El camino hacia el arte
La belleza con la cual están relacionadas las artes puede volverse objeto de diversos estudios, no sólo aquellos en los cuales se observe la técnica con la cual han sido realizados. Las artes pueden fungir como catalizador ante la reflexión de aspectos más profundos y quizá más complejos que el ser humano plantea en torno a su apreciación.
La bondad, el ser, la libertad, la fe, entre otros temas pueden ser evocados cuando se está contemplando una obra de este tipo, el dejarse llevar por las percepciones que emanan de ellas puede convertirse en un ejercicio de meditación, esta situación puede ocurrir en cualquier de las corrientes y disciplinas artísticas que se conocen, sin embargo el arte religioso encamina al espectador precisamente a eso, ser un medio por el cual se experimente la sublime belleza de aquello que está más allá de humanidad.
En primera instancia el arte Sacro y el arte religioso no son lo mismo, pese a que la diferencia entre ambos términos se presta a la confusión. El primero representa la fe y la forma en que se honra a Dios con fines litúrgicos -Entendido desde el catolicismo mediante el Sacrosanctum Concilium, es también una forma en que se puede evangelizar- mientras que las obras de arte religioso únicamente se diferencian por no ser empleadas durante el culto.
En este tipo de arte se encuentran dos puntos interesantes de analizar, por su parte las artes clásicamente pretenden lograr el punto culmen de la belleza de aquello que se plasme y el representar imágenes de lo divino implícitamente contiene una exaltación de esa belleza, ya que es algo que trasciende la humanidad y por tanto lo que se entiende como sublime.
Es esta combinación la que permite no sólo lograr el entendimiento -en la medida humana- de aspectos relevantes de la espiritualidad, también faculta a quienes se interesan por saber la forma en que se han instruido las creencias religiosas a los fieles.
El Cristianismo ha sido a lo largo de la historia un eje fundamental de la difusión de este tipo de arte, ya sea en las construcciones o en la ornamentación de dichos templos los estilos que ha tomado para estos fines son variados y dependen en gran medida del lugar en que se encuentran y las características de las personas a las cuales va dirigido, pero también existe el musulmán y tibetano-budista, por lo que el concepto de arte Sacro es más amplio aun de que se pude imaginar principalmente por la filosofía de las creencias que ello representa.
Si bien, en esta ocasión el arte se pone al servicio de un fin diferente que sólo el estético, también es importante mencionar que esta situación favoreció en gran medida el campo general de las artes, ya que quienes encargaban obras para recintos como son los templos generaron un gran auge, ejemplo de ello lo que ocurrió en el renacimiento del mismo modo que permitió que artistas destacaran por su habilidad no sólo en composición religiosas, también para que exploraran otras temáticas que son de igual valor artístico.
El arte religioso o Sacro, pone sobre una perspectiva de análisis rica en contenido lo que representa el arte y aquello superior al ser humano, pone lo sublime de ambos puntos en una misma óptica que desde el autor refleja la forma en que se entiende la espiritualidad en una sociedad y en un tiempo determinado.