Cuando casi nos encontramos prácticamente a menos de un mes de que inicie la pretemporada de la mejor liga del mundo, la NFL por lo pronto, ya devolvió un pase a las diagonales y en tiempo extra, al anunciar que el mariscal de campo de los Patriotas Tom Brady, ahora sí estará en el hule en las primeras cuatro semanas de la temporada 2016-17 enseñando que las cosas en el deporte y más en una organización que quiere llevar toda su trayectoria por demás pulcra, se deben de hacer de manera honesta y ser ejemplo en toda la sociedad y más si se considera, que de aquí, comen las familias de todos los jugadores.
Los que tuvimos la fortuna de ver jugar en el beisbol a Pete Rose, siempre estábamos completamente seguros de que el ex-jugador de los Rojos, de los Filis y de los Expos cuando tendría que decir adiós a los diamantes, con los ojos cerrados aseguraba su lugar en el Salón de la Fama pero después de que se le comprobó de que se benefició con apuestas clandestinas, su sitio en el nido de los inmortales se encuentra vacío y por más que los aficionados al "Rey de los deportes" ya han protestado de que esto ya quede en el olvido, la situación del gran pelotero de la "máquina roja" aún se encuentra sin resolver y con la certeza de que si el deporte debe ser transparente, lo más seguro que el asunto del otrora tercera base de Cincinnati, ya es caso cerrado.
Siempre he pensado de que para cualquier deportista que participa en una disciplina de conjunto, lo mejor que le puede pasar independientemente de lograr un anillo de campeón, es que su número sea retirado de la organización de la cual se entregó en cuerpo y alma y además, de que su nombre quede para la inmortalidad en el Salón de la Fama.
Pero aquí viene la pregunta porque de acuerdo a lo que ha obtenido el tramposo pasador de Nueva Inglaterra (pero que quede claro que dos anillos se los regalaron) ¿Podrá estar en templo de la eternidad? Peloteros como Barry Bonds o Mark McGwire que sabemos que jugaban bien "pachekotes" en un diamante, nomás no han podido ser elegidos a Cooperstown por hacer trampa en lo que más disfrutaban.
Lo del famoso "Deflategate", ha vuelto como una sombra fúnebre sobre la institución de los Patriotas porque si el año pasado en que, ya comprobado de la artimaña del pasador del equipo de Massachusetts en el partido del campeonato de la AFC en contra de los Potros la suspensión se la pasaron por el arco del triunfo, pues ahora ya no hay vuelta atrás y todo parece indicar de que si el equipo de Belichick depende de su astuto líder de la ofensiva, lo más seguro es que tendrán una campaña para olvidar.
¡Que comience la NFL!
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