El camino hacia el arte
Arte, diseño, estética, producción o utilidad son elementos que integran una compleja área denominada diseño. Esta cumple con múltiples funciones que responden a los requerimientos de la vida cotidiana, en apariencia sencillos, pero que requieren un sustento técnico e intuitivo con respecto a las necesidades que ha de cubrir.
Sin embargo, el diseño cuenta con antecedentes que han nutrido su desarrollo y actualmente le brindan el soporte que le hacen reconocerle no sólo por su calidad, también por el impacto perceptual que generan los productos con estas características en los espacios en los que están distribuidos.
Específicamente, el diseño alemán cuenta con una amplia aceptación por lo cual su valor ha ido en aumento, aunque para que esto haya sucedido ha sido necesaria una trayectoria de evolución que se dio con gran auge en el siglo XX; La Deutscher Werkbund fue una asociación de artistas, arquitectos e industriales de Múnich que pretendía conjuntar sus habilidades para generar productos diversos -desde cojines hasta ciudades, dictaba su lema- de calidad y que estuviesen a la altura de los que se ofrecían en otras partes del mundo, todo bajo estándares claramente definidos. Una de sus prioridades era formar parte de la actualidad del uso de las máquinas.
Podemos destacar de esta asociación, que fue miembro Walter Gropius, quien contribuiría a la fundación de la afamada Bauhaus Institución que se dedicó a brindar formación artística y científica, además de que quienes impartían clase en sus aulas gozaban de reconocimiento en su área de trabajo como Kandinsky, Klee o Feininger. Quienes aparte de desarrollar su obra también generaron teoría que después sería uno de los pilares de dicha institución, del mismo modo que contó con alumnado mixto en proporciones casi similares.
Por otra parte, La Escuela Superior de Proyectación -también conocida como la Escuela de Ulm- en la cual se instruía por un período de cuatro años sobre Comunicación Visual, Diseño Industrial, Construcción, Informática, y más tarde de Cinematografía.
Un eje similar en estas dos últimas instituciones fue la amplitud de campos del saber con el que contaban sus planes académicos, por lo cual el alumno tenía la posibilidad de comprender un panorama que no solo recurría a los aspectos técnicos, en el caso de la Bauhaus eran los dos polos de ciencia y arte entre los que se encontraban como intermedios: la filosofía, psicología, música literatura, higiene, anatomía, física y química, biología, deporte, sociología, entre otros. Mientras que en la Escuela de Ulm combinaba materias similares según los requisitos de cada campo, por ejemplo arquitectura compartía filosofía con diseño del producto y esta compartía psicología con comunicación visual.
En términos prácticos puede que estos detalles de la forma de enseñar parezcan meros acuerdos de la administración de la enseñanza. Pero el considerar aspectos humanistas con técnicos enfocados en la solución de problemas resuelve la necesidad primordial para aquello que son empleados y también genera un sentido de utilidad y valor a quien los hace, no por el mero hecho de satisfacer una demanda, sino también por conocer las implicaciones de esa demanda a varios niveles de trascendencia.
Quizá estas decisiones de generar una formación holística hayan generado sus frutos en su momento, pero gran parte de su importancia se encuentra en que durante aproximadamente un siglo se estuvo en un período de preparación y actualmente vemos que el diseño que inicio en estas escuelas conserva su esencia y ha ido en evolución, generando nuevos aportes y respondiendo a las necesidades de un mundo cambiante, pero con intacto sentido de la calidad y la versatilidad.