Muhammad Ali fue un símbolo para los musulmanes.
De todos los viajes de Muhammad Ali por el mundo árabe, su visita a Egipto de 1964 fue quizás la más simbólica, inmortalizada en una icónica foto del boxeador dando la mano sonriente a Gamal Abdel-Nasser, el popular presidente nacionalista del país.
Fue un encuentro que benefició a las dos partes: Nasser era visto con recelo y desconfianza desde Estados Unidos, pero era venerado en gran parte de Asia y África por su apoyo a los movimientos contra las potencias coloniales europeas. Para Ali, recién proclamado campeón de los pesos pesados, ser recibido por uno de los principales enemigos del "imperialismo" estadounidense era un anuncio de su llegada al escenario global como una potente voz por el cambio.
La destreza para boxear y las revolucionarias ideas políticas de Ali, que falleció el viernes a los 74 años, emergieron en el apogeo del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, y cuando la guerra de Vietnam dividía profundamente a sus compatriotas.
Su conversión al islam le valió el apoyo de muchos en la región. Tres años más tarde, su negativa a servir con el ejército de Estados Unidos en Vietnam ("Yo no tengo nada en contra del Vietcong") y la pérdida del título mundial calaron entre los musulmanes.
"Los musulmanes querían un héroe para representarlos y Clay fue el único campeón musulmán... Ningún otro atleta musulmán logró lo que Clay logró... Por lo tanto, era un símbolo para los musulmanes", apunta Mohammed Omari, profesor de la ley islámica en Universidad Al al-Bayt, en el norte de Jordania.
"La inspiradora exuberancia de Muhammad Ali perdurará mucho después de su muerte, garantizando que los duraderos logros políticos de una de las superestrellas del deporte más grandes del siglo XX seguirán siendo una parte vital de la historia de las turbulencias que cambiaron el mundo en la década de 1960 y 1970", dijo en un editorial Gulf News, con sede en Dubai, un diario de amplia difusión en Emiratos Árabes Unidos.
El rey de Jordania, Abdulá II, escribió que Ali "peleó duro, no sólo en el ring, sino en la vida por sus conciudadanos y los derechos civiles".
"El mundo ha perdido a un gran campeón unificador cuyos golpes transcendieron fronteras y naciones", escribió Abdulá en su cuenta de Twitter.