El síndrome de esquilo
La muerte de Fidel Castro, ocurrida el pasado 25 de noviembre, azuzó una serie de debates alrededor del mundo. En las redes sociales casi nadie se quedó sin externar su opinión. Como otras realidades sobre las que han caído los reflectores en los últimos meses ("Brexit", referéndum en Colombia, elecciones en Estados Unidos), lo que sucede en Cuba no se puede explicar en blanco y negro: hace falta atender a los claroscuros. Con esa intención pongo sobre la mesa tres lecturas que nos acercan, desde muy distintas perspectivas, a la historia de la Isla:
A) 33 Revoluciones, de Canek Sánchez Guevara. Relato escrito por un nieto del legendario guerrillero Ernesto "Che" Guevara, 33 Revoluciones fue lanzado hace unas semanas en varios países europeos, generando mucha expectativa entre los lectores y la crítica especializada. El libro no ha sido publicado en México, pero es muy probable que el grupo Alfaguara la ponga en las mesas de novedades en esta temporada. No sorprende la recepción que ha tenido 33 Revoluciones, pues conjuga muy bien fondo y forma. En estos tiempos de migraciones y cambios, es una reflexión que no sólo se aplica a la revolución cubana, sino a muchas naciones que, sin ser islas, también están hundiéndose, y no siempre por razones atribuibles a sí mismas. Que los personajes no tengan nombre me parece también un gran acierto: en la mente del lector el protagonista puede ser cualquiera, y los otros personajes, que al inicio aparecen desdibujados, confundidos con un paisaje que tampoco destaca, nos generan una sensación muy próxima al desencanto que el protagonista vive en la isla. Poco a poco los estímulos van produciéndose, las personas e incluso las cosas van tomando forma y peso... a eso podríamos agregar que aparece con un timing perfecto con lo que ocurre en La Habana. El ritornello del disco rayado como símbolo de la monotonía y del tedio contrasta muy bien con el hecho de que sea la música lo que saca al personaje de su abulia.
B) En Cuba, de Ernesto Cardenal. En este libro, el autor se propone rescatar la esencia de Cuba a finales de la década de los sesenta. Desfilan por sus páginas personajes como José Lezama Lima y Cintio Vitier. Se trata de la crónica hecha por un visitante, en concreto, un poeta. Representa, al mismo tiempo, un ejercicio de literatura comprometida. Nacido en 1925, Cardenal es teólogo, traductor, escultor, y uno de los mejores poetas que ha dado nuestro continente. Es también un férreo defensor de la Teología de la Liberación. Para Cardenal la literatura debe hablar de cosas concretas, palpables, inmediatas. Yo lo entrevisté alguna vez, hacia 2006. Entonces me dijo: "Una poesía surrealista, onírica y enigmática no puede ser política en realidad, ni hablar de la Unión Soviética, ni de Bush, ni de ninguna cosa. Hay un poema en que yo digo: no podemos hablar con los gorilas con metáforas surrealistas". Cuando le pedí que me explicara mejor aquello, agregó: "hay poesías que para mí no comunican nada porque son pura metáfora: metáfora sobre metáfora. Yo escribo una poesía concreta", me respondió el ex Ministro de Cultura del régimen sandinista y sacerdote. Aclaró que las "formas concretas son las que pueden servir para la poesía social o política, pero también para la poesía de amor, la poesía histórica o de cualquier tema. Para mí, para nosotros, eran exterioristas Homero, o los poetas de la Biblia que siempre están hablando de cosas concretas".
C) Informe contra mí mismo, de Eliseo Alberto. Se trata de una crónica en clave personal publicada en 1997, y es, en palabras de su autor, "un libro a favor de lo que amo: mi familia, los amigos, la isla entera". El autor, Eliseo Alberto, fue durante muchos años un periodista puntilloso, quien solía decir en sus talleres que el diablo está en los detalles. Él mismo presentó este libro con estas palabras: "Sobre la experiencia de la Revolución cubana se ha debatido casi siempre en defensa de posiciones extremas. A quemarropa. La razón dicta. La pasión ciega. Sólo la emoción conmueve, porque la emoción es, a fin de cuentas, la única razón de la pasión. ¿Será cierto que la mejor defensa es el ataque? Lo dudo. José Martí nos llamó a una guerra necesaria, sin odios, para alcanzar la independencia, pienso que ahora los cubanos debemos convocarnos a una "paz necesaria", también sin odios, para lograr la concordia nacional. Sé que la publicación de este libro puede molestar a muchos en la isla o en el exilio, las dos orillas del conflicto. En todo caso, pienso que tendrán la opción de no leerlo. Yo tuve la necesidad de escribirlo".
Twitter: @vicente_alfonso