Después de ver el papelón que ofrecieron los Jefes el pasado fin de semana en el Auditorio Municipal en contra de los Correcaminos y cuando mejor te pones a observar el espectáculo único e incomparable que ofrecieron estos verdaderos destrampados como Zach LaVine de la escuadra de Minnesota y Aaron Gordon de los Magos en el concurso de clavadas en el juego de la estrellas de la NBA la semana pasada, sólo nos resta vivir el deporte en México como algo sutil y que por años luz, estaremos fuera del alcance para competir con esos dementes que practican el "deporte ráfaga" como si fuera hasta el aire que respiran.
Tanto LaVine como Gordon, colocaron lo mejor que traían en el catálogo para demostrar, y después de ver las repeticiones en cámara lenta de estos dos que parecen extra-terrestres, que la gravedad se la pasaron por el arco del triunfo con unas clavadas que uno ni siquiera se imaginaba y con un manejo del balón que parecía que ya nacieron con el demostrando toda una potencia, encanto y una flexibilidad que hizo que el encuentro de las estrellas, ya fuera todo un complemento.
El elemento de los Wolves, resultó el que se llevó el primer lugar esto debido a su genio y aptitud física pero como siempre estamos como en las fiestas, hubo desacuerdo entre los aficionados en el basquetbol pero hay que reconocer que el guardia del equipo de Sam Mitchell provocó la mayor intensidad en la competencia con la última clavada donde se notaba que vencía la leyes de la física cuántica pasando el balón entre las piernas después de saltar desde la línea de los tiros libros y meter la pelota con un arrebato que dejó a todos atónitos.
Sin embargo al margen de esta actuación fuera de todo contexto, la mayoría tenían como predilecto al elemento de Orlando quien a su vez, desarrolló toda una gama de incrustaciones teniendo al amuleto del equipo, como su principal aliado con una sinnúmero de canastas fuera de lo común con un tinte que uno no se puede imaginar tanto para su famosa mascota de los Magos ya sea saltando por encima de su aterciopelado compañero o utilizando la "hoverboard" (Conocida como la aero-tabla).
Y fue tan disputada la contienda, que tuvo que decidirse a una muerte súbita en la que cada punto haría la diferencia ya que, ninguno de los dos, estaba dispuesto a ceder una hendidura de oportunidad a su contrincante pero la fuerza del joven de apenas 20 años, lo dejó como bi-campeón del certamen.
Y pensar que después de que Blake Griffin saltó por encima del carro en el 2011 en el también concurso de esta naturaleza, ya no quedaba nada por ver.
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