Contenta. Concepción Guadalupe Arévalo Iglesias tiene 30 años laborando en el Hospital Infantil Universitario. (EDITH GONZÁLEZ)
"En esta profesión también se sufre, sobre todo cuando ves a los niños luchando por su vida con cualquier enfermedad y más con el cáncer", dice Concepción Guadalupe Arévalo Iglesias, enfermera del Hospital Infantil Universitario desde hace 30 años.
Una larga trayectoria, una preparación vanguardista y el trato humano, son algunas de las características que distinguen a la enfermera, que la mayor parte de su carrera ha estado al cuidado de los más pequeños.
Arévalo Iglesias cuenta que decide estudiar enfermería siguiendo los pasos de su abuela.
"En mi casa mi abuela era enfermera y siempre vi cuando ponía inyecciones, sueros y la buscaban que para esto y lo otro, por eso terminé la secundaria y le dije que quería ser enfermera, me gustaba y me gusta mucho mi carrera y más atender a niños".
Por eso desde que inició sus estudios pide hacer sus prácticas en el Hospital Infantil Universitario.
Magda Domínguez, quien era parte del sindicato la invita a trabajar y desde tercer semestre comenzó a laborar de manera formal en donde ha pasado la mayor parte de su carrera.
La enfermera, quien ha laborado en todas las áreas del HI y ahora se desempeña en Consulta Externa, dice que en su experiencia, un brote de sarampión que hubo en 1990 fue impactante por la cantidad de pacientes, pero sobre todo por el caso en especial de una niña que fue cubierta con cal y manteca, como remedio casero y que le causó quemaduras graves. "Ese fue para mi un caso impactante, porque el brote de sarampión que ella tuvo, aparte del remedio que le puso su abuelita, la quemó, duró mucho tiempo aquí con nosotros, la niña se injertó, se le hicieron todas las curaciones, eran muy severas muy difíciles, era para mi un sufrimiento ver a la criatura como lloraba".
La niña, que tenía 10 años de edad falleció, pero no por las quemaduras, sino porque desarrolló úlceras en el estómago por el estrés que le ocasionó la enfermedad.
Así como hay experiencias tristes que marcan la carrera, también hay buenos momentos.
"Es tan satisfactorio ver que después de que ese niño luchó contra la muerte y que ya lo ves salir, para mi es una satisfacción muy grande porque ves que se va recuperado, eso quiere decir que logramos un buen trabajo en equipo".
Actualmente dice que las enfermeras y enfermeros salen con muy buena preparación académica, sin embargo, considera que hay a quienes les falta sensibilidad, algo muy importante en esta carrera.
"Hay excelentes compañeras jóvenes porque vienen preparadísimas, pero yo siento que les falta sensibilidad, a veces son muy insensibles, creo que es por la edad, ya entrando al campo logramos que se sensibilice la persona".
Comenta que juntas hacen equipo, pues por un lado está la experiencia y por el otro la juventud y la innovación, lo que mezclado logra un mejor servicio.