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ENFOQUE REGIONAL URBANO

Sentimientos de abuelo

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

Dios ha sido generoso conmigo. Me dio como compañera a una gran mujer; como esposa, madre y abuela, Lupita, es portadora de virtudes y cualidades que la hacen excelente y magnífica...

Ha estado a mi lado desde hace casi 47 años, en las buenas y en las malas, porque hemos tenido altas y bajas como todo matrimonio, apoyándome siempre, recibiendo de ella voces de aliento, de tranquilidad, de paciencia; es como dije, una mujer excepcional.

Dos hijos procreamos que nos han colmado de satisfacciones; ningún problema nos han dado, porque son limpios, educados, sanos física y espiritualmente. Raúl y Valeria son nuestro orgullo; de Raúl y Katia nació Mateo André; de Pedro y Valeria, vino Pedrito. Ambos de 4 años, con diferencia de cuatro meses más, el primero sobre el segundo.

Tengo pues dos nietecitos que son mi alegría, que me inyectan ánimo; me hacen ver y sentir la vida con optimismo, confianza y seguridad. Convivo y platico con ellos, los escucho emocionado, con admiración y sorprendido de lo que ya saben a su corta edad, oyendo gustoso cómo se comunican y comparten conocimientos; les ayudo en sus tareas escolares, cuando se ofrece; armamos rompecabezas, jugamos a las adivinanzas, ejercitamos la asociación de ideas para el desarrollo de su capacidad intelectual, que mucho les gusta, y contesto como puedo sus preguntas, ya que están en la etapa del ¿porqué?

Es verdad, convivo pero no como quisiera, pues deseo jugar futbol con ellos, llevarlos al campo, hacer excursión para atrapar ardillas y mariposas, volar papalotes, como lo hacía con mis hijos cuando eran pequeños; confieso que tengo cierta dificultad para caminar y eso me impide ejecutar mi propósito lo cual me produce relativa insatisfacción, porque quiero gozar a mis nietos plenamente ahora que aún puedo y tengo facultad mental y emocional.

Mis nietos son bálsamo que suaviza las vicisitudes que nos depara la vida; Pedrito vive prácticamente con nosotros, pues lo tenemos en casa desde que sale de su colegio, de una o dos de la tarde a siete u ocho de la noche que lo recoge mi hija; Mateo André nos visita cada fin de semana, permaneciendo a nuestro lado sábado y domingo, generalmente; cuando están conmigo quiero decirles tantas cosas, advertirles para que hagan frente a la vida con éxito y que se preparen para estar protegidos y alerta ante los riesgos y peligros de un mundo hostil y deshumanizado que ha perdido los valores espirituales, exaltando los bienes materiales como si éstos fuesen superiores, exhortándolos a luchar para conseguirlos. Qué lástima.

Cuando los veo jugar a soldados y guerras, aún cuando su época es la de la computación, internet, celular, de la laptop, ipad, ipod, de las redes sociales, twiter y facebook, del you tube y netflix; sin embargo son niños y juegan a lo que nosotros jugábamos, y al verlos viene a mi memoria el exquisito poema que aún conservo de Juan de Dios Peza, "Fusiles y Muñecas":

El poema de Peza alude a un niño y una niña, y mis nietos son varoncitos; escogí los versos referidos al hombrecito, porque quiero aplicar el sentido filosófico de esta poesía a mi calidad de abuelo y el significado que tienen para mí, como para todo abuelo, la existencia y presencia de los nietos.

Se adapta también a mi propósito de abuelo que desea alertar y proteger a sus nietos, el poema musicalizado de Juan Salvador, que interpreta de manera sentimental y emotiva Facundo Cabral, titulado "Hoy Comí con el Abuelo", que es lección de enseñanza, de experiencia y de aprendizaje. Aquí van algunos versos:

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