Son días de asueto, de recogimiento, de reflexión, de introspección; días en los que se recuerda la vida, pasión y muerte de Jesucristo. Yo aprovecho esta suspensión de actividades escolares, burocráticas y bancarias que no comerciales e industriales, para revisar mi modesta pero suficiente biblioteca, que satisface mis expectativas literarias e intelectuales. Alguien dijo, y con razón, que nada mejor que releer un libro que se leyó por primera vez en la adolescencia o en la juventud. Así, en el repaso de la bibliografía que poseo, encuentro uno que tuve oportunidad de conocer hace ya más de cuarenta años, que hoy quiero comentar y compartir con usted, amable lector.
Congruente con estos días, su título es sugestivo y atrayente: "Vida, Pasión y Muerte del Mexicano", del escritor potosino, sacerdote jesuita Joaquín Antonio Peñalosa. Es un libro que, a pesar de haber sido publicado por vez primera en 1975, según la edición que tengo, no ha perdido actualidad y puede perfectamente adecuarse a las condiciones y circunstancias del momento que hoy vive el mexicano.
Libro del que, desde luego, recomiendo su lectura. Está escrito con ingenio, amenidad y sana picardía, no obstante el carácter eclesiástico de su autor, quien nace en San Luis Potosí en 1922 y fallece en la Ciudad de México, en 1999 . 77 años de una vida prolífica y productiva, pues es autor de un buen número de libros, entre los que destacan, además del que comento, "El Ángel y el Prostíbulo"; "Cien Mexicanos y Dios"; "El Mexicano y los Siete Pecados Capitales", y otros más.
Toda proporción guardada y con las reservas del caso, puede considerarse que el tema de este Enfoque, el libro de Peñalosa, tiene similitud y afinidad con "El Perfil del Hombre y la Cultura en México" (1934) del filósofo Samuel Ramos, y con "El Laberinto de la Soledad" (1950) de Octavio Paz, aunque debe reconocerse que éstas son obras filosóficas de carácter profundo y trascendente. El de Peñalosa es un estudio ligero pero acertado sobre la forma psicosociológica de ser del mexicano, que al lector hará reír pero también reflexionar. Su lenguaje es claro, llano, directo y pleno de realidad que retrata de forma adecuada a quienes hemos tenido la suerte de nacer en este espacio geográfico y cultural que es México.
Desde su concepción hasta su muerte, pasando por el nacimiento, el bautizo, la escuela, el noviazgo, el matrimonio, la política, la cultura, los toros, el futbol y la enfermedad, Peñalosa describe en "Vida, pasión y muerte", cada una de estas etapas que son determinantes en la existencia del mexicano, con objetividad y precisión, con estilo festivo y crítico que aseguran el interés, comprensión y aprendizaje del lector, porque en efecto es un trabajo literario para aprender, para reír y discernir.
Veamos: "Todavía no nace un mexicano y ya comienza la guerra de los sexos: ¿qué prefieres, niño o niña?", inicia Peñalosa su estudio antropológico; "la vida del mexicano, afirma, es una vida de palabras: comienza cuando alguien dice: ya habla el niño, y termina cuando otro sollozante exclama: ¡ya no habla!". "El mexicano, considera el autor, da mucha importancia a las apariencias sociales y al qué dirán, por eso las personas de cierto nivel, para deslindar situaciones que pudieran llevar a confusión, advierten con seguridad y convicción: "aunque todos somos del mismo barro, no es lo mismo "bacín" que jarro"; "el tiempo es un concepto muy relativo y subjetivo, pues el "orita" voy, el "orita" lo hago, el mañana nos vemos, del mexicano, puede ser ahora, una hora después, o nunca". "La puntualidad no es un atributo que caracterice al mexicano, pues en México lo único que comienza a tiempo son las citas de novios, las corridas de toros y los partidos de futbol".
"El mexicano es afecto a hablar hasta de las cosas que no conoce, no puede permanecer callado pues le gusta opinar incluso de lo que ignora, no es capaz de guardar silencio, ni aún en los recintos sagrados y ceremonias religiosas, pues en la celebración de la misa atiende más a la forma de vestir de los fieles que asisten al templo que a la del sacerdote oficiante; no puede ni guardar "un minuto de silencio", cuando en un evento una voz en el micrófono se lo pide en memoria o duelo de una persona que se ha ido". "Al nacer un nuevo mexicano, lo primero de que se preocupan los padres es saber a quien se parece, antes que saber si nació completo, sano o enfermo", reflexiona el autor.
"Hubo un concurso de pintura, cuyo tema era la Eternidad. Se comprende lo difícil que resulta para cualquiera plasmar en un lienzo, lámina o madera un concepto o idea de tanta abstracción como el tema del concurso; sin embargo, el certamen lo ganó un mexicano, porque pintó la eternidad en toda su expresión: dos mujeres mexicanas despidiéndose por teléfono o a la puerta de la casa"; lo cual demuestra de manera elocuente la afición de los mexicanos por cultivar las relaciones humanas; relata magistralmente, Peñalosa.
"Vida, pasión y muerte del mexicano", es entonces, un buen libro; de humorismo y seriedad, que describe la particular forma de ver las cosas, la vida y el mundo, y de cómo aborda el mexicano las relaciones sociales, la familia, la casa, la religión, la educación. Lo recomendé cómo libro alterno de consulta para los alumnos de las materias de Sociología, Literatura y Filosofía que he impartido en diversas instituciones educativas de nivel medio y en distintas universidades de la Región Lagunera; los resultados fueron aceptables, pues se logró despertar el interés de los estudiantes para un estudio y conocimiento más profundos de la cultura mexicana. Por eso digo que vale la pena leerlo si no lo ha leído y releerlo si ya lo hizo, y reír un poco que esto igualmente nos hace bien, con la sugerencia de leer previamente el Perfil de Ramos y El Laberinto de Paz. Que le aproveche.
