Vaya resultados electorales del pasado domingo, que han venido a cambiar el escenario político nacional que prevalecía anterior a la jornada, donde la maquinaria del PRI parecía que tendría una más de sus jornadas gloriosas acaparando triunfos.
Doce gubernaturas entraron en juego con previsiones que resultaron distintas a lo que las encuestas serias preveían: Chihuahua fue un gran campanazo y con circunstancias distintas lo fue también Durango. En el resto de las contiendas electorales se sabía que lo que finalmente ocurrió, eran resultados previsibles; Sinaloa e Hidalgo se pronosticaba que se irían para el PRI; en el caso sinaloense si bien es cierto que el actual gobernador Mario López Valdés (Malova) se hizo del cargo a través de una candidatura encabezada por el PAN y PRD hace seis años, para todos era claro que esos partidos habían prestado sus siglas para que un priista de cepa como lo es Malova, le arrebatara la gubernatura al candidato impuesto por el entonces gobernador Aguilar, Jesús Vizcarra. Así que formalmente Sinaloa tendrá alternancia puesto que ahora gobernará el PRI.
Hidalgo es la tierra del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, así que la elección para su partido fue de trámite, aunque perdieron la alcaldía de la capital hidalguense, Pachuca. Tlaxcala era la única entidad donde el PRD pensaba que tendría oportunidad de ganar por sí solo una gubernatura, pero una elección de tres candidatos con presencia les diluyó la posibilidad. El estado más pequeño de México decidió que el PRI lo gobierne por el siguiente sexenio.
En Zacatecas las encuestadoras daban una privilegiada posición a David Monreal de Morena, pero a la hora de los comicios el PRI triunfó con holgura, dejando al partido del Pejelagarto con las manos vacías a ese nivel, aunque al menos Morena ganó la presidencia municipal de Zacatecas capital.
El estado de Puebla refrendó el liderazgo que ocupa su actual gobernador "panista" Rafael Moreno Valle, quien pretende ser el candidato del PAN a la presidencia de la república. Retener para Acción Nacional era requisito indispensable para su plan de convertirse en presidente.
Quintana Roo fue también un escenario conocido. Un gobernador cacique y con acusaciones de corrupción y conductas totalitarias vetó al candidato natural que debió abanderar el PRI, Carlos Joaquín González, quien al verse robado salió del partido tricolor para recibir la candidatura de una coalición encabezada por perredistas y panistas. Quintana Roo tendrá alternancia por primera vez en su joven historia.
El estado de Veracruz era la madre las batallas. El tercer estado más poblado del país y por consiguiente de gran importancia en el contexto político nacional, era disputado por dos primos: Héctor Yunes del PRI y Miguel Ángel Yunes Linares (otro expriista); y un incipiente candidato de Morena, Cuitláhuac García Jiménez que creció en las últimas semanas y parecía tener posibilidades de triunfo. El gobernador corrupto e incompetente, quien ha tenido un gobierno de escándalo, facilitó las cosas para que el PRI perdiera por primera vez en ese estado.
Aguascalientes tuvo un cerrada competencia entre PRI y PAN, y ese estado del bajío mexicano una vez más tendrá alternancia. El electorado hidrocálido tiene otro nivel, quizá por eso el progreso de ese estado que ha sido gobernador por dos partidos de manera alterna y que nuevamente han elegido esa vía.
Tamaulipas por primera vez tendrá alternancia. El PAN arrolló al PRI. El carismático candidato apellidado Cabeza de Vaca aportó mucho para su holgado triunfo, pero el que los dos inmediatos exgobernadores tamaulipecos, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández sean prófugos de la DEA, más la pusilánime administración del gobernador Egidio Torre, hartaron al electorado de ese compulso estado que pateó al PRI del poder.
Chihuahua sorprendió por muchas razones. Las previsiones eran que el PRI tendría un día de campo, por eso nadie pretendía mucho de esa candidatura panista en términos reales. Gustavo Madero, expresidente nacional de Acción Nacional desdeñó la oportunidad y cedió el paso al renegado, pero genuino Javier Corral. Chihuahua tiene como gobernador a César Duarte, acusado de tener voraz apetito por el dinero. Acusaciones de que ha sido acaparador de ganado y de haberse hecho de un banco con dinero de los chihuahuenses, son hechos que ofendieron al pueblo del estado más grande de México. Duarte también endeudó al estado. Quizá estos factores provocaron la sorpresa.
Durango tuvo circunstancias más especiales. Cierto que un expriista, José Rosas Aispuro, como en otros estados será gobernador ganando con otros partidos, porque el tricolor le cerró la puerta. El punto es que esto ocurrió hace poco más de seis años y perdió en la primera intentona. Insistió nuevamente ahora y triunfó, pero con particularidades. El candidato derrotado del PRI, Esteban Villegas fue designado por voluntad del gobernador Jorge Herrera Caldera, apartando de ese derecho a Leticia Herrera. Situación parecida a Quintana Roo, pero Herrera en vez de competir, se "disciplinó" y aceptó competir por la presidencia de Gómez Palacio. El resultado es de todos conocido. La particularidad aquí es que Leticia Herrera, a diferencia de Carlos Joaquín no será gobernadora por ahora, pero tampoco lo será Villegas. Dulce venganza.
Todos estos acontecimientos por supuesto que generan expectativas para aquellos que quieran convertirse en sucesor del gobernador de Coahuila Rubén Moreira. Miguel Riquelme, favorito en las encuestas y aparente candidato del gobierno, contestó a la prensa a pregunta expresa si estas recién pasadas elecciones afectarán los comicios del año entrante. Riquelme se dijo respetuoso de los resultados, pero espetó: "Aquí no es Durango, ni Chihuahua ni Tamaulipas." El gobernador Moreira con carga cínica dijo que los priistas ganaron la mayoría de los estados en juego, ya sea compitiendo con su partido o utilizando a otros para ganar.
Es definitivo que en las elecciones locales, cada estado tiene sus circunstancias, pero también es cierto no ignorar la sabiduría popular que yace en los adagios, esto a cuento por aquello que versa: "si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar". Nuevo León optó el año pasado por un independiente, debido al endeudamiento y fama de rapaz que se ganó el exgobernador Rodrigo Medina, a quien le acaban -por cierto- de embargar bienes en forma precautoria por un proceso penal en su contra. Chihuahua ya echó a Duarte y el gobernador electo Corral sigue diciendo que tendrá que ir a la cárcel. Durango expulsó al grupo político de Hernández que llevaba controlando todo durante doce años.
El gobierno de Rubén Moreira enderezó las arcas desfalcadas y el megaendeudamiento ocurrido en el sexenio del profesor Humberto. También el gobierno de Rubén restauró la seguridad pública que nos fue robada antes de que él llegara. En el caso de La Laguna, esta administración ha roto la sequía de atracción de inversión y las perspectivas son ahora distintas.
Cierto también que aquí ni remotamente un candidato independiente podría funcionar para gobernador, como fue el caso de "El Bronco"; tampoco hay un priista que se pueda ir al PAN y ganar la contienda, como lo hizo Rosas Aispuro. Guillermo Anaya no tiene ni remotamente la legitimidad de Javier Corral. Pero nadie ha pagado por el robo que le hicieron al pueblo de Coahuila con la megadeuda, y quizá como en Durango, los coahuilenses no quieran que un mismo grupo permanezca en el poder por 18 años, como no se lo permitieron a Ismael. Sólo el tiempo dará la respuesta de una carrera que está a un año de resolverse en Coahuila.