Como género musical y literario, el corrido es la expresión popular que narra hechos, hazañas, proezas de hombres y mujeres audaces y aguerridos que participan en acontecimientos que el pueblo canta y a cuyos personajes eleva muchas veces a la categoría de héroes y paladines.
Un tipo especial del corrido es el revolucionario, en el que se cuenta de manera musicalizada la gesta épica de valientes mexicanos y mexicanas que se "aventaron" a la lucha para combatir y derribar regímenes autoritarios y tiranos, y poder establecer un nuevo estado de cosas que mejore las condiciones sociales y políticas de quienes ofrendaron su vida y sacrificaron su familia para tener un México más justo y democrático. Lamentablemente, el corrido revolucionario ha sido distorsionado y sustituido por el "narco- corrido" que presenta como si fueran dignas de imitar las acciones de bandidos, forajidos y criminales que alcanzan fama por dedicarse a actividades ilícitas y enriquecerse a costa de la salud y la vida de muchos mexicanos que, seducidos por el dinero, caen en las garras de esos asesinos.
El tema de este Enfoque es el corrido que nace del pueblo y que éste canta con emoción y sentimiento. Un fiel intérprete de corridos fue Leopoldo con un estilo y tonalidad especial, a la manera del conjunto norteño rural. Quienes lo conocimos oíamos y gozábamos cuando cantaba a "capela" o acompañado con guitarras y acordeón "La Guarecita". Me refiero a Leopoldo Morales Arguijo; de origen campesino, pues era nativo del ejido La Goma, municipio de Lerdo, de donde llegó a esta Ciudad para estudiar la secundaria y preparatoria, lo que logró con esfuerzo y propósitos bien definidos y terminado este ciclo se trasladó a la capital Estado para cursar la carrera de Derecho en la UJED.
Bajo de estatura, grande de corazón, simpático y "bonachón". Una característica suya es que vestía ordinariamente camisa blanca de manga larga, impecablemente limpia y pantalón oscuro, por lo general azul marino y zapatos de color negro perfectamente lustrados. Desempeñó durante varios años la Defensoría de Oficio en Ciudad Lerdo, Dgo., y alternaba su responsabilidad profesional con el cultivo de su parcela, sembrando y cosechando algodón, maíz, alfalfa, tomate y chile, entre otros productos. Fue un estudiante regular; sacó adelante sus estudios y pudo realizar una carrera universitaria. Sus compañeros de grupo de la preparatoria, platicaban que presentando el examen final de Ética, el titular de la misma, Lic. Arturo Fourcans Olvera, irónico y sarcástico, lo sorprendió consultando unos apuntes y le dijo:" ¿Porqué estás tan "enconchado", Argüijo? (así con diéresis). Leopoldo le contestó: "Estoy concentrado, pues quiero sacar una buena calificación en su materia, maestro". El profesor replicó, diciéndole: "Mira Argüijo, si sacas 8 te felicito, si sacas 9 te venero y si sacas 10, pues te dejo la cátedra". Provocando la risa de sus condiscípulos.
Bueno y animoso intérprete de corridos era Leopoldo. Creo que los sabía todos y los cantaba con sentimiento y emoción: "Ezequiel Rodríguez", "El Corrido de Santa Amalia", "La Toma de Zacatecas", "Sucedió en la Barranca", "La Tumba Abandonada", "Simón Blanco", "Luis Pulido", "La Persecución de Villa", "El Pájaro Negro", "Caballo Prieto Azabache", entre otros muchos, y de manera muy especial "El Corrido del Agrarista" (Marchemos agraristas a los campos, a sembrar la semilla del progreso. . .), porque éste le quedaba al "puro pelo", por su esencia "campirana". Se contaba en aquella época que en Durango capital, tuvo un encuentro con Pedro Ávila Nevárez, y jugaron una competencia amistosa ante varios amigos, para conocer quien sabía más corridos, pues también Pedrito, como se le conoce allá en Durango, gozaba y goza de fama de tener un amplio repertorio de este género musical. La competencia se llevó varias horas y no fue posible establecer o declarar un ganador, porque tanto Leopoldo como Pedrito demostraron su rico y variado récord de corridos, para satisfacción de quienes presenciaron su rivalidad folklórica.
Cuando estábamos en bachillerato, profesional e incluso ya titulados, nos reuníamos con él un grupo de amigos entre los que recuerdo a Hugo García Astorga, Abel Morales Piñera, Rodolfo López Estrada, Juan Antonio Santoyo Valles, José Ramírez Garza, Francisco Rocha Rodríguez, Enrique Lavín Montoya, José Medina Acuña, Jorge Torres Castillo y el que esto escribe, para disfrutar de los corridos cantados por Leopoldo, sobre todo el de "Traiciones Políticas", corrido que en diez cuartetos describe la epopeya de la Revolución y sus principales personajes, y que entonábamos a dúo Jorge y yo. Dice así:
Voy a dar los pormenores
De nuestra Revolución;
Recordando a los señores
Que murieron a traición.
A Madero lo mataron
Victoriano y su ambición,
Por eso lo desterraron,
Por indigno a la Nación.
A Carranza lo mataron
Para subir a Obregón
Y sus leyes respetaron
Para la Constitución.
Obregón le dijo a Calles
Para el bien de la Nación,
Nos haremos los compadres
¡Viva la Revolución!
Obregón ya estaba electo
No tenía preocupación;
Pancho Villa estaba muerto,
Pero Calles en acción.
Pero Calles era un zorro
Era un tipo muy sagaz;
Si le echaban 7 de oros
Escondido tenía el as.
Los cristeros continuaban,
En su lucha desigual,
Mientras ya se maliciaba
Lo de José León Toral.
El banquete en "La Bombilla"
Teatro fue de la traición;
Ahí estaba la puntilla
Que le dieron a Obregón.
Calles hizo presidentes
A su antojo y condición,
Lo llamaban hombre fuerte
Y de máxima traición.
Pero vino un Presidente
Con valor y decisión:
Cárdenas que fue valiente
¡Lo expulsó de la Nación!
r_munozdeleon@yahoo.com.mx