Cuando todo hacía suponer, según las leyes más exactas que el equipo del Thunder pondría a la NBA en los albores de una convulsión que no estaba presupuestada después de la desfachatez de los actuales campeones del baloncesto universal en la actual campaña, el equipo de Oklahoma City nunca entendió que, cuando llegas como una víctima segura a una serie y en la que si te vas al límite estarías prácticamente desafiando al maligno, la escuadra de Golden State solamente no hizo nada para aminorar la trascendencia a lo que acababan de ejecutar el pasado lunes en su duela.
Pero se ha de tener la leve sospecha que el equipo de Bill Donovan, nunca entendió que si querían estar en la parte final en contra de Cleveland y cuando le colocaron la soga al cuello al conjunto de Steve Kerr, era sí o sí el sexto partido cuando aún la serie la tenían 3-2 porque de alguna manera los Guerreros sabían de antemano que sacando el encuentro del pasado 28 de mayo en el mismo Chesapeake Energy Arena, ahora ellos serían los que pondrían a Durant, Westbrook y compañía, como los niños cuando ven una película de terror.
Ese tal vez fue, el yerro fundamental por la cual el equipo que alguna vez fue los Supersónicos, estará ahora viendo las finales por la televisión y me imagino que estará pensando Pau Gasol cuando proclamó a los cuatro vientos que los actuales monarcas, no se levantarían después de estar 1-3 porque el español probablemente se imaginaba que si el Thunder se despachó a San Antonio y como estaba la situación por el título del Oeste, pues que los Warriors se estarían despidiendo del campeonato que aún les pertenece.
Después de todo, los Guerreros han regresado en lo que sólo nueve organizaciones de 232 intentos pasados en la vida del mejor basquetbol han hecho y lo que más engrandece a la escuadra de la bahía, es que fue contra un equipo de calidad con el mismo aplomo con esa victoria en los últimos instantes del sexto encuentro y con el triunfo en el último minuto dos noches más tardes en Oakland.
Obtener la diadema del Oeste, era tan relevante como fuera posible sin considerar el título en la línea porque hasta se podría decir que dejar fuera a Oklahoma City, es una consecución mayor que derrotar a los Caballeros en las finales del año pasado y aunque sin mayor importancia debido a que los anillos son la máxima expresión no obstante para el nivel del talento del Thunder, sobrevivir a tres partidos de la eliminación de manera consecutiva, es como andar encima de una navaja de rasurar tomando en cuenta el último cuarto de los partidos seis y siete.
Pero independientemente de todo esto, hoy jueves arrancan las finales en la NBA con un sabor a venganza porque si de algo estamos seguros, es que LeBron cambiaría todo lo que logró con el Heat, por sólo un campeonato con el equipo que lleva tatuado.
Rjcerpa@hotmail.com
