El calor era espantoso, asfixiante, quemante; la temperatura alcanzaba los 40, 42 grados. Meses de mayo, junio y julio. Larga temporada sin lluvias, ni siquiera nubes que anunciaran la posibilidad de que...
... cayeran algunas gotas de agua; el pavimento de las calles, calientísimo, tanto, que la gente de entonces decía que "en él podría "freírse" un huevo"; fuertes vientos; tolvaneras arrastrando enormes cantidades de tierra y basura que se filtraba por ventanas y techos, se introducía a las casas, dejando los muebles tapizados con gruesas capas de polvo. Es la Comarca Lagunera, es Gómez Palacio, es Lerdo, es Torreón, y los demás municipios laguneros.
Son los años cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo. La gente vive con altas temperaturas, escasea el agua potable y en algunas colonias de plano no hay abasto, haciendo más difícil y dura la situación. Las familias de condición humilde, de bajo nivel económico, no tienen los aparatos que hagan más cómoda la vida; familias integradas en promedio por cinco o seis miembros: el padre es obrero o empleado informal; la madre, ocupada en tareas de la casa, y tres o cuatro hijos que van a la escuela primaria, y alguno a secundaria; mal alimentados, humildemente vestidos, con problemas para comprar los materiales escolares "que los maestros les encargaron"; habitan en viviendas de sólo dos cuartos dormitorios, una cocina y un cuarto de baño-sanitario; irónicamente se dice que son familias "acomodadas" porque se "acomodan" como pueden, todos en dos camas, hacinadas en viviendas independientes o la comparten en una "vecindad" o "privada".
Típicas familias que no tienen las comodidades que otras de mejor nivel económico han logrado alcanzar; para contrarrestar el calor no cuentan con ventilador, ni con aparatos de aire acondicionado, mucho menos con "minisplit", que aún no aparecían; difícilmente poseen refrigerador, sólo un "botellón" de barro en el que enfrían el agua para no ingerirla caliente; tampoco lavadora doméstica; acaso un aparato de televisión; y sin embargo, a pesar de estas carencias, los niños de estas familias son felices, reflejan alegría; para abatir el sofocante calor tienen los "abanicos" hechos de cartón y una tira de madera, "engrapados" al centro, con la efigie de Pedro Infante, de Blanca Estela Pavón o de cualquier otro personaje del espectáculo o del deporte, que algunas empresas comerciales regalaban para hacer promoción de sus productos. Así pasan la vida y hacen frente a las situaciones difíciles y complicadas; se esfuerzan, trabajan y llegan a triunfar; alcanzan niveles que les dan otro "status".
Si sufrían en época de calor, no era menos difícil su situación en tiempo de frío, pues tienen que suavizar las bajas temperaturas de diciembre, enero y febrero, que llegan a veces a cero grados; carecen de abrigos, cobijas, colchonetas, bufandas y "suéteres" que les calienten el alma y el cuerpo. Y van a la escuela, al taller, a la fábrica; así va la señora a la calle a hacer sus compras para atender las necesidades de la familia. Salen avante. Y son felices, a pesar de todo. . .
Pero eso quedó atrás, es tan sólo un recuerdo de tiempos difíciles que también fueron tiempos felices; hoy tienen dos o tres pantallas planas, "plasma" les dicen, por el material de que están hechos; cuentan con sky, con dispositivo adicional para ver en tres o cuatro aparatos, diferente programa simultáneamente: el señor, futbol o box; la señora, sus telenovelas; los niños, dibujos animados o caricaturas; los jóvenes, programas de música moderna; algunos para ver y oír noticieros; o tienen televisión de cable; utilizan la computadora, el internet y usan celular con todas las aplicaciones de redes sociales. Los hijos han logrado estudiar, hacer carrera universitaria y tener una profesión que les ha permitido obtener un empleo bien remunerado en el servicio público o en la iniciativa privada. Tienen automóvil, viajan por el país y por el extranjero, manejan tarjetas de crédito y cuentas bancarias. Cuando se reúnen en familia, sobre todo a la hora de los alimentos, traen a la memoria esa etapa dura que, sin embargo, les proporcionó felicidad y alegría: "Te acuerdas hermano y tu también papá, de la época dura cuando no teníamos esto. . .?", platican entre ellos. Aquel grupo familiar del que hablamos al principio, se ha superado; ahora pertenece a la clase media.
La pretensión en este Enfoque es hacer una radiografía socioeconómica y geográfica de la familia típica mexicana, con acentuación en la lagunera por los elementos adicionales que le dan identidad: veranos calurosos, tolvaneras, escasez de agua, crudos inviernos y especialmente la tenacidad que caracteriza de manera significativa a quienes son originarios o residen en esta áspera y cautivante Comarca Lagunera, destacando que con trabajo, perseverancia y empeño es posible superar las épocas difíciles y arribar a mejores niveles en la escala social.
¡Cuantos laguneros han logrado levantarse de caídas dolorosas pero aleccionadoras! Enfrentaron retos y vencieron obstáculos. La necesidad los hizo luchar y triunfar. No desmayaron y al final del día, la vida les sonrió y les compensó el esfuerzo. Tuvieron carencias y necesidades y con el trabajo mejoraron significativamente su condición social. Escalaron posiciones y hoy son prósperos, exitosos, victoriosos. . .
La vida está llena de casos ejemplares de personas de este tipo, de las que mucho tenemos que aprender. ¡Hay que trabajar, estudiar, luchar y competir para alcanzar el triunfo! ¡Y éste llega, más temprano que tarde; cuando menos se le espera!
Es recomendable sobre este tema, el de la superación familiar, la lectura del libro "Mitos y Fantasías de la Clase Media en México", cuyo autor Gabriel Careaga, "enfoca el fenómeno de la aparición de la clase media en una sociedad poco desarrollada; de un sector fundamental de nuestra sociedad que no logra situarse en su contexto específico y vive sobre espejismos heredados de culturas ajenas". Léalo, le resultará interesante.
R_munozdeleon@yahoo.com.mx