Cada proceso electoral estatal abre una oportunidad para que la ciudadanía reflexione acerca de los avances y retrocesos que se han dado en la entidad y, sobre la base de ello, analizar cuál es la mejor propuesta de las que ofrecen los candidatos. Dentro de la multiplicidad de temas de la agenda estatal, existen cinco generales que pueden servir de punto de inicio y que tienen que ver con las principales preocupaciones de la sociedad civil, organizada y no.
En primer lugar, la seguridad y justicia, un asunto que ha dominado la agenda sobre todo en la Comarca Lagunera. Luego de los violentos años de 2011, 2012 y 2013, la situación se ha ido controlando poco a poco, así lo muestran los índices delictivos. No obstante, en los municipios de Gómez Palacio y Lerdo sigue siendo asignatura pendiente la creación de corporaciones policiales funcionales que permitan dar un mejor servicio a la ciudadanía. La debilidad institucional prevalece, lo cual es un factor de riesgo para que la seguridad vuelva a descomponerse.
En cuanto a la justicia, hasta ahora la Fiscalía del Estado no ha alcanzado los niveles de eficiencia prometidos y el nuevo sistema penal acusatorio apenas ha dado sus primeros pasos.
Un problema añejo de Durango es la pobreza, la cual, pese a la ingente cantidad de recursos invertidos en su combate, apenas si hay avances. Aunque de 2012 a 2014 la población en pobreza disminuyó en poco menos de 100,000 personas, Durango aún es de los estados más pobres del norte del país, con 43.5 por ciento de la población en esa condición. Una buena parte de esa población se encuentra dividida entre la zona indígena y los municipios de La Laguna.
En gran medida este problema tiene que ver con la falta de desarrollo económico, pero sobre todo, de un desarrollo económico equilibrado. En los últimos años se ha observado que, si bien la capital estatal ha visto crecer su dinamismo con inversiones importantes, otras regiones de la entidad se mantienen rezagadas. A excepción del agroparque inaugurado la semana pasada en Tlahualilo, una de las inversiones más grandes del país, el impulso se ha quedado en Durango capital.
Este fenómeno está relacionado con la inversión en infraestructura, en donde se aprecia de forma más clara el desequilibrio. Mientras en Durango es común ver cómo se desarrollan exitosamente proyectos de trascendencia, como el Centro Histórico, el Hospital 450 y el Centro Logístico e Industrial de Durango, en La Laguna se observan atrasos en obras importantes como el Hospital General de Gómez Palacio, los puentes Cárdenas-Falcón y Santa Rita -que apenas ha comenzado-, el Segundo Periférico -al que le acaban de quitar recursos para dárselos a una obra en la capital-, la pavimentación del Parque Industrial Lagunero y el mejoramiento en general de las carreteras de la región.
Por último, está el tema de la transparencia y rendición de cuentas, en el cual se ha desatado una controversia debido a la deuda que en diciembre del año pasado el gobierno estatal contrató sin informar en qué se utilizará el dinero que se obtengan de los créditos. Como ocurre en otras entidades en donde no se ha dado la alternancia en el gobierno estatal, la falta de contrapesos reales y el fuerte control que ejerce el partido en el poder han impedido la creación de un verdadero sistema de contraloría, con autonomía y eficiencia, que permita poner freno a los excesos y las discrecionalidades.
La agenda es clara, ahora falta ver cómo la hacen suya los candidatos y qué es lo que proponen para sacarla adelante en caso de ganar la gubernatura.
