Ahora que ha terminado la temporada de la NBA, nos ha quedado claro que el deporte no paga la renta y que los medicamentos no se toman fuera de un suburbio o se extinguen los incendios pero ya es de todos determinado que ahora para los habitantes de Cleveland, la vida se ha contemplado de manera diferente desde lo más significativo, era que un jugador de basquetbol era el más codiciado de la tierra, que tenía 15 años y es originario de Akron en el mismo estado de Ohio.
Y a nadie le interesaba cuando LeBron, cumplió los 18 años y entró al draft del 2003 y precisamente cuando los Cavaliers tuvieron la primera elección por lo que se convirtieron en el equipo que tenía algo que el resto del mundo deseaba y que había sido un tiempo prolongado desde que esto se convirtió en una realidad y que después de los arrebatos de los aficionados de los Cav→ s cuando su hijo predilecto se colocó en la agencia libre para mudarse a Miami, quedaron sepultados el pasado domingo.
Muchos hemos pensado que Cleveland ya no será la misma y que se ha convertido en un espacio mejor y más feliz y que el alma colectiva de esta ciudad, ha sido regenerada por unos locos que se pusieron para desafiar las leyes de la estadística encabezada por el mismo LeBron que sin duda, ahora muchos estarán solicitándole que los absuelva después de que se pusieron como energúmenos cuando su esencia decidió ponerse el jersey del Heat buscando el sueño de ser campeón.
James registró 27 puntos con 11 asistencias y 11 rebotes para guiar a los Cavaliers a su primer título de su historia en la NBA dando lo más inimaginable de las remontadas pero ya lo habíamos vaticinado de que si los ahora sub-campeones no sacaban el sexto partido aunque éste se haya llevado a cabo en el Quicken Loans Arena, entonces toda la presión recaería en la gente de Steve Kerr pese a que se efectuaría en la costa oeste el desenlace final.
LeBron le había proclamado a los cuatro vientos que en estos años que regresó a su casa, obtener un campeonato en Cleveland, ya le podría dar el descanso para irse tranquilo pero no fue tan sencillo y más por los sentimientos hacia la ciudad cuando había señalado que él es de Akron y no de la ciudad donde juegan los Cavaliers porque su parentesco, sus amores y fidelidad, son en el lugar que nació y que la escuela secundaria está precisamente ahí.
Pero Akron no tiene equipo en la NBA y James juega para Cleveland y hasta este domingo pasado, LeBron nunca había jugado en un partido en que si su equipo ganaba, se rompía una maldición y derrotar a Golden State que se presentía que iba a ser la mejor escuadra en una sola temporada en la NBA que después de ganar el cuarto partido en la misma duela de los Cavaliers, todos presentían (me incluyo) que se despacharían al conjunto de Ohio en el quinto partido y que James caería a 2-5 en Las Finales para ser un perdedor de nuevo.
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