Ganador. El fotógrafo Emmanuel Lubezki lleva dos Oscar consecutivos, primero por Gravedad y luego por Birdman; este 2016 está nominado por su trabajo en The Revenant.
Hace un mes, la actriz ganadora del Globo de Oro y de ascendencia puertorriqueña, Gina Rodríguez, se unió a los afroamericanos que buscan mayor inclusión en el premio Oscar. Pero aprovechó para abogar por su comunidad, la latina, al decir que, pese a que han ganado presencia en EU, los papeles desarrollados por latinos aún son pocos y poco éxito en taquilla.
Rodríguez, a diferencia de Will Smith y su esposa Jada, no culpó a la Academia, es más, señaló que, de haber culpables, serían los propios latinos, ya que no consumen producciones hechas por sus connacionales y no están interesados en historias sobre ellos.
Para la actriz, el talento de los latinos nunca ha estado en duda, razón por la que desde enero comenzó su Movement Mondays, que busca reconocer a aquellos latinoamericanos que enriquecen el entretenimiento en EU.
Actualmente 17% de la población de EU es latina pero su representación en series y películas alcanza 4%. Según Chris Aronson, presidente de distribución doméstica de Fox, los latinos ven 9.5 películas al año, algo que se debería de reflejar en las ganancias de los filmes protagonizados o con temáticas latinas. Pero no siempre ocurre.
Una muestra de ello es la cinta César Chávez -dirigida por Diego Luna y protagonizada por Michael Peña, actor estadounidense de padres mexicanos- que en taquilla tuvo 6.7 millones de dólares de los 10 que costó.
Al igual que a Luna, a la exuggly Betty, América Ferrera, le sucedió algo similar cuando en 2002 estrenó Las mujeres reales tienen curvas, filme con el que llamó la atención de los críticos, pero no de la audiencia, que hizo que el filme obtuviera 7 millones de dólares de los dos que costó.
Caso similar al de la realizadora mexicana Patricia Riggen, quien estrenó en 2015 su epopeya acerca de los mineros chilenos atrapados a más de 700 metros bajo tierra durante 69 días tras el derrumbe de la mina San José, titulada Los 33.
El filme protagonizado por Antonio Banderas, Juliette Binoche y Kate del Castillo registró en taquilla 24 millones de dólares de los 26 que costó realizarla. El anterior filme de Riggen, La misma luna, había tenido mejor suerte, costó 1.7 millones y recaudó 23.
Otra película que fue un fracaso, pese a tener en su elenco a una nominada al Oscar como Adriana Barraza fue From Prada to Nada, protagonizada por el estadounidense de origen venezolano Wilmer Valderrama y la actriz de descendencia brasileña Camille Belle. La comedia romántica basada en Sensatez y sentimiento, de Jane Austen, tuvo pérdidas mayores a los 3 millones de dólares, ya que de los 7 millones que costó sólo recuperó 3.7 millones.
Es por estos ejemplos que Rodríguez opina que la razón por la que en los últimos años ningún latino ha brillado en el Oscar en las categorías de actuación se debe a una cuestión económica. "No hay un latino como directivo de un estudio, eso significa que ningún estudio pondrá su dinero en un latino, no creen que podemos hacer que su dinero fructifique. Me han dicho una y otra vez 'los latinos no quieren ver películas latinas'; por desgracia es cierto. No digo que vayan a ver una película que no les guste, digo que si quieren vernos representados, si desean ver latinos nominados, tenemos que apoyarnos", dijo la semana pasada a Variety.
VEN EL TALENTO LATINO
En los premios Oscar de este año, al igual que en las tres ediciones anteriores, los latinos sólo brillarán en los apartados técnicos destacando las nominación a Mejor Director de Alejandro González Iñárritu (por segundo año consecutivo).
Pero más allá de las estrellas de "Los Tres Amigos" (Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, todos nominados al premio de la academia), los latinos suelen estar lejos de la mira de los académicos de Hollywood.
Un ejemplo claro de que los latinos pasan desapercibidos en las premiaciones cinematográficas es el actor guatemalteco Oscar Isaac, quien este año participó en Star Wars VII y en el filme de Sci-fi, Ex- Machina, por la que algunos críticos dicen tendría que haber estado nominado a un Oscar.
Los Oscar tardaron un par de décadas en voltear a ver el talento de la comunidad latina.
Fue el trabajo del puertorriqueño José Ferrer el primero que se reconoció con una nominación a Mejor Actor de Reparto a la que le siguieron dos más como Actor Principal, de la cual ganó su única estatuilla en 1952 por su rol protagónico en Cyrano de Bergerac.
A Ferrer le siguieron histriones mexicanos como Anthony Quinn en 1952 y Katy Jurado en 1954, quienes estuvieron nominados como actores de reparto por su trabajo en ¡Viva Zapata! y Broken Lance, respectivamente. Fue el chihuahuense quien ganó.
Con su primer galardón, Quinn demostró en plena época de Orson Welles, Richard Burton y Audrey Hepburn que los mexicanos habían llegado, pues tras su primer Oscar estuvo nominado tres veces más, una como actor de reparto y dos por actor principal, de las que finalmente se llevó un premio más por su trabajo en El loco del pelo rojo en 1956.
A lo largo de la historia del cine en Estados Unidos, los latinos han sido la minoría que más veces ha competido en el Oscar, ya sea en categorías técnicas como en las de interpretación.
Hasta 2016 los latinos han aparecido en las ternas de nominados en 131 ocasiones de las cuales se han alzado con la presea 31 veces, lo que representa el 23% de victorias.
Nombres como los de Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu, Salma Hayek, Andy García, Guillermo del Toro, Jennifer López y Eva Mendes son algunos de los que han destacado.
Casi a la par que Ferrer consiguió su premio Oscar, los mexicanos también empezaron a tener presencia con Anthony Quinn, cuyas actuaciones en Zorba, el Griego, Lawrence of Arabia y La Strada, esta última dirigida por el italiano Federico Fellini lo han convertido en un actor inolvidable.
DETRÁS DE LA CÁMARA
Fuera del mundo de la actuación, otros muchos latinos se han consagrado en actividades tan diversas como la dirección, la fotografía y la música. Puede decirse incluso que el talento de los cineastas mexicanos en los últimos años ha tomado a Hollywood por asalto.
Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y el director de fotografía Emmanuel Lubezki han cautivado con sus obras fílmicas.
Pero no son sólo ellos, otra figura imprescindible en la famosa esquina de Hollywood y Highland, donde está situado en Teatro Dolby, es Guillermo del Toro, otro director, productor y escritor mexicano que ha hecho historia en tiempos recientes.
En la última entrega de los premios Oscar, la noche del 22 de febrero de 2015, González Iñárritu obtuvo tres estatuillas personales por Birdman. Una, precisamente, a película; otra a director; y otra a guión.
Pero hubo una cuarta, a la mejor fotografía, que se la llevó Lubezki, quien por segundo año consecutivo atrapa un Oscar en esa categoría. El del año pasado lo ganó por Gravedad, cinta de Alfonso Cuarón.
Así que por lo menos en los últimos diez años la relación Hollywood-latinos ha cambiado con el incremento en las nominaciones que otorga la Academia a artistas hispanohablantes.

