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El imperio de lo frívolo

SIN LUGAR A DUDAS…

PATRICIO DE LA FUENTE
“Una de las sanciones por negarse a participar en la política es que usted termina siendo gobernado por sus inferiores”.

— Platón

QUE DOS AÑOS NO ES NADA…

Al presentar el Sistema Nacional Anticorrupción con bombo y platillo, Enrique Peña Nieto aprovechó para pedir disculpas a los mexicanos por la Casa Blanca. Se agradecen pero llegaron tarde -demasiado tarde- y sirvieron de poca cosa. Al actual Gobierno de la República eso de reaccionar frente a las crisis nomás no se le da: ahí su talón de Aquiles.

En política y en el ámbito de lo público todo es percepción. Por desgracia, la que los ciudadanos mantienen sobre su presidente no es el de un funcionario que pretenda combatir la corrupción gubernamental. Pocos, muy pocos hoy creen que el Gobierno Federal vaya en serio en materia de transparencia.

La imagen del gobierno se encuentra en mínimos históricos y aunque lo murmuren en bajito, los propios cuadros priistas comienzan a cuestionar a su líder político y también los posibles escenarios de un eventual regreso a Los Pinos. No lo tienen ni ganado ni sencillo.

Esclavo de sus propias palabras, palabras que lo persiguen, hace un mes el presidente se asumió como “responsable de la percepción que generamos con lo que hacemos”. Víctimas de lo que dicen y lo también de lo que callan, el matrimonio Peña -por su cuenta y casi sin ayuda- genera una percepción poco favorable, casi dañina, porque ellos mismos alebrestan ese “mal humor social” al que hizo mención el presidente.

El enemigo no está fuera al acecho, sino en casa. Bastaría con que se vieran al espejo pero no entienden que no entienden o, de plano, ya extraviaron toda conexión con la realidad.

Y es que semanas después de las disculpas presidenciales, la joven pareja está de nuevo en el ojo del huracán, bajo lupa de la prensa, y todo gracias a un joven reportero de 24 años. Esta vez no fue Carmen Aristegui y su equipo de investigaciones especiales quienes soltaron la bomba que hace pender de un hilo la escasa confianza que le tenemos a la autoridad a su máximo nivel.

“Un artículo publicado por el periódico británico The Guardian, firmado por José Luis Montenegro en la Ciudad de México y Julio C. Roa en la Florida, acaba de darle el último clavo al ataúd de las esperanzas que todavía tenía el presidente Peña Nieto de superar los cuestionamientos a su honestidad y la de su esposa”, escribió ayer Sergio Sarmiento en un certero apunte.

No pudo haber peor “timing”. El reportaje develado por el diario inglés The Guardian, si bien no prueba actos de corrupción, sí pone de manifiesto, de nueva cuenta, tres palabras que serán la rúbrica por la pareja presidencial pase a la historia: conflicto de interés.

De nuevo un contratista no sabemos si beneficiado o no por Los Pinos; de nueva cuenta aparentes favores a la primera dama a cambio de váyase usted a saber qué; un modus operandi similar al de la Casa Blanca pero por los rumbos de Miami. Y si de percepción hablamos, cabe aquí la de una opinión pública que tras dos años de aquél escándalo todavía se pregunta cómo una actriz por más popular y querida que haya sido por su público, pudo hacerse de un patrimonio de tales dimensiones.

La percepción, como dice Peña Nieto, es fundamental. La que muchos mexicanos tienen sobre la pareja Peña Rivera es la de una dupla donde sobre los actos de gobierno y los resultados que estarían obligados a dar, reina el imperio de lo frívolo, de la sobreexposición mediática, de los viajes y los vestidos de marca, de los excesos, de una gran telenovela, una producción colosal de mucho estruendo y pocos, poquísimos resultados. Sumémosle la ineficacia en el ejercicio de gobierno y tendremos una auténtica bomba de tiempo.

COROLARIO

El último resabio de confianza que quedaba -si es que alguna vez la hubo- se les está yendo por la borda. Sí, hasta en el imperio de lo frívolo todo es cuestión de percepción y lo que hoy percibimos no augura nada bueno ni es motivo de orgullo. Honestamente es de pena ajena la imagen que estamos dando al extranjero. De aquí mejor ni hablemos…

Nos leemos en Twitter y nos vemos por Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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