Ahora que viene a México el jerarca de la iglesia católica, me ocuparé de Messi y sus discípulos. Incrustado en un sistema mundial en donde cada vez es más común que niños latinoamericanos y de otros continentes migren con la ilusión de mantener a sus padres a través de sus piernas, Lionel Andrés bien representa un modelo de éxito de sustitución de importaciones. En Europa dejaron de llevar granos y café; en el Siglo XXI a través de "visores" en todos los continentes, se dedican al negocio de las piernas casi recién destetadas, teniendo hasta un reality show y otras estrategias donde parece más que se busca vender un Playmóvil que a un niño de 10 ó 12 años, como lo ha documentado el periodista chileno Juan Pablo Meneses.
PRIMERA LECTURA
En aquellos tiempos, el pequeño Leo supo lo que era sentirse una pulga. Cuando parecía que una enfermedad no le dejaría otro opción que intentar triunfar en el hipódromo, el niño se creció ante el castigo de su enfermedad hormonal. Si en los primeros años el físico no le ayudaba, parece ser que su espíritu tenía lista la maleta para marcharse de casa y no volver hasta resucitar la economía familiar.
SEGUNDA LECTURA
Desde sus primeros momentos en La Masia, mostró que el sacrificio tendría resultados: honró a su padre y a su madre a base de goles y euros.
Después de tiempo, como Juan El Bautista, Maradona lo nombró su sucesor; menuda cruz le puso al hombro. El hombre que afirmó que su mano a veces ha sido la mano de Dios, haciendo trampa a los dueños de las máquinas de vapor y de una que otra isla, es el mito de una religión lúdica y la inspiración del nuevo niño prodigio.
El ahora diez de la albiceleste se declaró maradoniano; mientras su principal perseguidor es un tal Cristiano.
SERMÓN
Como pocos fenómenos en el mundo, el futbol es una práctica que despierta un sinnúmero de "teóricos" de la subjetividad. El futbol tiene entre sus comentaristas y seguidores, una basta comunidad de intérpretes de la física cuántica: un milímetro más y es gol; del azar: portero sin suerte no es portero; de la predestinación estadística: ya nos toca ser campeones; o de la divinidad: Dios no quiso que entrara.
En base a mitos, ritos y seguidores (que entran y salen del orden de lo sagrado), a lo ancho del mundo, los futbolistas y sus seguidores se encargan de hacer de un juego una práctica ritualizada, un juego profundo, como diría Clifford Geertz sobre la pelea de gallos en Bali.
Por ejemplo, en México, la afición a las Chivas del Guadalajara, a través de la identificación con ciertos imaginarios de mexicanidad, construyen una idea de comunidad que se imagina unida por la pureza de sangre: jugadores nacidos en México; así como a través de múltiples identificaciones que evocan a la dicotomía de ellos y nosotros. En un juego de palabras, el antropólogo Andrés Fábregas, señala que esas cosas hacen que Las Chivas encarnen Lo sagrado del rebaño, siempre bajo el manto de La Generala, (La virgen de Zapopan), cuando se trata de identidad regional, y la de Guadalupe cuando se construye la idea de nación.
Ahora bien, a pesar de que en Argentina y en todo el continente, se incrementa la problemática del tráfico de piernas de infantes, parece que a ciertos fanáticos y parte de la prensa "especializada" poco les importa que eso sea un asunto urgente de visibilizar; lo siguen viendo como una anécdota de guión cinematográfico: Rudo y cursi.
Por su parte, Messi sigue siendo un hombre agobiado; sin reparar que es un mortal "más" y puede fallar, sus propios compatriotas lo han agredido hasta sacarlo de su melancolía acostumbrada.
AVISOS PARROQUIALES
María es el segundo nombre de su madre. Su padre fue obrero no carpintero. Si Pelé es considerado el Rey, y Diego es un Dios, el nacido en Rosario -hasta en el nombre lleva la penitencia- parece que está condenado a ser el que cargue con las frustraciones y los tangos de una parte de su pueblo.
Según la prensa, Lionel es de otro planeta, no es de este mundo, por consecuencia, las alabanzas no cesan en cada semana. Sin embargo, de no ganar un mundial, seguramente será crucificado por fanáticos y detractores, que condenan la derrota en una cancha, pero nada dicen sobre el tráfico de niños en el nuevo mercado de piernas, que sueñan ser como Lio y terminan en un lío, económico y emocional.
Lleva ya dos caídas. Espero que el próximo mundial no sea el Calvario del Messías.
SOBRE EL AUTOR
Jorge Alberto Meneses Cárdenas es profesor e investigador en La Universidad del Mar, en Huatulco. Estudió la licenciatura en antropología social en la ENAH y la maestría en sociología política en el Instituto Mora. Entre sus cursos impartidos están los de antropología del futbol.