¿Por qué mi hijo parece no aprender?
Hoy, inicia uno de los propósitos de mi desempeño como directora, educadora y catedrática durante 10 años: compartir lo aprendido. Soy Daniela Bermúdez Flores, Maestra en Educación, Lic. Educación Preescolar y en Ciencias de la Información y les doy la bienvenida a esta columna semanal sobre educación dirigida a padres de familia. Comenzamos.
El ciclo escolar está por terminar. Los maestros, alumnos y padres de familia comienzan a prepararse para exámenes finales. Pero, más que el resultado de una prueba, ¿los niños han logrado los aprendizajes necesarios para continuar sus estudios? Padres y docentes inician una preocupación que desemboca en presión para los estudiantes.
En ocasiones, los profesores hostigan a los tutores, y en otras, los educadores fuerzan el proceso de aprendizaje en los alumnos.
Sin embargo, este estrés generado tanto en maestros, padres y pupilos está lejos de ser beneficioso para los actores en cuestión. Por el contrario, puede inhibir el desarrollo de habilidades o adquisición de conocimientos por parte del alumnado al afectar su autoconfianza.
Surge entonces la interrogante, ¿cómo puedo ayudar a que mi hijo egrese apto para su futura vida escolar? Aunque la estimulación (mas no motivación, ya que ésta es interna) para el aprendizaje de áreas específicas, sí depende en gran medida del medio ambiente y del trabajo de quienes atienden su desarrollo, si el padre observa que el niño no avanza, puede deberse a distintos factores.
Para ello, conviene considerar el desempeño del "triángulo del aprendizaje": a) maestro, b) padre y c) alumno.
A) Para evaluar al primer agente - el maestro - (sin estar en su clase), es pertinente hacer las siguientes interrogantes: ¿llega el niño con notas sobre la disposición que muestra para aprender?, ¿qué tan frecuente lleva tarea y qué tan constante el docente la revisa?, ¿qué tan continuamente el profesor evalúa y retroalimenta a los padres sobre los avances de sus hijos? Si el maestro logra lo anterior, la estimulación escolar es pertinente.
B) Ahora es importante valorar a los padres con las siguientes preguntas: ¿dedica el tiempo necesario para guiar a su hijo en sus tareas de forma paciente?, ¿apoya el trabajo del profesor y sigue sus orientaciones?, ¿lleva a su hijo a la escuela con regularidad? Si las respuestas son afirmativas, entonces los tutores realizan su parte del proceso.
C) Por último, es oportuno estimar al alumno, para lo cual, sirven como guía las siguientes cuestiones: ¿las evaluaciones sobre la disposición al trabajo y conducta de mi hijo son favorables?, ¿muestra entusiasmo por asistir a la escuela, aprender y presentar sus tareas? Si la solución de las interrogantes previas es un sí, el niño también está comprometido con su aprendizaje.
Entonces, ¿por qué parece no aprender?, ¿por qué sus calificaciones son bajas?
La respuesta es porque cada niño lleva tiempos distintos para asimilar el conocimiento. No siempre se da una evolucionen en el aprendizaje de manera paulatina. Hay ocasiones que de una buena vez y gracias al constante trabajo, el niño comprende y llega el "insight" (entendimiento y apropiación del conocimiento). Es cuando comúnmente decimos "no se en que momento aprendió si parecía no entender". Es ese "dio el salto" tan mencionado por padres de familia y docentes.
A veces, tanto profesores como tutores cometen el error de presionar al niño y "darle" todo el conocimiento desglosado. Es como si una mamá con el afán de que el hijo asimilara todos los alimentos deglutiera la papilla por él y el niño quedara nutrido. Obviamente, no es así. Por más que uno le dé los alimentos molidos, es su propio organismo que los asimila, hace que los nutrientes entren a la corriente sanguínea y los aproveche para su crecimiento. El papel del padre es sólo proveer esos alimentos.
Lo mismo pasa con el aprendizaje. El rol del educador y del padre es brindarle e involucrarle en experiencias de aprendizaje. Sin embargo, a pesar del esfuerzo de padres y maestros por desmenuzarle conceptos, ninguno puede hacer que el alumno aprenda, ya que este proceso es interno, al igual que la nutrición.
Por lo tanto, no se preocupe si el niño a pesar del esfuerzo de todo el "triángulo del aprendizaje" no aprende a leer y escribir o sumar y restar cuando uno quiere, tarde o temprano lo hará. Evite la presión que siente por conseguirlo antes de cierto tiempo y el daño a la autoestima y estabilidad del menor. Recuerde las diferentes edades en que sus hijos comenzaron a hablar o dejaron el pañal, lo cual no tenía relación con su capacidad (y ninguno quedó sin lograrlo), simplemente tienen tiempos distintos para mostrar su progreso, periodos que deben ser respetados, aceptados y valorados.
Espero que este ensayo haya sido de su interés. Sígueme en Facebook: /Mtra.DanielaBermudez/ y dame tu opinión.
Por: M.E. Daniela Bermúdez Flores