En la actualidad a nadie le queda la menor duda sobre el problema nacional de la educación insuficiente. Es el principio de un círculo vicioso que genera pobreza, esta desigualdad e inconformidad -entendible perfectamente-, intranquilidad, rebeldía social y finalmente bajos estándares de calidad de vida social.
Hay otras consecuencias, como falta de productividad, dependencia del extranjero y pobre creatividad e inventiva, quedando a merced de la ciencia y técnica de los países ricos con sus empresarios voraces. Sólo piense en la industria maquiladora local y el pobre papel que nos ha tocado jugar.
Así pues, la educación es la puerta de salida al problema de la pobreza mexicana.
La buena educación escolarizada genera potencialidades laborales en la productividad nacional, la inventiva y creación de empleos.
Este es un círculo virtuoso que se desarrolla en el largo plazo, razón por la que los politiqueros pierden interés en su promoción y sólo buscan los aparentes resultados del corto tiempo. Las consecuencias ya usted las conoce y sobran los ejemplos en nuestros estados federales.
Desgraciadamente el proceso educativo nacional está secuestrado por unos pocos, sindicalizados que sólo buscan el bien personal, luego el de su grupo y finalmente el incremento en sus cuotas de poder político.
Sin embargo, existen casos positivos, de educadores que tratan de cumplir con su misión de "sacar lo mejor de cada persona" para hacerla productiva socialmente, no sólo en lo económico, sino en los social y los estudiantes, particularmente los universitarios son capaces de identificarlos y reconocerles su esfuerzo.
Josué Hernández, presidente de la Sociedad de Alumnos de la UAL, tomó la palabra durante el festejo del Día del Maestro, celebrado hace dos años, para agradecer a sus profesores y les dijo:
"Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida. Séneca".
"Rector de la universidad, directivos, muy queridos profesores":
"Es un gran honor para mí estar aquí, ante ustedes, ya que siempre es importante hacer una pausa en el camino para reconocer la gran labor que todos ustedes desempeñan: Educar…"
"Educar en su sentido más puro, más noble, más humano".
"Un profesor representa una de las figuras más trascedentes en nuestra etapa de formación, ya que no sólo es quien imparte una cátedra sino es aquella persona que deja un poco de sí mismo, de sus experiencias, de su conocimiento, de la trayectoria que lo ha llevado hasta ese honorable lugar".
"Ser profesor no es una tarea sencilla; de hecho, es una labor que va más allá de las aulas y que requiere de una ardua preparación, pero sobre todo, de un gran sentido de vocación y pasión por lo que hace".
"Estén ustedes conscientes que son creadores y consolidadores de sueños; ustedes son quienes nos invitan a plantearnos nuevas metas, metas más altas que las anteriores; a superarnos y salir adelante; a tener esa hambre de conocimiento que tanto caracteriza a la juventud, jóvenes como nosotros a quienes pueden convertir en hombres y mujeres de bien, comprometidos con su sociedad, con sus semejantes y su país".
"Una gran responsabilidad ha sido conferida en ustedes, profesores, al formar el presente y futuro de personas que con su actuar vamos a trabajar por sacar adelante esta nación".
"Y para ello les comparto un pensamiento de nuestro conferencista magistral Armando Fuentes Aguirre Catón -recientemente había sido invitado a hablar ante la comunidad educativa: → Ser maestro es un hermoso privilegio, con tu palabra y sobre todo con tu ejemplo puedes tocar muchas vidas y dejar en ellas algo de la tuya".
"→ Si logras que tus alumnos te recuerden con agradecimiento, habrás conseguido una muy bella forma de inmortalidad→ ".
"Felicidades maestros; gracias por hacernos crecer; gracias por hacernos soñar; pero sobre todo, gracias por ser partícipes de la realización de nuestras metas".
Los aplausos no se hicieron esperar; el orgullo y la alegría de los profesores que se sentían reconocidos era evidente en sus caras y tengo la plena seguridad de que ese estímulo los impulso, no sólo a seguir adelante, sino a esforzarse por mejorar más con base en el estudio y la mejor intencionalidad. Si eso pudiéramos decir de todos los profesores de México, otro país tendríamos.
Pero nuestra inconformidad se incrementa cuando volvemos la vista al sureste de México, la región más pobre de nuestro país y vemos las tristes condiciones en que se encuentra su sistema educativo y la pésima aplicación que hacen los pseudotrabajadores del área impartiendo clases.
Al inicio del "Diálogo" escribí sobre los círculos viciosos que padecemos y no puedo dejar de pensar que les sucede a los más pobres, muchos de ellos indígenas, abusados por unos cuantos y ante nuestra indiferencia. ¡Felicidades a los profesores con vocación!
ydarwich@ual.mx