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El entreacto

JULIO FAESLER

Estamos en un entreacto. Han quedado atrás ciertos hechos y se viven tiempos previos con elementos que luego germinarán, evolucionados, en los escenarios que nos esperan.

Aquí en México, afloran las impaciencias que anteceden la sucesión presidencial. Antes la preocupación consistía en que el futuro presidente tuviera capacidad y arrestos para continuar, renovando, los programas del titular anterior. Ahora la inquietud está que sea pieza para enfrentarse a los grandes retos internacionales que han surgido, muy particularmente el que aparece agigantado en las jactancias del impredecible presidente electo de nuestra vecina república.

Artífice profesional combinado con improvisador magistral son las cualidades necesarias. El futuro presidente mexicano tendrá que lidiar con la situación político-económica norteamericana que más y más se enzarzará. Para Estados Unidos el futuro inmediato se presenta desde ahora caótico y peligroso.

Los muchos problemas de Donald Trump está viviendo los tiene desde la integración de su gabinete. Hasta ahora la designación de hombres de negocios billonarios exhibe una cortedad de candidatos y, más preocupante aún, de visión y de entendimiento de las circunstancias nacionales y mundiales y más que nada obedeciendo sólo a sus interés personales.

Los signos para México son malos. La complejidad de los problemas que compartimos requiere comprehensión sutil a la vez que valentía bien aconsejada. Sólo hay que ver la brutalidad de sus aseveraciones y la rudeza con que ha tratado los casos que ha resuelto. Sólo el interés que cualquier industrial tiene en llevar la relación con el presidente de la república explica la sumisión con que Ford y Carrier aceptaron sus decisiones. Hay que notar, empero, sus intenciones de mantener operaciones en Estados Unidos y el cuidado, a su vez, de mantener las operaciones en México y aprovechar la baratura de nuestra mano de obra.

Así seguirán siendo las relaciones entre el presidente Trump y los empresarios americanos que tengan que tratar con él: cuidadosos en urdir un equilibrio entre los intereses de sus accionistas y las humoradas de la Casa Blanca.

Por eso habrá problemas para nosotros. Los planes de los industriales norteamericanos tendrán siempre prioridad sobre la distorsionada visión de Trump. La experiencia de casos donde el ímpetu del presidente se estrelle contra la dura realidad de circunstancias infinitamente más complejas que los contratos inmobiliarios en que se ha especializado irá obligándolo a resignarse a limar sus obsesiones.

Lo anterior nos dibuja la figura de un jefe de estado que o bien pronto dejará de insistir en sus insostenibles proyectos de enderezar los males que identificó en su campaña, o por el contrario convertirse en temible dictador que arrolle a su gabinete y conduzca a su país a una larga serie de desaciertos políticos y económicos y al inevitable debilitamiento de la autoridad internacional de Estados Unidos.

Dada la intensa imbricación de las economías de nuestros dos países, además del intenso prejuicio que infesta la actitud de Donald Trump contra nosotros, los pronósticos no auguran ninguna relación positiva que contribuya al crecimiento socioeconómico de México y para la creación de empleos.

La comunidad mexicana tiene que desde ahora trazar estrategias que contrarresten los efectos nocivos que lo anterior implica. Es esencial que el próximo gobierno mexicano escoja la ruta que incluya operar las opciones de los numerosos tratados comerciales que hemos coleccionado a lo largo de los años.

La tarea que debe ocuparnos es preparar nuestra sucesión presidencial de 2018 hacia un sexenio cívicamente participativo. Debemos anular la negativa influencia de nuestros partidos políticos que funcionan sin más rumbo que su obsesión electorera y su crudo interés económico en los asuntos de gobierno y por ende su propensión a proteger, representar, patrocinar grupos privilegiados.

La conversión de la actividad política en un factor positivo es un proceso que la ciudadanía está intentando en algunos países europeos, asiáticos y africanos. Es el momento para candidatos vigorosos que sepan ser independientes de las fuerzas negativas que los partidos políticos entrañan. En México hay que aprovechar el entreacto que se extiende de aquí al '18.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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