partidos e imponer una candidatura. Ross Perot es el antecedente obligado, lo intentó en 1992 y en 1996 y se llevó uno de cada cinco votos. Terminó fundando su propio partido. Trump no es miembro del Partido Republicano. Del lado demócrata Bernie Sanders tampoco es miembro del partido.

No militar les da una libertad para atacar a las instituciones de su país. Pros y contras: se amplía la oferta discursiva, pero se pierden los referentes ideológicos y doctrinales. Pero eso pareciera gustarles a los potenciales votantes. Las contrahechuras de la democracia estadounidense brotan en las formas de selección de sus candidatos. Las precampañas empezaron hace seis meses. Los medios -en particular la televisión- troquelan a la opinión pública. Las encuestas retratan ese troquel. Vienen los caucus, una especie rara de asamblea vecinal sin representación estricta. El "acarreo" es parte de la mecánica. De allí surgen los representantes al consejo estatal de los que seleccionarán a los delegados a la Asamblea Nacional. De Iowa y New Hampshire se espera depuración para perfilar a los ganadores que obtendrían la nominación a mitad de año. Pero la militancia tiene su propia dinámica. Los contrapesos podrían funcionar y tirar a Trump. Sin embargo, la amenaza es real.

Paradojas de la historia, una democracia fundacional está hoy en manos del dinero, de los medios, de la imagen y de la demagogia.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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