No hay necesidad de acudir al profundo y trascendente pensamiento de Sócrates, ni a los extensos tratados de Platón y Aristóteles, pilares fundamentales de la Filosofía y padres del conocimiento universal, para encontrar la verdad de las cosas y explicación de los hechos y fenómenos más comunes sean sociales o naturales y, por lo mismo, más importantes, pues en la gente sencilla, auténtica, la que no tuvo oportunidad de ir a la escuela profesional porque sólo hizo la primaria, a duras penas la secundaria, y muy eventualmente la preparatoria, es en la que se halla la fuente del conocimiento.
En nuestra adolescencia y juventud, hallábamos auténticos filósofos en
Los peluqueros, en los taxistas, en los "boleros" o aseadores de calzado, sólo por citar algunos oficios, pues mientras te cortaban el cabello, te daban el servicio de transporte, o te lustraban los zapatos , escuchabas al "máistro" peluquero, al chofer del autotaxi, al "cómpa" aseador, hablarte de los temas más diversos y de diferentes tópicos, demostrando un conocimiento de las cosas que expresaban convencidos de la certeza lo que decían y retándote a debatir o polemizar, seguros de que te derrotarían o convencerían de su punto de vista, el cual muchas veces te hacía reír, pero más te hacía pensar
Simpáticos y célebres personajes de nuestra vida cotidiana, que si tú los veías en la calle, no te causaban ninguna impresión, pero si acudías a su establecimiento y comenzaban a hablar, cambiabas totalmente el concepto que tenías de ellos.
Yo recuerdo, por ejemplo, a dos "maestros" peluqueros: don Gonzalo Ramírez y don Jesús Ceniceros, ambos amenos conversadores que manejaban sin saberlo, la mayeútica y la dialéctica sorprendentemente, que envidiarían Sócrates y Hegel, respectivamente. Don Gonzalo Ramírez Milán a quien coloquialmente llamábamos "Chalo", porque él nos lo permitía, era propietario de la Peluquería "La Elegante", ubicada por la avenida Rayón, entre las calles Patoni y Degollado; junto con su hermano Elías, atendían de manera amable y cordial a un buen número de estudiantes con los que intercambiaban opiniones sobre la situación del mundo, del país, de la región y de la ciudad; a él le escuché decir que para conocer las cualidades de una persona cualquiera, sobre todo si era político, ¡pues hombre, "se le ve la zanca al pollo y se le calcula el peso". Así era de ingenioso y filosófico. Durante mi época de secundaria y preparatoria acudí a La Elegante por mucho tiempo a que me cortara el cabello. Elías se dedicó años mas tarde a la prédica religiosa. Los hijos de Chalo, heredando el oficio de su padre se independizaron y pusieron juntos su "Estética Gonzalo y Benjamín", que estuvo ubicada en el Hotel Villa Jardín, y después de varios años se separaron y cada uno puso su propio negocio; Ana María Ramírez de la O, su hija, es la que ahora atiende la peluquería, previa cita, según me informó ella misma.
Don Jesús Ceniceros Cháirez, auténtico caballero, afable y polemizador, tenía su establecimiento por la avenida Bravo, entre las calles Mártires y Zarco. Se llamó, primero "La Ideal", y después "Peluquería New York". Ya era yo profesionista, e iba con don Chuy a que me cortara el cabello que aún tenía. Mientras me daba el servicio era una delicia escucharlo disertar sobre temas de muy diferente contenido, pero todos muy interesantes, sobre todo de índole política. Por ejemplo, ante situaciones alarmantes que inquietaban a algunas personas, solía decir filosóficamente y en tono irónico: "Para que son tantos brincos estando el suelo tan parejo", verdad Lic.?, me preguntaba, haciéndome partícipe de su punto de vista. Su hijo es el profesor Martín Ceniceros Medina, quien desde hace varias administraciones municipales, se desempeña, bastante bien por cierto, como secretario ejecutivo de la Junta Municipal de Acción Cívica de Gómez Palacio, teniendo a su cargo la organización de las festividades y desfiles conmemorativos del calendario cívico mexicano. Si don Jesús aún viviese, estaría orgulloso de su hijo; sin duda.
Auténtico centro de exposición, análisis y debate fue la "Bicicletería Pin", cuyo propietario era Armando Barrón Delgadillo, a quien todos conocíamos como "Pin", ubicado, durante muchos años por la calle Escobedo, entre las avenidas Hidalgo y Morelos, en pleno Centro de Gómez Palacio; a su taller eran asiduos asistentes don Cenobio Ruiz Martínez, la "Saeta Lagunera", Joel Garibay, Jesús Hernández, Joaquín Pérez, más conocido como "el Güero Birrias", entre otros muchos, todos relacionados con la actividad del ciclismo regional. Mientras los ayudantes de Pin "desponchaban" una llanta; reponían los "rayos" de la rueda de una bicicleta o ajustaban la horquilla de los manubrios de un triciclo, estos personajes, incluyendo al propio anfitrión, analizaban, discutían y postulaban las más diversas tesis sobre asuntos de política internacional, criticando la actuación del presidente norteamericano, fuese Kenneddy, Johnson, Nixon, Ford, Reagan o Carter; de política nacional, comentando las decisiones de Díaz Ordaz, de Echeverría, de López Portillo o de De la Madrid; ni que decir de la política estatal y municipal, poniendo y quitando gobernadores, proyectando posibles prospectos como candidatos a presidentes municipales, a diputados y senadores, según sus méritos y cualidades. Esporádicamente, don Andrés Reyes Alderete, propietario del inmueble donde se ubicaba el taller de bicicletería, cuando acudía a su edificio observaba curioso y festivo el debate, orientando el sentido de la discusión, sin inmiscuírse en ella. Él había sido presidente municipal de El Oro, Dgo., y se desempeñaba como recaudador de rentas en Gómez Palacio, en el gobierno de José Ramírez Gamero (1986-1992).
Además el sector urbano donde se localizaba la Bicicletería Pin era político o estaba "politizado", por decirlo de algún modo, pues yendo hacia el oriente está la Maderería Rebollo, en Escobedo y Morelos, cuyo fundador y propietario, don José Rebollo Acosta, salió de allí para ser presidente municipal de Gómez Palacio en dos ocasiones: 1965-1968 y 1989-1992, y sus hijos Ricardo y Rocío, también presidentes municipales en 2007-2010 y 2010-2013, respectivamente. Frente al negocio maderero de los Rebollo está Mercería "La Sonrisa" y por la misma Escobedo "El Abanico", propiedad ambos de Pepe del Rivero Ibarra, quien fue también presidente municipal en el período 1986-1989. Y a la vuelta de la bicicletería, por la Hidalgo, hacia el norte, vivía don Cayetano Reyes Landeros, destacado líder sindical ferrocarrilero, de feliz memoria, pues es el autor del Himno al Instituto "18 de Marzo", que posteriormente musicalizó el maestro don Juanito Martínez.
He hecho un Enfoque de personajes populares a quienes puede considerarse como filósofos del pueblo, y si don Ramón Durón Ruiz, a quien respeto y admiro por la calidad de sus artículos, es el Filósofo de Güémez, aquí tenemos al Filósofo de Gómez, que es el pueblo mismo.
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