Dispendio. El uso de recursos materiales y humanos se convierte en dispendio cuando se trata de falsas alertas o bromas a los servicios de emergencia. (ARCHIVO)
El 58.4 por ciento de todas las llamadas que se hicieron al servicio de emergencia 066 el pasado mes de marzo en la Zona Metropolitana de La Laguna fueron bromas, y sólo una tercera parte correspondió a hechos reales en los cuales se requirió del auxilio policiaco, en forma directa o indirecta.
Los Centros de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo, mejor conocidos como C-4 con base en Gómez Palacio y Matamoros, recibieron en total 62,569 llamados telefónicos, pero de éstos, 36,572 se hicieron con la intención de vacilar o simplemente, marcaron y colgaron.
De ese total, sólo 19,254 fueron producto de sucesos reales mientras que otras 6,743, es decir, un 10.8 por ciento, correspondieron a personas que pedían información sobre la ubicación de la presidencia municipal o alguna dependencia, cómo o dónde efectuar un trámite o hasta otros números telefónicos.
La situación es mucho más grave si se revisan, por separado, los registros del C-4 de Gómez Palacio, de cuyo total de 25,038 llamadas telefónicas sólo 1,110 -apenas poco más del cuatro por ciento- tuvieron que ver con casos reales y 20,454 fueron producto de bromas.
En el caso del C-4 ubicado en el municipio de Matamoros el comportamiento fue un poco distinto, pues de un total de 37,531 llamadas, 16,118 se hicieron para vacilar.
"Esto nos debe preocupar y es fundamental que como sociedad tomemos consciencia de todo lo que implica", dijo el responsable del Mando Especial en La Laguna, General Juan Manuel Díaz Organitos, al destacar que es un aspecto fuera de todo alcance de la autoridad.
Y es que según refirió, cada llamada de emergencia implica el uso de unidades, gasto de combustible y empleo del personal que, cuando se trata de bromas o falsas alertas, se convierte en un dispendio de todos estos recursos que debieran estar concentrados en preservar la seguridad ciudadana.
Se ha notado que en vacaciones escolares la práctica aumenta, pues con regularidad son niños quienes levantan la bocina, marcan y cuelgan.
"En una visita a uno de los C-4 comprobé que en tan sólo un minuto entraron cuatro llamadas de ese tipo", señaló Díaz Organitos.
Es entonces cuando el tema de la judicialización de esta conducta sale a relucir, ante la complejidad de comprobar quiénes incurren en ella, aportar los documentos, evidencias y argumentos para sancionarla. Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Durango, sólo un caso ha llegado a juicio para tratar de encontrar un castigo al responsable.
Por ahora, las autoridades le apuestan más a que la ciudadanía tome consciencia, participe y colabore con las autoridades y en la medida de lo posible, evite caer en esta práctica.
En cifras
Abundan las bromas y falsas alertas.
⇒ En el C-4 de Gómez Palacio se recibieron 25,038 llamadas
⇒ Al C-4 de Matamoros ingresaron 37,531
⇒ Casi el 60% fueron bromas