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Educar es amar

M.E. Daniela Bermúdez Flores

¿Invierto en educación privada para mi hijo o aprovecho la educación pública? (parte IV)

En las columnas de las semanas pasadas, fueron explicadas nueve diferencias entre preescolares públicos y privados: 1) los horarios, 2) los días efectivos de clase, 3) los libros, 4) el énfasis por el logro de aprendizajes relacionados con el lenguaje escrito, operaciones matemáticas y un segundo idioma, 5) exámenes, 6) instalaciones, 7) consejos escolares, 8) número de alumnos y 9) sistematización del trabajo. En esta ocasión, el escrito explica la décima diferencia y aporta conclusiones al respecto.

10. - Cuotas escolares: A pesar de que la fracción cuarta del Artículo 3º Constitucional señala que toda la educación impartida por el Estado será gratuita y además una de las modificaciones en el 2013 añade garantizar "Calidad en la Educación" mediante materiales e infraestructura adecuados, entre otros aspectos (Diario Oficial de la Federación, 2013), en la práctica aún no existe el recurso necesario para hacer realidad la implementación. Si bien, existen programas federales o estatales a los que la escuela puede acceder mediante proyectos elaborados por docentes directivos y comités de padres, no todas las escuelas son beneficiadas. Por lo tanto, resulta absurdo hasta para los mismos padres de familia anular las "aportaciones voluntarias", ya que conocen las necesidades de la escuela (desde limpieza y mantenimiento hasta impresión de certificados o papelería para requerimientos administrativos) y que el Estado únicamente cubre los sueldos docentes. Incluso, en algunas escuelas, siguiendo el enfoque de democratización en las decisiones, son los mismos Comités de Padres quienes mediante asamblea establecen el monto de la cuota, la recaban y administran supervisados por el director. Por lo tanto, la diferencia no radica en que la escuela pública no necesite aportaciones por parte de los padres, la distinción reside en el monto, ya que en la escuela privada el pago de las colegiaturas debe cubrir la totalidad de las necesidades del plantel para su adecuado funcionamiento.

Finalmente, para dar respuesta breve a la pregunta inicial de ¿qué es lo que distingue un jardín de niños público de uno privado? La distinción principal no radica en los maestros, los padres de familia, los materiales, el número de alumnos, las cuotas o las instalaciones, es toda una estructura que impacta en cada uno de estos aspectos y en la función principal de la escuela: el logro de aprendizajes. Según resultados de pruebas estandarizadas como EXCALE (Exámenes para la Calidad y Logro Educativo) aplicadas en última ocasión en 2011, los alumnos de preescolares privados mostraron porcentajes más altos de aprendizajes en los campos de lenguaje y comunicación y pensamiento matemático (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, [INEE] 2011).

Como docente y directivo de ambos sistemas, mi experiencia coincide con los resultados emitidos por el INEE, ya que a pesar de emplear la misma metodología y técnicas de enseñanza, en diez años de experiencia los porcentajes de logro educativo entre la escuela pública y privada no son equiparables. Si bien no es conveniente radicalizar, probablemente la superioridad en los resultados de la escuela privada está influida por algunas diferencias explicadas en la columna como la prestación de un servicio más constante durante todo el ciclo escolar, grupos con menor número de alumnos y el trabajo mayormente sistematizado, entre otros posiblemente no analizados en la columna.

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