En unos cuantos días Durango tendrá nuevo gobierno, al igual que los municipios de la Comarca Lagunera ubicados en esa entidad. En el caso del estado, se trata de un gobierno de alternancia por primera vez. En la región, no hay cambios de partido, aunque sí de grupos, sobre todo en las ciudades más pobladas, como los son Gómez Palacio y Lerdo. Ambos relevos por sí mismos representan una oportunidad de renovación política y abren la posibilidad a que se den las transformaciones necesarias para resolver los problemas que las administraciones salientes dejaron pendientes. Muchos de ellos, problemas que se vienen arrastrando desde hace lustros.
A nivel estatal, uno de los principales rezagos tiene que ver con el desarrollo económico. Durango sigue siendo considerada una de las entidades más atrasadas en este renglón, con una dependencia muy marcada aun del sector primario (agricultura, ganadería, minería y silvicultura) y un evidente estancamiento en la industria de transformación y de servicios. Además, como otras entidades, el centralismo persiste como uno de los grandes lastres a la hora de repartir la inversión pública productiva y a la hora de promover la inversión privada. He ahí que en regiones como La Laguna se acuse un notorio abandono en comparación con el apoyo que históricamente ha recibido Durango capital.
En materia de infraestructura, el principal reclamo tiene que ver con el estado que guardan las carreteras y la falta de más conexiones terrestres. Si bien la apertura de la supercarretera Durango a Mazatlán vino a acelerar y facilitar el traslado entre ambas ciudades y, sobre todo, a concretar una vía básica dentro del proyecto de corredor económico del norte, aún son necesarias otras carreteras, así como necesario es dar mantenimiento a las existentes.
La seguridad es un asunto inacabado. Es cierto que los índices delictivos han mejorado si se compara 2016 con 2013. No obstante, esta mejora se debe más a la intervención de las Fuerzas Federales y el desgaste de los grupos criminales que a la acción de las fuerzas estatales y municipales. La atención en las vicefiscalías continúa dejando mucho a desear y las policías municipales no han logrado ser eficientes y operativas en municipios como Gómez Palacio y Lerdo.
Además de padecer este problema en los dos municipios mencionados, los servicios públicos se mantienen como los principales dolores de cabeza de la ciudadanía. Es preocupante que hoy, a unos días de concluir las administraciones, pavimento y drenaje sean los reclamos constantes como al inicio del trienio. Los servicios que menos problemas han dado son alumbrado público y limpieza. Se espera que se mantengan así con las nuevas administraciones.
A la par de todo lo anterior, son varias las obras que quedan pendientes de concluir, como el puente sobre el río Nazas a la altura de la calzada Lázaro Cárdenas; el segundo libramiento y el puente en la carretera a Santa Rita; el parque La Esperanza; el Hospital General; el edificio anexo a Presidencia; la zona de conectividad; el Metrobús Laguna, entre otros.
Los nuevos gobiernos tienen ante sí la oportunidad de marcar la diferencia no sólo atendiendo los rezagos enumerados, sino también dotando de un proyecto de mediano y largo plazo a la entidad y a la Comarca Lagunera en el que el desarrollo sostenible y equilibrado de todos los municipios, la mejora de infraestructura y servicios públicos sean los ejes. Durango y La Laguna merecen ya incorporarse al progreso y bienestar que la ciudadanía demanda.