"Los niños de ahora"
"Los niños de ahora" es una frase que he escuchado desde que yo era "niña de ahora".
Generalmente, las personas mencionan este enunciado para resaltar habilidades o actitudes de los niños que ellos no recuerdan que anteriormente tuvieran.
En este agosto de 2016, cumplí 10 años como educadora. Hoy puedo hablar de dos generaciones. Recordando a mis exalumnos, me doy cuenta que los niños realmente no han cambiado mucho. No noto diferencia en las actitudes naturales de los infantes ni mucho menos en sus habilidades intelectuales. En cada salón, había un niño travieso, otro muy precoz, uno muy tranquilo, uno muy tímido, uno muy inteligente, uno muy irrespetuoso, uno muy berrinchudo, un adulto en un cuerpo de niño, entre otros.
Y si me remonto a mis tiempos de estudiante, así estaban también conformados mis grupos escolares.
En lo que he notado un cambio bastante perceptible, es en la forma de educar o tratar a los niños por parte de madres y padres de familia. Aunque también hace diez años existían entre las madres de familia una muy estricta, una muy laxa, una muy sobreprotectora, una muy ambivalente, una muy equilibrada, hoy hay cada vez más madres de familia que muestran una debilidad en la firmeza para educar a sus hijos. Conversaciones que me permiten darme cuenta que los pequeños muchas veces son opresores en casa: el niño ordena y no son sujetos de un método correctivo, al contrario, la actitud del infante es un justificante para que la madre o el padre hagan o no cierta acción.
Por tales motivos, considero que las madres son las que han cambiado. No generalizo, pero hoy más que hace diez años existen en mis grupos escolares madres que retan las sugerencias del educador antes de cuestionar su propio estilo de educar. Brindo un ejemplo:
- "Miguel, recoge tu mochila" (Miguel ignora el llamado de la educadora).
- "Miguel, es la segunda vez que te digo, recoge tu mochila, recuerda que otros pueden tropezar si la dejas en el suelo" (Miguel continúa jugando con algún objeto).
- ¡No lo voy a hacer! (Usando un tono de voz alto y con una mirada retadora).
- "Estás en un salón donde debes respetar las reglas que todos establecimos. Las mochilas tienen un lugar".
- ¡Me rehúso a hacerlo, no lo haré! (utilizando el grito y palabras propias de un adulto).
Actitudes similares son comunes y constantes en algunos alumnos. Lo preocupante es que cada vez hay más madres de familia que al ser informadas, buscan una justificación para el comportamiento de sus hijos y comienza a culpar a otros: "Es que dice Miguel que usted le grita y que sólo a él le pide que recoja la mochila"; "lo que yo hago es explicarle con mucho cariño o prometerle algo"; "es que cuando se pone así le hablo a su papá"; "es que otros niños le pegan y lo molestan, por eso llega de malas y ya no quiere venir".
Algunas "madres de ahora" no pueden decir un "hoy no" a su hijo, viven jornadas agotadoras por las exigencias de los pequeños, les dan cuentas y explicaciones sin ser necesario, dudan en cómo actuar frente a los niños en circunstancias en que éstos extralimitan sus derechos, temen delegarles responsabilidades, catalogan algunas obligaciones de los menores como exacerbadas, consideran al niño muy pequeño para portar una mochila, pero lo bastante grandes para imponer sus reglas o involucrarse en platicas de adultos.
Estas actitudes de la madre de familia son una muestra evidente de la configuración de un pequeño tirano: aquel niño que a pesar de conocer las reglas sus consecuencias y éstas han sido explicadas y experimentadas, decide quebrantarlas sin importarle el bienestar de los demás y muchas veces ni el del mismo. Aquel menor que emplea el grito, llanto, argumentos utilizando frases o palabras propias de personas mayores (pero igualmente inválidos), chantajes, amenazas, patadas, mordidas, faltas de respeto, entre otras, para lograr sus objetivos.
Es por eso que cada vez que escucho "niños de ahora" yo entiendo más bien "madres de hoy", cuyo estilo de educación ha tenido consecuencias en los comportamientos y actitudes de la niñez actual.