"Los chinos no están preocupados por Trump."
Niall Ferguson
Ra inevitable. La elección de Donald Trump dominó buena parte de las discusiones en la Ciudad de las Ideas, este pasado fin de semana. Pero no fue sólo en el panel sobre el tema en el que participaron, entre otros, el secretario de hacienda, José Antonio Meade, y el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle. El asunto salió a relucir también en las presentaciones artísticas, como la de la cantante californiana Butterscotch o el grupo Santa Cecilia, y en las científicas. No faltó entre los estadounidenses uno que ofreció una disculpa a México y el mundo por la elección de Trump.
Si bien varios participantes manifestaron la dificultad de saber realmente qué hará Trump como presidente, John Díaz, el editor de la página editorial del San Francisco Chronicle, advirtió que las primeras designaciones del equipo de trabajo del presidente electo lo hacen pensar que las peores pesadillas sobre el gobierno de Trump se harán realidad.
Sin embargo, el historiador escocés afincado en Estados Unidos, Niall Ferguson, ofreció una visión menos pesimista. Durante la campaña Ferguson mantuvo una posición crítica hacia Trump y señaló que una victoria del multimillonario sería equivalente al "Brexit" al que él se opuso. Pero también cuestionó el programa de Hillary Clinton, que describió como más gasto, más impuestos y más regulación.
En Puebla Ferguson señaló que el gobierno chino no muestra los temores de México sobre Trump. Dijo que acababa de llegar de Beijing donde tuvo contacto con funcionarios de alto nivel quienes le dijeron que están acostumbrados a que en todas las campañas en Estados Unidos los candidatos se dediquen a lanzar amenazas contra China, las cuales al final no cumplen.
Para explicar el resultado electoral, Ferguson proyectó un mapa de los Estados Unidos con colores que distinguían las zonas que habían votado por Clinton y por Trump. En el mapa quedaba claro que el voto por Hillary se concentró en unas cuantas zonas urbanas muy pobladas en las costas, mientras que el de Trump se extendió por toda la Unión Americana. Llamó a las zonas que votaron por la demócrata "el archipiélago de Clinton" y añadió en son de broma: "Cuando ve uno este mapa, entiende uno por qué Trump no cree en el calentamiento global. Cuando suba el nivel del mar, el archipiélago de Clinton quedará bajo las aguas."
Ferguson señaló que los medios de comunicación y los especialistas nunca entendieron el atractivo de Trump ante los electores porque viven en pequeñas burbujas aisladas del resto del país. Si se habla con la gente del pueblo, esa que los grupos progresistas de las costas pretenden representar, se da uno cuenta de lo arraigado de la popularidad de Trump.
Meade, quien ha sido secretario de Relaciones Exteriores y Desarrollo Social además de secretario de Hacienda en gobiernos de dos partidos diferentes, reiteró su mensaje de que la economía está bien preparada para aguantar las posibles políticas de Trump. Pero advirtió que México debe fortalecer no sólo sus finanzas sino sus programas sociales.
Trump, por supuesto, no va a desaparecer pronto del mapa. Nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán las políticas que impulsará, pero se verá obligado a cumplir cuando menos algunas de sus principales promesas de campaña. Quizá los chinos no se preocupan, porque han construido una economía fuerte. Nosotros, los mexicanos, sabemos que nuestro país tiene demasiadas debilidades que nos hacen presa fácil del populismo.
Con las elecciones del 8 de noviembre, ocho estados en la Unión Americana permitirán el consumo legal de marihuana para uso recreativo y 28 estados como medicamento. Será un absurdo mantener en México la prohibición con esta nueva situación en el país que nos presionó originalmente para adoptarla.
Twitter: @SergioSarmiento