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Daniela Suárez Gándara

Aprenda a decir NO

¿Ya se puso a contar las veces que usted ha recibido un "no" durante toda su vida? ¿Usted se ha puesto pensar cuantas oportunidades se le fueron de las manos detrás de ese no? O simplemente, ¿cuántas son las ayudas que a usted se le negaron? Y lo más doloroso, esa negación que venía de parte de un familiar que jamás le ayudó. Frustrante, ¿no es verdad? ¿Pero que tendría que ver esas experiencias con aprender a decir no?

Bueno, eso no quiere decir que las personas no le quisieron apoyar, la razón es, porque esas personas tuvieron carácter para decir que no, simplemente porque algunas no estaban dispuestas, no porque no quieran, si no quieren sentirse comprometidas con algo o con alguien de lo cual no estaba a su alcance para poder realizar lo que se le pidió.

Pero desafortunadamente, muchas personas no lo logran entender, el efecto del "NO" empieza a hacer cotilleo, contienda en contra de esas personas, sin saber que muchas de las veces un "no" tiene una liberación total de muchos problemas, cargas, que bien, si usted sólo decide aceptar o no, pero que si usted lo acepta a conllevar una carga complicada por sentirse comprometido por algo que usted aceptó por su falta de carácter. El efecto traerá graves consecuencias.

Por ejemplo, ¿cuántas madres de familia, las que son abuelas, viven esclavizadas sólo por convertirse en madres postizas de sus nietos? ¿Postizas? Pues si es duro decir esto, pero la triste realidad sólo por ver en los ojos cansados y agotados que gritan en silencio ¡libertad! ¡Deseo descansar! En las abuelas.

"Yo ya tuve a mis hijos, y en aquel entonces, a mí nadie me los cuidó, y estos hijos ingratos no entienden que su madre está grande y desgastada físicamente, que mis huesos no rinden más, quiero descansar, vivir en paz". ¿No es verdad? ¿Sí o no?

Por ejemplo, ¿cuántas de ellas no quieren tener una vida propia? Tal parece que las madres son las que tuvieron a sus nietos, sólo porque la madre de los niños no tuvo el cuidado de elegir bien a la persona correcta, que al final terminaron aceptando ser madres y padres a la vez, eso es delicado, no sólo por la mujeres madres solteras, si no por los hijos que no ven a su madre, por estar todo el día en casa de los abuelos, eso implica una serie de complicaciones emocionales para los niños, y que a la larga, causa una consecuencia grave sobre la educación de los niños por la ausencia de ellas y por dejar que los abuelos estén al cuidado de los niños.

Muchas de las abuelas aparentemente lo hacen por gusto y amor a los niños, porque es obvio que por amor a todos complacemos, pero hay que saber aprender a distinguir los tipos de favores que realmente estamos dispuestos a hacer, porque si no, por el resto de nuestras vidas se la estará pasando en hacer favores, no tan favorables para usted quien lo aceptó, de lo cual, que no haya cómo decir que no.

De lo más complicado de lo cual se sufre, es el abuso en varios trabajos con los demás compañeros es permitir que nos pongan más que hacer más de lo que es nuestro deber. Muchas de las veces, por quedar bien con los demás compañeros de trabajo, sólo para ser aceptados, acabamos haciendo actividades en las que quedamos cansados, agotados, y sobre todo, lo más frustrante, es ver que cuantos compañeros de trabajo ni las gracias dan y que a la larga le dan una puñalada por la espalda para meterlo en problemas que ni siquiera usted cometió por miedo a decir que no, pero, ¿por qué el miedo a decir no?

Algunas personas, sufren cada vez que se han de negar a algo, bien sea por miedo a defraudar las expectativas de otros, bien por temor a no dar "la talla" o a no saber argumentar su negativa, o por simple pereza y comodidad. Se trata, en definitiva, del miedo a no ser valorados y queridos, como lo comentaba, como desear ser aceptados en ese grupo de compañeros. Nuestra necesidad de ser valorados, atendidos y tomados en cuenta, puede llevarnos - desde el espejismo que crea una autoestima poco asentada -, a mostrar una constante disponibilidad a todo, lo que nos suma en una dependencia no sólo de los demás, sino de esa imagen desde la que actuamos, dejando de ejercer nuestro derecho a decir "no". Esa dependencia dificulta nuestro desarrollo personal, en nuestra autoestima e imposibilita el libre ejercicio de la responsabilidad, que propicia unas saludables y equilibradas relaciones de interdependencia con los demás, en las que decimos "sí", cuando lo consideramos adecuado y en las que mantenemos vigente la posibilidad a decir "no".

Digamos "no" cuando queremos decir "no". No nos sintamos culpables por decir "no". Dar (adecuadamente) prioridad a nuestras necesidades, opiniones y deseos no es una manifestación de egoísmo, sino de responsabilidad, autoestima y madurez. Decir "no" cuando lo consideramos justo o necesario, es la mejor forma de comprobar en qué medida se nos valora y se nos quiere por cómo somos en realidad. Permitámonos verificar que nuestras negativas no sólo no rompen vínculos con los demás, sino que plasman un compromiso de sinceridad, respeto (por los demás y por nosotros mismos), responsabilidad y autenticidad. La confianza se fortalece, cuando el diálogo y la interacción no se sustentan en falsos asentimientos y condescendencias. Si ejercemos nuestro derecho a decir "no", podremos pensar que los demás hacen lo propio, y asentaremos una comunicación más fiable, veraz y fluida.

Daniela.suarz81@gmail.com

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