La policía turca dispersó ayer con gases lacrimógenos una manifestación en el centro de esta capital, donde cientos de personas recordaban el primer aniversario del doble atentado suicida en Ankara, que dejó 102 muertos y más de 500 heridos.
Las fuerzas de seguridad detuvieron a decenas de personas e impidieron a los manifestantes acceder a las cercanías de la estación de ferrocarril de Ankara, donde se produjo el devastador atentado de hace un año. El gobernador de Ankara, Ercan Topaca, había prohibido cualquier tipo de manifestación escudándose en el estado de excepción que rige en el país.