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EL GRAN CERVANTISTA MEXICANO QUE CAYó EN OLVIDO CERVANTES, 400 AÑOS

EL GRAN CERVANTISTA MEXICANO QUE CAYó EN OLVIDO CERVANTES, 400 AÑOS

EL GRAN CERVANTISTA MEXICANO QUE CAYó EN OLVIDO CERVANTES, 400 AÑOS

Francisco A. de Icaza nació en la Ciudad de México el 2 de febrero de 1863. De familia aristócrata particularmente atraída por la diplomacia, se dice de él que comenzó a hacer versos a los cinco años. Y a los 17, apadrinado por Ignacio Manuel Altamirano, ingresó a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, donde leyó sus primeras poesías y se ganó la confianza del general Vicente Riva Palacio.

Cuando a mediados de 1886 el general Riva Palacio fue nombrado embajador de México en España y Portugal, invitó a "Icacita", como lo llamaban (en realidad su nombre era Francisco de Asís de Icaza y Beña), a ocupar el cargo de segundo secretario de la embajada. Contaba entonces 23 años, había aprendido los idiomas inglés, francés, alemán e italiano, tenía ya formados su pensamiento y visión de las cosas, así como su temperamento y sensibilidad, que jamás cambiaron a lo largo de su vida.

Los siguientes casi cuarenta años los pasó Icaza en Europa, con sólo tres visitas esporádicas al país. En 1894 fue promovido a primer secretario de la misma embajada y dos años después, en 1896, al morir Riva Palacio, se le nombró encargado de negocios y como tal permaneció en Madrid hasta 1903, cuando se le designó ministro plenipotenciario en Alemania, cargo que ocupó durante una década.

Desde su llegada, Icaza se adaptó maravillosamente a la vida española. Muy pronto asimiló los gustos y el habla de los madrileños, amén de que solía usar una vistosa capa madrileña.

Al decir de Azorín, vestía siempre pulcramente y lucía un rubí en la mano derecha. Emparentó con la nobleza española al contraer matrimonio en 1897 con una dama de la aristocracia de nombre Beatriz de León, con quien procreó seis hijos, de los cuales sólo sobrevivieron tres. En fin, los españoles lo consideraban uno de ellos. Sin embargo, afirma su biógrafo Rafael Castillo, "es un error creer que dejaba por esas actitudes de ser mexicano"

Desde muy temprano se asoció Icaza al prestigioso Ateneo Madrileño, del que llegó a ser vicepresidente en 1899. Ya para entonces era muy reconocido por sus amplios y profundos estudios cervantinos.

Asimismo por su vasta cultura y su gran dominio de los clásicos. Gozaba además de respeto por su alto puesto diplomático, su amistad con las grandes figuras literarias de la época y su relación con la aristocracia. Sin embargo, la actitud y el tono arrogante que le dio por utilizar, empezaron a herir las susceptibilidades de no pocos cervantistas. En varias ocasiones se regodeó al señalar los plagios en que incurrían escritores muy conocidos, como la condesa de Pardo Bazán, lo que causó gran escándalo.

Además de poesía de buena factura, según decir de los que saben, Icaza elaboró diversos y eruditos estudios en torno a la obra cervantina, en los que hace derroche de conocimientos de ésta y emite juicios punzantes sobre lo escrito por otros autores. Señala su mencionado biógrafo que en realidad "la verdadera vocación de Francisco de Icaza fue la crítica (literaria) histórica".

En 1918 vio la luz en Madrid su clásico ensayo "El Quijote durante tres siglos", en el cual analiza la calidad de las diversas traducciones de la inmortal novela a los idiomas inglés, francés, alemán, italiano y portugués; el impacto que El Quijote había tenido en el curso de trescientos años en la literatura de los países donde esas lenguas se hablan y cómo había influido concretamente en sus principales novelistas. Hace referencia también al caso de Rusia y sus respectivos escritores. Examina lo relativo a América Española y a los comentaristas españoles de la insigne novela cervantina durante el siglo XIX.

Con el triunfo de la Revolución, Icaza fue despedido del servicio diplomático. Se vio entonces en la necesidad de escribir artículos periodísticos, de poca paga, para poder sobrevivir. Luego recibió el encargo de concluir una investigación iniciada en Europa por Francisco del Paso y Troncoso sobre conquistadores y pobladores de la Nueva España.

Al ser publicados los resultados de dicha investigación, incluyó su nombre como autor y fue acusado --¡nomás eso le faltaba!--: de plagio, creo que injustamente. Viejo, enfermo durante sus últimos años y pobre, murió el 28 de mayo de 1925, anteayer se cumplieron 91 años.

A su muerte, otro gran cervantista mexicano, Erasmo Castellanos Quinto, calificó a Icaza como "el único cervantista de fuste que ha producido México". Y su biógrafo, Rafael Castillo, lo llama "el escritor que cayó en olvido".

Juan Antonio García Villa

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