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Educar es amar

M.E. Daniela Bermúdez Flores

  Mi hijo de preescolar, ¿necesita atención especial para desarrollar su lenguaje?

El lenguaje es una habilidad de orden superior que el ser humano adquiere mayormente por inmersión en un ambiente, es decir, el uso de la palabra fluye indiscriminadamente alrededor de él. Aunque hay otros factores y teorías acerca de la adquisición del lenguaje (Secretaría de Educación Pública, SEP, 2005), todas ellas están relacionadas con la exposición del ser humano en un contexto en el que otras personas utilizan la lengua hablada de forma total y global (no fragmentada) para relacionarse y resolver situaciones de su vida diaria.

Si el medio en el que el niño se desenvuelve no le proporciona suficientes oportunidades para hacer uso del lenguaje, el proceso de demostración (más no de adquisición), llevará más tiempo. Es decir, el niño tal vez comprenda la utilidad del lenguaje y el significado de los vocablos, pero no ejercitará su capacidad de comunicarse mediante la simbolización de pensamientos en palabras por que no le es indispensable para desenvolverse en ese ambiente.

Necesitar una habilidad reta al pequeño a buscar estrategias para desarrollarla. Godman (como se cita en SEP, 2005, p.150) señala que "[e]l poder personal de crear lenguaje está marcadamente determinado por las necesidades sociales de comprender a los otros y de hacerse entender por ellos y, además, el lenguaje de cada individuo entra pronto en las normas de lenguaje de la comunidad". Por ejemplo, si el niño necesita alcanzar algún objeto, la primera opción será aquella que le represente menor esfuerzo: una mueca, un sonido, estirar su mano o la combinación de ambas. Si con estas estrategias, el infante logra su objetivo, en una segunda opción repetirá la conducta, ya que el cerebro tiende a "automatizar al máximo y a deducir en base a nuestras experiencias pasadas…" (Casafont, 2014). Es decir, su estrategia ha tenido éxito, por lo que la utilización del lenguaje queda descartada. Una circunstancia distinta es aquella en la que el menor es orillado a hacer uso de la palabra. Igualmente, sus opciones serán aquellas habilidades que domina como apuntar, lloriquear o hacer sonidos guturales, pero si no obtiene el objeto deseado, tal vez oriente sus esfuerzos a tratar de satisfacer su necesidad usando el lenguaje.

Entonces, cuando un niño ingresa al preescolar y su lenguaje aún es reducido y poco entendible: ¿es necesario brindarle atención especializada como terapias de lenguaje? Es muy probable que no: "[h]ay quienes a los tres, cuatro o cinco años se expresan de una manera comprensible y tienen un vocabulario que les permite comunicarse, pero también hay pequeños que en sus formas de expresión evidencian no sólo un vocabulario reducido, sino timidez e inhibición para expresarse y relacionarse con los demás. Estas diferencias no se deben necesariamente a problemas del lenguaje, porque la mayor parte de las veces son resultado de la falta de un ambiente estimulante para el desarrollo de la capacidad de expresión" (SEP, 2011).

En el preescolar, es posible detectar a los pequeños que probablemente no fueron incitados suficientemente al desarrollo del lenguaje. Sus palabras son parecidas a las de un bebé que comienza a articular frases sencillas. Además, solicitan objetos sólo parándose frente a la educadora y demostrando con algún ademán su necesidad (brincando si necesitan ir al baño, estirando el brazo que sostiene su bebida cerrada para que sea abierta, aspirando fuertemente mucosidad para ser limpiados, entre otras). Empero, si un aprendizaje esperado en la etapa preescolar es que el niño"[u]se el lenguaje para comunicarse y relacionarse con otros niños y adultos dentro y fuera de la escuela", la docente deberá propiciar la utilización de la palabra desde acciones tan sencillas como ignorar su necesidad si no es solicitada oralmente hasta involucrar al niño en eventos comunicativos orales en donde pueda expresarse ante varios receptores para brindar información, opinar o resolver conflictos.

En conclusión, si un niño de preescolar de tres o cuatro años no muestra el nivel de desarrollo esperado en su comunicación verbal, es necesario que antes de someterlo a terapias de lenguaje evalúe las oportunidades que ha brindado en casa para que el niño adquiera esta habilidad; tal vez no son suficientes (resuelven las necesidades del niño sin que él lo pida o no le permiten expresarse) o no son las adecuadas (imitan a un bebé o un niño pequeño cuando conversan con él). Además, es conveniente esperar a que el niño inmerso recientemente en un nuevo orden social, como lo es el jardín de niños, enriquezca su capacidad del habla mediante las nuevas oportunidades que éste le brinde para expresarse.

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