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ENFOQUE REGIONAL URBANO

RAúL MUñOZ DE LEóN

Episodios políticos

Es la noche del 15 de septiembre de 1968. En el Palacio de Gobierno de Durango, hay una cena de gala para celebrar la asunción al poder de Alejandro Páez Urquidi, quien ese mediodía había rendido protesta como...

... gobernador del Estado de Durango; cena a la que concurrieron políticos, empresarios, presidentes municipales, funcionarios federales y representantes de los diversos sectores sociales de la entidad. El festejo estaba en todo su apogeo y los brindis con wisky y champaña se daban uno tras otro para desear éxito a Páez Urquidi "en la administración que hoy inicia, que vendrá a resolver los añejos problemas de la población duranguense", decían los "aplaudidores".

Mientras esto se presentaba en la capital del Estado, un escenario diferente y opuesto se vivía en la Región Lagunera de Durango, especialmente en Gómez Palacio. La gente se olvidó de asistir a la Ceremonia del Grito, en la que Gustavo Elizondo Villarreal, quien el día 31 de agosto había iniciado también funciones como presidente municipal, vitorearía esa noche a Hidalgo, a Morelos, a Allende, a Aldama, a doña Josefa, a los "héroes que nos dieron Patria y Libertad..."; pero se suspendió la ceremonia.

La gente olvidó el "Grito"; tenía miedo y se preparaba como mejor podía, a fin de proteger sus vidas y sus bienes del peligro que representaba la inminente llegada de las torrenciales aguas del "embravecido" Río Nazas que finalmente provocó la famosa inundación del 68, resultando afectadas las colonias El Campestre, Las Rosas y Santa Rosa, sobre todo esta última, que el 16 de septiembre de 1968 amaneció totalmente anegada.

No voy a relatar las causas que provocaron la inundación, ni cómo sucedieron los hechos, pues ya otros lo hicieron; lo que pretendo en este enfoque, es describir en lo posible, la situación a la que se enfrentaron los vecinos de la populosa colonia Santa Rosa, la mayoría de ellos de condición humilde que no contaban con recursos económicos para hacer frente a la apremiante y desesperada situación, que les permitiera reparar sus viviendas y reponer los bienes muebles "que se había llevado el Río":

Como sucede en casos como éste, la imaginación, el ingenio y la inventiva del mexicano se hicieron presentes. Fue constituido de manera inmediata el Comité Pro-Defensa de los Damnificados de Santa Rosa, nombrándose una mesa directiva que estuvo presidida por un personaje del pueblo, Salvador López Campos, dedicado a la renta de sonido para bailes, haciéndole competencia en este giro a Manuel Meraz; auténtico e innato líder popular era Salvador: carismático, enérgico y decidido que se ganó el respeto, el apoyo y el reconocimiento de "su gente", al coordinar con coraje las tareas de restauración de viviendas y recuperación de muebles, en las que participaron los habitantes de la "siempre alegre, bullanguera y "guapachosa" Colonia Santa Rosa", como decían los locutores de radio de entonces, en los programas de complacencias musicales. Un detalle curioso es que, cedido por el párroco, el atrio de la Parroquia de Santa Rosa de Lima fue su cuartel de operaciones. . .

Salvador organizó un grupo encargado de elaborar adobes; y unos hacían llegar la tierra, el agua, otros la "paja" y por turnos todos participaban con el azadón y la pala para preparar el lodo o barro, materia prima del adobe. El mismo líder Salvador participó en esta tarea, y "remangándose" el pantalón se metía "a darle", quien tenía una expresión folklórica para esta labor, quizá vulgar pero muy cierta y efectiva, que todos festejaban; decía: "vale madre hacer adobes, el "zoquete" es lo que chinga". La cuota era hacer 300, 500 o 1000 ( ¿ ) adobes diarios, si se toma en cuenta el número de viviendas dañadas que había que reparar y algunas reconstruir de plano.

Un capítulo de esta historia que pocos conocen y que vale la pena mencionar para ser congruentes con la realidad, es que ese Comité requirió de asesoría jurídica, defensa legal y política para el logro de sus objetivos eminentemente sociales, y ésta fue asumida con lealtad y desinterés por Jorge Torres Castillo, cuando aún era estudiante de derecho, habiendo adquirido el compromiso y la responsabilidad ante los vecinos de Santa Rosa afectados por la avenida extraordinaria del Nazas, de presentar ante las autoridades federales, estales y municipales, las demandas y peticiones que la conflictiva situación requería, y exigir por la vía de derecho y de hecho se atendiera adecuadamente el interés lesionado de los habitantes de este sector de Gómez Palacio: en 1968, eran presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz, gobernador del Estado Alejandro Páez Urquidi; presidente municipal Gustavo Elizondo Villarreal; diputado federal Natividad Ibarra Rayas y diputado local Jesús Ibarra Rayas, a quienes Salvador y Torres Castillo plantearon las necesidades y exigencias de los damnificados. No fue fácil su tarea, pues hubo que vencer el capricho, la prepotencia, la incomprensión y el desinterés que caracterizan a los que ejercen el poder; finalmente, así lo considero yo, su labor fue efectiva y oportuna, pues igual lo reconocen los propios habitantes de Santa Rosa. La prueba es que ahí está de pie la Colonia.

Debo decir que aprovechando la suspensión de actividades en la UNAM, donde estudiábamos, con motivo del movimiento estudiantil del 68, Jorge y yo nos trasladamos a Gómez Palacio para estar unos días con la familia y con la novia; se produjo la inundación y fuimos a ver cómo estaba Santa Rosa; nos encontramos con unos vecinos ofendidos, lastimados, impacientes y desesperados celebrando un "mitin" para decidir las acciones a tomar, que se iniciaron con una marcha a la presidencia municipal en donde Torres Castillo hizo uso de la palabra de manera tan emotiva que propició le pidieran que los asesorara, lo que aceptó, y así se hizo cargo de la defensa y representación de los damnificados. Yo regresé a México porque tenía que trabajar. Ésta es la visualización que tengo de esa etapa, puedo equivocarme; pero así la aprecié.

Como profesionista Jorge Torres Castillo ha destacado en el ámbito académico, político y social de Durango y Gómez Palacio. Hoy reside temporalmente en la Ciudad de México, y ocupa un puesto de buen nivel en la Contraloría del INE.

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