La peor postura que podemos tomar los mexicanos en estos tiempos de múltiples y profundas crisis, es la de seguir esperando a que un solo individuo, por excepcional que éste sea, nos traiga la salvación. Tal convicción, propia de la historia cultural que nos han heredado, deriva por necesidad en dos situaciones indeseables para el país. La primera, la del descompromiso que sentimos la gran mayoría de los habitantes de nuestra nación, hacia lo que ocurre en nuestro entorno. No nos sentimos responsables de nada, y esa es una tragedia.
La segunda consecuencia de la fallida espera del mesías todo poderoso, es el desánimo y la pérdida de esperanza. Todo aquel que se vende políticamente como "el cambio", va a fallar porque el nivel de dificultad de los problemas y el pobre control que en verdad se puede tener sobre ellos, hacen imposible que una sola persona pueda marcar la diferencia. Como resultado, los mexicanos sentiremos una vez más que nos fallaron, que nos engañaron, que no nos cumplieron, lo que terminará realimentando la falta de compromiso y, por tanto, profundizará los problemas; para luego, esperar a que, ahora sí, llegue el verdadero mesías.
Ese es el ciclo que hemos estado viviendo por demasiados años; y, o lo rompemos de una buena vez, o nuestras crisis se eternizarán.
No creo en los mesías. Me molesta sobremanera todo aquel político que sale a decir que él sí puede, que el cambio está con él. No importa su perfil ideológico: Miente. Alguien verdaderamente consciente de lo que significa gobernar un país como el nuestro (o sus estados o municipios), tendría que tener muy en claro las enormes dificultades que hay que encarar. Por tanto, no podría decir que puede con ellas.
Sin embargo, tampoco voy a caer en la otra ingenuidad, aquella que sale a clamar que "la solución somos todos". No puedo hacer tal cosa, porque estoy consciente de las terribles deficiencias de nuestro sistema educativo. ¿Cómo pedir compromiso y responsabilidad a quien no ha tenido ocasión de desplegar su potencial humano, porque en la primaria le anularon esa posibilidad? Pero, hay muchos mexicanos que sí están listos para asumir tareas importantes, que los políticos de hoy no les sueltan por el negocio que les significa.
La educación es la más importante. Las autoridades han demostrado de muchas maneras que no pueden con esa dedicada tarea. Tiene que haber mecanismos para que ciudadanos verdaderamente capaces atiendan tal función y la hagan más pública (en el correcto sentido del término, vinculado al bienestar general).
¿Daremos el paso o seguiremos esperando un mesías?