Si buscamos el hilo que nos permita entrarle a la madeja que representa el desorden hidrológico en las ciudades, quizá podríamos aceptar que una de las puntas se encuentra en la cuenca alta, responsable de una de las causas del caos urbano, particularmente en los sitios de conexión intermunicipal, y sobre todo en aquellos lugares donde ocurrieron inundaciones y subsidencias (hundimientos de suelo que en ocasiones terminan en accidentes).
Es el punto de la cuenca más alejado de nuestras ciudades, pero estrechamente vinculado por el agua que finalmente pasa por los canales que atraviesan las ciudades y que ocasionalmente también pasa por el lecho seco del Río Nazas.
Una referencia que puede ser útil para tener una idea clara de lo que pasa con la hidrología de una ciudad es revisar aunque sea de forma breve, lo que sucedería si nuestra cuenca fuera manejada ecológicamente, esto es, con un enfoque ecosistémico basado en la recuperación de la salud del bosque y el desarrollo de suelos sanos: en primera instancia se podría garantizar la infiltración del agua abonándole a nuestro expoliado y sufrido acuífero, luego se filtraría el sedimento y las impurezas del agua que fluirían hacia el río, elevando su calidad y por tanto menor capacidad de azolve. Estos suelos esponjosos ricos en carbono, mantillo orgánico y con gran actividad biológica, serían capaces de retener el agua y por lo tanto de moderar los extremos de flujo de la corriente, esto es atemperar los picos de flujo de agua, evitando riesgos de inundaciones.
Esto es lo que podría ser, pero ya sabemos que las cosas no marchan así, y en años extraordinarios de cantidad de lluvia, la cuenca alta se hace presente en nuestras desorganizadas ciudades, ocasionando una presión adicional a la provocada por las lluvias.
Decía Leopold en su Almanaque que "de todos los cambios de uso del suelo que afectan a la hidrología de una zona, la urbanización es por mucho el más contundente".
El proceso de urbanización se caracteriza por grandes extensiones de terreno impermeable ocupado por carreteras, caminos, puentes, banquetas, techos y áreas de estacionamiento, entre otras. Las áreas en las que la lluvia puede infiltrarse en el suelo son muy limitadas, generalmente en las escasas áreas verdes, la intercepción y almacenamiento de la precipitación es prácticamente nula, y las corrientes superficiales se llevan a cabo con gran facilidad en las superficies impermeables relativamente suaves, y a veces "solubles al agua".
Esto es más o menos lo que ocurre en nuestras ciudades, las cuales además han crecido caóticamente, en pocos años se duplicó la tierra urbana y con ello su capacidad de captación de agua y formación de escorrentías que siempre buscan un cauce para desfogar, pero no lo encuentran, las calles mal planeadas servirán para alojar el agua, esperando que el sol haga su tarea y evapore los múltiples charcos que se forman.
La captación de agua se asocia al porcentaje de superficie construida (impermeable) con respecto a la no edificada, la captación de agua es baja en casas-habitación, pero es muy grande en centros comerciales e industriales, hasta el 95 por ciento en algunos casos.
El cambio en la calidad del agua es otro factor asociado a las escorrentías del agua urbana, las cuales arrastran toda la basura que se encuentra sobre el pavimento y tarde o temprano se encontrarán con las alcantarillas borbollando de aguas negras.
En general, el impacto hidrológico más dramático del desarrollo urbano es en los caudales máximos de los arroyos callejeros y por consiguiente en los desagües pluviales. Este es un tema delicado que debe analizarse con profundidad y detenimiento, se trata de una parte de la infraestructura urbana más básica y fundamental en la calidad de vida de los laguneros, que además atenta contra su patrimonio. En las lluvias de agosto, de la canícula invertida, como siempre pasa cuando ocurre un aguacero de mediana intensidad, quedó de manifiesto una vez más que los drenajes de la zona metropolitana son ya insuficientes.
Son necesarios estudios casuísticos para definir las zonas vulnerables, pero también es ya un imperativo enfocar y solucionar este problema de una forma holística o integral, no se pueden resolver los problemas de drenaje poniendo parches.