La enfermedad renal es un padecimiento que afecta a más de 9.5 millones de mexicanos, de los cuales alrededor de 160 mil se encuentran en etapas que requieren tratamiento sustitutivo. Por sus proyecciones de crecimiento en el corto y largo plazo, representa un reto para los sistemas de salud a nivel global, incluido nuestro país, no sólo en el aspecto médico, sino además el económico, ya que se estima que en los próximos años el número de casos diagnosticados se duplique de los 40 mil a los 80 mil nuevos casos anualmente, todo ello aunado al incremento dramático en las estadísticas de padecimientos que son causa de esta enfermedad, como diabetes y obesidad.
Del total de pacientes que requieren tratamiento sustitutivo, sólo 70 mil lo reciben (en sus modalidades de diálisis peritoneal y hemodiálisis); el IMSS atiende alrededor de 58 mil 055 pacientes, cuyo tratamiento, en lo que va del 2015, representa un costo de 5 mil 608 millones 290 mil 633 pesos, sin embargo, el trasplante renal, que es más económico frente a las dos anteriores, sólo se realiza a 2 mil 606 personas aproximadamente al año, no considerando que es la opción que puede brindar una mejor calidad de vida al paciente.
Estos costos no sólo afectan el presupuesto de salud del país, por cierto uno de los más bajos en América Latina, sino que también tienen un impacto negativo en la calidad del vida del paciente, en su economía familiar (el llamado "gasto de bolsillo" que sirve para solventar los gastos que representa su atención médica), provocando con ello que un padecimiento catastrófico pueda acabar con su patrimonio.
Debido al incremento desmedido de personas que requieren atención y a la infraestructura suficiente para atenderlos, el pasado mes de octubre el IMSS concretó la licitación para contratar servicios de hemodiálisis para el período 2015 a 2019, con lo que va a ahorrar 5,400 millones de pesos en los siguientes cuatro años y con lo que asegura se incrementará el nivel de atención, felicidades al IMSS por ello.
Sin embargo, alertamos enfáticamente que no se debe pasar de vista el cumplimiento de una serie de parámetros encaminados hacia mantener la calidad del servicio y seguridad del paciente. Estos parámetros deben contemplar, entre otros, la verificación y certificación de las unidades que prestan servicios de hemodiálisis extramuros o "subrogada", a fin de que cuenten con el personal médico y paramédico capacitado y la infraestructura necesaria para brindar la atención, evitando con ello problemas médicos que puedan ser peligrosos o dañinos para el paciente. Cabe recordar que quienes se someten a este tratamiento deben acudir entre dos y tres veces a la semana a recibirlo a la unidad que les brinda el servicio.
Se debe vigilar que estas Unidades de Hemodiálisis cumplan con el tratamiento (periodicidad y tiempo) prescrito por el nefrólogo y la institución que brinda la atención médica (IMSS) y no el que sea conveniente a las necesidades de la unidad. En este sentido, Asociación ALE señala la importancia de establecer mecanismos de monitoreo de duración de las sesiones que reciben los pacientes, tanto en la modalidad "intra" y "extra" muros, permitiendo recabar y reportar anomalías en el servicio a la Delegación del IMSS correspondiente; se debe cumplir en este sentido con la Norma Oficial Mexicana NOM-171-SSA1-1998, "Para la práctica de hemodiálisis".
Todo lo anterior serviría para crear una plataforma informativa y mecanismos regulatorios no sólo para saber que los prestadores de servicios cumplen con los requisitos científicos, técnicos y económicos que establece la licitación, sino además para evaluar la calidad del servicio, y que está sea considerada como una variable más en el momento de selección y contratación de proveedores.
Las organizaciones civiles como Asociación ALE otorgan el beneficio de la duda ante las medidas que el gobierno está tomando en materia de salud y que los recortes presupuestales anunciados sean positivos y sirvan para, como lo han mencionado, dar mayor cobertura y atención a los pacientes y que éstos no sean contraproducentes para el acceso y repercutan en menor calidad de los tratamientos médicos, tanto para los pacientes actuales como para quienes están en proceso de ser diagnosticados y tratados.
Para Asociación ALE lo más importante es el paciente y sobre él no se puede ni deben anteponerse intereses que pudiera afectar su ya precaria condición de salud. Creemos en un compromiso y una misión colaboradora y constructiva, por lo que invitamos a las autoridades, academia y pacientes a abrir el diálogo frente al reto que impone la enfermedad renal.
(Presidente ejecutivo de la Asociación ALE, I.A.P.)