Por los nuestros. Participaron en la marcha Raúl Vera, obispo de la Diócesis de Saltillo y varias agrupaciones de Coahuila.
Han pasado seis años desde que Ana Enamorado, de nacionalidad hondureña, habló por última vez con su hijo. Antes de colgar el teléfono, recuerda que Óscar Antonio le dijo que se encontraba en el estado de Jalisco.
Un mes después, Ana recibió la llamada desde México de una persona que le exigió el pago por los daños que presuntamente causó Óscar a una camioneta. Después de depositar el dinero y no recibir noticias, solicitó apoyo a las autoridades de Honduras. Ante la falta de respuesta, en 2012 decidió unirse a la Caravana de Madres Centroamericanas para llegar a México e iniciar su propia búsqueda.
"Soy de nacionalidad hondureña, busco a mi hijo Óscar Antonio López Enamorado. Él desapareció en 2010 en Jalisco. Cuando desapareció tenía 20 años. Justo el día de hoy, 10 de mayo, cumple 26 años. Mi hijo salió de Honduras en 2008 y estuvo viviendo en Estados Unidos dos años. Luego por unos amigos se fue a vivir a Jalisco. Un mes después de que recibí la llamada de mi hijo para avisarme que estaba en México, me llamó un señor pidiéndome un dinero porque Óscar había chocado una camioneta. Yo inicié la búsqueda desde Honduras, pero no obtuve respuesta, por lo que viajé con la Caravana de Madres Centroamericanas hasta que llegué a este país el 15 de octubre de 2012", narra.
Al llegar a México, Ana Enamorado pensó que las autoridades mexicanas la ayudarían; sin embargo, a pesar de que entregó al Ministerio Público los recibos de pago y los nombres de las personas a las que les depositó el dinero, la búsqueda continúa.
"A mi hijo lo desapareció el crimen organizado. El año pasado me explicaron que encontraron un cuerpo con las características físicas de mi hijo y que ese cuerpo fue cremado. Al exigirles pruebas me dicen que no hicieron la confronta del perfil genético. Me quisieron entregar unas fotografías de cenizas como prueba. Yo no les puedo recibir las fotos de las cenizas, jamás lo voy a hacer. Si es verdad que mi hijo desapareció me tienen que entregar el cuerpo", explica.
Ana es una de las cientos de madres que ayer martes marcharon por la avenida Paseo de la Reforma para exigir a las autoridades que investiguen y presenten con vida a menores, mujeres y hombres desaparecidos en los últimos años en territorio nacional. Con pancartas, mantas y playeras en las que imprimieron la fotografía e información de sus familiares desaparecidos, las más de 500 madres de familia -según estimaciones del gobierno de la Ciudad de México- iniciaron la manifestación en el Monumento a la Madre, hasta llegar al Ángel de la Independencia.
También estuvieron las agrupaciones Familias Unidad en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas de Piedras Negras, así como FUNDEC de Saltillo, Coahuila.
En el mitin, las madres, quienes pertenecen a más de 40 agrupaciones de diferentes estados del país, pidieron el apoyo de las organizaciones de las ONU y OEA para que se concrete la Ley General sobre Desaparición Forzada, y que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) investigue las desapariciones.
"Busco a mi hijo Gustavo Alberto de la Cruz Ortiz. Él desapareció el 21 de marzo de 2007 al salir de la Secundaria General 1 en Pachuca, Hidalgo. Las autoridades de mi estado no hacen nada. Me tuve que venir al Estado de México para que la Policía Federal tomara el caso y se pudiera hacer algo. Exijo a las autoridades que lo busquen. Él desapareció cuando tenía 12 años, ahorita él tendría 21", comentó Gregoria Ortiz Garnica, quien se ha sumado al contingente que por quinto año sale el Día de las Madres a exigir justicia.
"Estoy buscando a mi hija Yenia Isabel Jiménez Vázquez, a mi sobrina Esmeralda Jaqueline Jiménez; a Iván Eduardo Castillo Torres y Pedro Torres Galloso. Ellos desaparecieron en Poza Rica, Veracruz, cuando salieron a una feria de la Canaco. Ellos iban en una camioneta blanca. Nunca hemos tenido respuesta de las autoridades, no le han dado seguimiento". Francisca Vázquez Mendoza, madre de Yenia Isabel, relata así una historia que, al igual que las de cientos de mujeres que marchan con ella, se traduce en impunidad, en la falta de respuesta de las autoridades, en un luto permanente, sin pista del paradero de sus hijos.
"Nos hemos ido a Tuxpan, a Xalapa, y así nos traen. Ahorita perdieron las muestras de ADN. El 25 mayo van a hacer cinco años que están desaparecidos. Mi hija iba a ser enfermera, dos de ellos estudiaban la prepa y uno más era trabajador en un municipio. Mi sobrina era madre de un menor de tres meses", relata Francisca Vázquez. Para estas mujeres el Día de las Madres no es una celebración, es una fecha que les recuerda su pérdida, pero ellas están decididas a que lo ocurrido no quede en el olvido.
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