". . . porque el maestro que va dejando girones de su vida en el aula, es llama viviente que no apagarán los años, es página que no doblará la mano caprichosa del tiempo, porque es un alma que al desintegrarse...
...deposita átomos de luz y vida en mentes infantiles, para perpetuarse después en el cósmico misterio de lo eterno. . .".
Fragmento de un inspirado y conceptuoso discurso que pronunció (y escuché) el doctor Francisco Galindo Chávez, presidente municipal de Gómez Palacio (1956-1959), el 15 de mayo de 1958 en un evento para celebrar el Día del Maestro, ante buen número de trabajadores de la educación, teniendo como escenario el que fue durante mucho tiempo Club Lagunero, después Edificio Durango y hoy, sede de las salas para el desarrollo de juicios orales del nuevo sistema de justicia penal.
Efectivamente, el verdadero y auténtico maestro es formador de conciencia y forjador del carácter, no simple trasmisor de conocimientos y tomador de lectura. He dicho en Enfoque anterior que soy afortunado al haber tenido profesores y profesoras de mucha calidad pedagógica y capacidad didáctica, de los que mucho aprendí y quienes contribuyeron en gran medida a formar mi personalidad y me enseñaron a contemplar con ánimo alerta y positivo el mundo y la vida. Al recordarlos con gusto y respeto les reitero mi gratitud:
En el kínder o jardín de niños la educadora Ana María González, por la mañana; y por la tarde, la maestra Esther Gómez de Cisneros; entrábamos y salíamos del Salón al compás de las notas de la Marcha de Zacatecas, que ejecutaba al piano la maestra Lupe Moreno.
En primer año, la inolvidable profesora Jesusita que me abrió el mundo de las letras y los números, me enseñó a escribir, a leer y a realizar las elementales operaciones aritméticas. En segundo grado tuve como maestro al profesor Arnulfo Robles Vázquez, alto, elegante, con anteojos oscuros, siempre de traje y corbata; combinaba la docencia con el servicio público, pues en aquella época era secretario del Ayuntamiento de Lerdo, además se desempeñaba también como locutor en la radiodifusora XEGZ, de Lerdo.
La profesora Socorro Soto de Vargas fue mi maestra en tercer año de primaria; sustituyó, avanzado el curso, al profesor Sandoval; éste tenía una certera puntería al lanzar el borrador disparado al alumno distraído, platicador o indisciplinado; esposa del ameritado, apreciado y carismático profesor Luis L. Vargas, maestro de educación física, fuerte impulsor del básketbol y formador de muchos exponentes: Lalo Castro, Chavo Luna, Perico, Leonel, Pepe y Guti Arredondo, los hermanos Borrego, José "Roque" Ortiz, Beto Jáquez, Rodolfo "Fito" Meraz, Jorge Rojas, Julián Vargas, Poncho Amador, por mencionar sólo algunos; el profesor Vargas, además, era organizador de los desfiles y actos cívicos; maestro de ceremonias en los eventos oficiales, se hizo famoso por su frase: "la Dirección, por mi conducto. . .", empleada para hacer algún anuncio o para cerrar el programa.
En cuarto grado, el profesor Roberto Méndez López, solemne y a la vez sarcástico en su exposición. Comentaba los distintos pasajes y personajes de la historia patria, con tal entusiasmo y animosidad, que los episodios de la guerra de independencia y de la reforma se aparecían ante nuestros ojos y oídos como si los estuviéramos viendo y escuchando; era un ferviente admirador de Juárez y los liberales del siglo XIX, criticando severamente a Santa Anna, por considerarlo un "vende patrias"; de él escuché por vez primera este concepto o noción sociológica. Tenía yo entonces 10 ú 11 años.
Alicia F. de Méndez fue mi profesora en quinto grado de primaria. Ameritada maestra, rígida, drástica, severa y dulce a la vez, aconsejadora, trasmisora de lecciones de vida; de ella obtuve los conocimientos básicos en materia de biología y sus ramas: botánica, zoología, anatomía y fisiología en su acepción elemental. Antes de terminar el curso dejó el grupo porque fue llamada a ocupar la dirección del plantel, desempeñándose con acierto, pues su trabajo le llevó a que la designaran supervisora escolar. En dicho puesto, la maestra Licha, como coloquialmente la llamábamos, duró varios años, hasta que le llegó el retiro por los años prestados al servicio de la educación, conquista laboral de la que aún disfruta, para orgullo y satisfacción de quienes tuvimos el honor de haber sido sus alumnos.
En el sexto año de primaria la distinguida maestra Rosa del Río de Enríquez estuvo a cargo del grupo. Esposa del reconocido y prestigiado abogado Julio Enríquez Alonso, la maestra Rosita despertó mi interés por la gramática, la ortografía, corregir vicios de dicción y por mejorar la expresión escrita. En esa época había en el mercado un producto de dulce "chicloso" llamado toficos, y la empresa productora del dulce, organizó en Gómez Palacio un concurso interescolar en varias asignaturas al que llamó Tofibol y la profesora del Río inscribió a varios alumnos en dicho concurso: a Jaime Espino en Aritmética, a Víctor Manuel Alanís en Historia y a José Ángel Carreón, en Geografía, si mal no recuerdo; me tocó participar en Ortografía. ¡Bonitos y apasionados concursos!
Acertado y oportuno lo que el Dr. Galindo Chávez manejó en su discurso a los maestros en 1958. Pero hay perversos que para criticar y descalificar la labor docente, platican la siguiente anécdota, que desde luego desaprobamos: "El inspector escolar visita sorpresivamente el salón de clase, y ante la presencia del director del colegio y del profesor de grupo, les hace preguntas sobre diversas asignaturas con el propósito de conocer el grado de avance y aprovechamiento, comenzando con Historia de México. A ver niños, les dice: ¿quién fue el personaje que llamó al pueblo a luchar por su independencia? Nadie levanta la mano, absoluto silencio. El inspector les da varias pistas orientándolos para contestar. Nada. Después de un buen rato y de repetidos intentos por obtener una respuesta, el funcionario se retira. Antes de abordar su automóvil, llega corriendo el profesor de grupo y con apuro le dice: por favor, señor inspector no me deje con la duda, dígame quien era ese personaje. . ." Yo digo: ¡Honor a los buenos maestros!
R_munozdeleon@yahoo.com.mx