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Endeudarse para cumplir

JULIO FAESLER

Endeudarse para pagar como la que está haciendo Pemex es una estrategia que muchos usamos para aumentar el potencial de compra o para resolver un quebranto. No hay que temer hacerlo si es que hay una finalidad claramente definida. El caso de Pemex que ocupa la atención de los medios es un buen ejemplo de lo que hay que hacer cuando hay respaldo suficiente para pagarle a los acreedores. En este caso, el respaldo está presente en forma de las emisiones de deuda que la paraestatal ha lanzado al mercado financiero internacional.

La justificación del endeudamiento está en el daño que se le está causando a la economía del país con el prolongado lapso en que miles de proveedores de materiales y de servicios están en la quiebra o al borde de la misma por culpa de la paraestatal más importante de México. La situación era ya insostenible.

No hay mucha esperanza de estabilidad para el gobierno si no procedía a ponerle un pronto y eficaz remedio a la situación que, de continuar desatendida, repercutía en forma de inhabilitar la realización de todo el tinglado de reformas al que se dedicó prácticamente la mitad del sexenio a negociar y armar.

Es indispensable mantener a flote la producción industrial del país tal y como en su momento había que rescatar el sistema financiero de la quiebra general que la amenazaba a fines de la década de los noventa del siglo pasado. Ante las emergencias, ni en un caso ni en otro era útil detenerse a castigar a los culpables. Habrá tiempo para hacerlo una vez que se haya cumplido la tarea de rescate. Lo muy grave sería no aplicar el inaplazable remedio. Las deudas de Pemex a sus proveedores son solo una mitad del problema. La otra está en el gigantesco pasivo laboral que se ha acumulado a lo largo de los años y que ahoga el presente financiero de la institución e imposibilita realizar las inversiones para salvar a la empresa de la obsolescencia de sus equipos y del atraso de su tecnología.

La problemática de Pemex no puede presentarse en momento más inoportuno. El desplome del mercado internacional del petróleo, la necesidad de mantenerse a flote en un mar de competencia comercial despiadada, y la profunda revisión de metas y estrategias hasta ahora válidas pero ampliamente cuestionadas por analistas y políticos que buscan alternativas económicas y socialmente aceptables, hace extremadamente comprometido escoger entre opciones de por sí dudosas.

Para el gobierno mexicano el reto arrastra el dilema de intentar salvar la propiedad del Estado y por ende, la primacía en decisiones sobre el recurso todavía principal que es el petróleo, o bien, sumarse a la respuesta privatizadora que completa la desaparición de la gestoría del Estado como matriz de desarrollo mancomunado público-privado.

La coyuntura es pesada porque plantea tomar decisiones fundamentales para el rumbo que ha de tomar el desarrollo nacional presionado por circunstancias que limitan el radio de opciones. No deberíamos tener que decidir solo porque es urgente para el gobierno rebajar gastos en todos los rubros de su acción. La reestructuración requiere un diseño "holístico" que ubique a cada una de las partes de la economía vista como ente integral e integrado. Hasta ahora esta visión no se ha dado y es casi imposible lograrlo de prisa.

Para México el paso es amargo ya que coincide con los recortes draconianos en presupuestos y proyectos. La necesidad de enfrentarse a esta clase de decisiones plantea asuntos de mayor profundidad para cualquier Jefe de Estado o dirigente nacional de partido político.

La opinión pública juzga a sus gobernantes por su capacidad de haber defendido a la comunidad frente a un enemigo del exterior o de haberla llevado a esferas de mayor bienestar.

El gobierno tiene frente a sí el enemigo exterior en las condiciones adversas que amenazan los planes de desarrollo. El segundo enemigo, el interno, es el de vencer sus ineficiencias que han abocado en la crisis operativa y de confianza en la que nos encontramos.

La decisión de comenzar a resolver esta coyuntura dotando a Pemex de los recursos para pagar sus deudas, es ejemplo de las estrategias que han seguirse, cada una según su característica y necesidad, en todos los demás campos cuyos problemas acumulados asedian al país en este crítico momento.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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