A debacle del PRI y las alianzas estratégicas del PAN, para lograr que los votos perredistas le permitieran ganar 3 gubernaturas adicionales a las que podían ganar solos, modificaron radicalmente la geografía electoral mexicana, pues por primera vez en la historia contemporánea el PRI requiere de un gobernador prestado (Manuel Velasco, de Chiapas, con militancia en el PVEM, pero que llegó en coalición con el PRI) para poder decir que mantiene la mitad (16) de los gobernadores de las entidades federativas.
En contrapartida, el PAN por primera vez llega a 11 gubernaturas, entre ellas Veracruz, que por el número de electores y el monto de su presupuesto público es la tercera entidad en la república mexicana, únicamente detrás del Estado de México y el Distrito Federal. Mientras tanto, el PRD se quedó con el gobierno de 4 entidades, incluyendo el de la flamante Ciudad de México, aunque los resultados de las dos últimas elecciones hacen suponer que lo perderá en el 2018, ante el crecimiento de Morena. Y, desde luego, Jaime Rodríguez, que llegó a la gubernatura de Nuevo León, bajo el cobijo de la nueva figura de candidato independiente.
Hace un año, en elecciones concurrentes con las elecciones intermedias federales, PAN y PRD se quedaron con el mismo número de gubernaturas, aunque no las mismas entidades; el PRI se quedó con 5 de las 9 gubernaturas en disputa, pues aunque hubo que repetir la elección en Colima, finalmente confirmó el triunfo que había obtenido en la primera elección, con lo cual resultó con un saldo negativo de 1 gubernatura, ya que recuperó 2 estados (Sonora y Guerrero) y perdió 3 (Michoacán, Nuevo León y Querétaro); y la gubernatura que falta la ganó el independiente Jaime Rodríguez.
El pasado domingo estaban en juego 12 gubernaturas, de las cuales el PRI gobernaba en 9 y las otras 3 las habían ganado el PAN y PRD, en alianza en el 2010, sin embargo, por quien postuló a los candidatos en realidad eran 2 del PAN (Puebla y Sinaloa) y 1 del PRD (Oaxaca). Aunque se preveían elecciones muy competidas nadie vaticinaba que el PAN ganaría 7 y el PRI, únicamente 5; más bien era más previsible un escenario inverso.
La segunda semana de mayo en este mismo espacio señalé que el PRI, tenía prácticamente 5 aseguradas, pero únicamente acerté en 3 de las que finalmente ganó (Hidalgo, Oaxaca y Sinaloa), perdió Chihuahua y Quintana Roo; vaticiné que el PAN podía considerarse ganador en Aguascalientes, Durango, Puebla y Veracruz y, en este caso se cumplió en las 4 entidades, a éstas hay que agregar las 2 que le había atribuido al tricolor y Tamaulipas; y aunque no lo di por hecho señalé que David Monreal, de Morena, tenía posibilidades de ganar en Zacatecas, donde finalmente se quedó en el segundo lugar y la conservó el PRI.
Lo cierto es que en 2 jornadas electorales, donde se han disputado 21 gubernaturas el PRI lleva un saldo negativo de 5; el PAN, un saldo positivo de 5; el PRD, un saldo negativo de 1; y una que fue a parar a las manos de un independiente.
Pero más allá de las gubernaturas en disputa, el sistema de partidos políticos también se modificó sustancialmente, pues en la jornada electoral del domingo pasado al revisar la sumatoria de votos en las 12 entidades donde se eligió gobernador, que es donde hubo una afluencia de votantes superior al 50% de los potenciales electores (en un grupo donde el PRI mantenía la hegemonía en 5 entidades y, por lo tanto, tenía un porcentaje de votación superior al de las otras 20 entidades) el PAN desplazó al tricolor del primer lugar, aunque ambos se quedaron en porcentajes muy similares que rondan el 29%, es decir, ninguno de ellos logra llegar, al menos, a la tercera parte de las preferencias electorales; y Morena con más del 13% de los votos desplazó del tercer lugar al PRD, que se quedó en un porcentaje de un solo dígito.
En el 2017 se celebrarán elecciones de gobernador en 3 estados: Estado de México, Coahuila y Nayarit, en estos momentos los tres con gobernadores priistas y de continuar la tendencia difícilmente el PRI se quedará con las mismas, aunque todavía es muy prematuro para hacer vaticinios, lo cierto es que no es muy aventurado asegurar que por primera ocasión en la historia contemporánea el PRI llegará a una elección presidencial sin tener una mayoría de gobernadores, pues basta que pierda una de las tres en disputa en 2017 para que se quedé con 15, que ya implicaría gobernar menos de la mitad de las entidades federativas.
Por otra parte, hay algunas otras tendencias que son muy interesantes, entre las que destacan dos: de los 6 estados fronterizos con EU en estos momentos el PRI únicamente es gobierno en 2 (Sonora y Coahuila) y una de esas estará en juego el año entrante; o bien, que de las 10 entidades más pobladas (Estado de México, Ciudad de México, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato, Chiapas, Nuevo León, Michoacán de Ocampo y Oaxaca), únicamente gobierna en 4 (Edomex, Jalisco, Chiapas y Oaxaca), el resto está en manos de otros partidos o el independiente y, también, una de éstas tendrá elecciones el próximo año.
De las 16 entidades señaladas, el PRI gobierna en 6, es decir, apenas el 37.5% de éstas y en un año corre el riesgo de quedarse con 4, que sería apenas la cuarta parte de las mismas.