Operativo. Personas que llegaron en camionetas procedentes de San Juan Chamula, desalojaron a integrantes de la CNTE.
Cuando dos disparos resonaron en la montaña, una maestra que se había rezagado del grupo elevó una oración: "Dios grande y poderoso" y no lo pensó más: "¡Vámonos de aquí!", dijo temerosa y se fue hacia una barranca mientras el campamento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) era incendiado.
A pocos metros, cuando la reportera Dolores Rodríguez, de 21 años, trataba de salir del bloqueo, fue interceptada por cinco jóvenes; uno de ellos llevaba una pistola calibre 22 con la que le apuntó durante varios segundos.
Los indígenas, uno con una decena de cohetes, exigían a Rodríguez que entregara la cámara fotográfica y un teléfono celular con los que documentó el desalojo; ella se oponía y el hombre del arma realizó disparos al aire.
Desde ese momento ya no se supo qué pasó con Dolores, hasta horas después cuando se informó que había sido internada en el hospital de Las Culturas de la Secretaría de Salud con varias lesiones, una de ellas en la mano tras forcejear para defender sus herramientas de trabajo.
Dolores había registrado desde las 13:00 horas de ayer miércoles los destrozos que realizaban encapuchados en el campamento sin ningún problema, a diferencia de otros reporteros que intentaron llegar, pero fueron echados por los indígenas que exclamaron: "Lárguense de aquí cabrones".
Un grupo de tzotziles, unos con pasamontañas, cerca de las 13:00 horas, llegó al plantón que mantenían los maestros de la CNTE; desgarraron lonas, derribaron a patadas estructuras de madera, sillas, una mesa y hasta trastos.
