Narrativa y novela de Luis Ugalde
"_Salvo lo que diga el alto mando a última hora, creo que usted al frente de algunos centenares de caballistas rodearán las montañas que están ubicadas a la espalda de Ciudad Lerdo hasta llegar a una ranchería que sabemos se llama León Guzmán que es la puerta para llegar...
A las márgenes del río Nazas, luego doblarán hacia el sur rumbo a dicha ciudad que sabemos está resguardada por cerca de 4000 federales predominantemente "colorados"; y lo que pueda suceder entre ustedes y ellos solamente Dios lo sabe...
-Eso quiere decir que se trata de debilitar el flanco izquierdo de Gómez Palacio, ¿si, mi Capitán?...
-Por ahí va la cosa Teniente. Ya lo sabremos en la última reunión que tengamos con el chato Raygoza. Por supuesto que ustedes tendrán todo el apoyo que sea necesario, de lo cual el Capitán Peña y yo estaremos pendientes para que no nos falle el plan...
-Bien, mi Capitán, ¿qué razón me da de mi Carmelita?...
-Su Adelita está preocupada por su tardanza, ¡ande, vaya a reportarse con ella, búsquela con las cocineras!...".
El anterior es un fragmente dialogado de la novela "El Ángel de la Ciudad", autoría de Luis Ugalde Sánchez, escritor lerdense que ha cultivado con acierto y buen gusto el género de la novela y la narrativa. En verdad es una delicia para la mente y el espíritu leer el trabajo literario de Luis, auténtico novelista que describe con amenidad, regocijo e interés personas, acontecimientos, situaciones de carácter revolucionario que tuvieron como escenario las diferentes ciudades, poblados y rancherías de la región lagunera, tanto de Durango como de Coahuila, incluso del norte de la República.
Luis Ugalde Sánchez es un autor, al que no se le ha dado el reconocimiento que merece; poco conocido porque no ha tenido el apoyo institucional que se requiere para trascender; es sin embargo, prolífico y vasto en la expresión escrita. Quienes hemos leído su trabajo podemos afirmar que es un escritor ameno, serio y divertido al mismo tiempo. Su producción literaria es variada y rica. Los temas que maneja, los personajes a los que da vida, tienen el sabor de la novela costumbrista y provinciana que recuerda, toda proporción guardada, a Fernández de Lisardi y a José Rubén Romero, porque como en "El Periquillo Sarniento" y "Apuntes de un lugareño", de los que son autores aquellos, respectivamente, Ugalde maneja el diálogo con destreza como instrumento literario para poner en labios de los personajes un lenguaje coloquial, con ingenio, con ironía y a veces con picardía, que hace aún más sabrosa su lectura.
Ha escrito y publicado las siguientes novelas; pueden ser más, pero éstas son de las que tengo conocimiento y las cuales he leído Las menciono enunciativamente, sin que ello tenga un carácter cronológico: La Conspiración I y II parte; El Sicario; La Casa del Pájaro Rojo; La Tierra; A la Espera del Tigre; El Pitcher y la Dama; El Último Amor; La Reyna Madre y El Pizcador, todas ellas relativas a hechos de la Revolución Mexicana de 1910 que se dieron en las tres ciudades laguneras, Lerdo, Gómez Palacio y Torreón, principalmente, pero también de manera accidental, en San Pedro, Matamoros, Tlahualilo, Mapimí, etc. Seguro ahora está escribiendo otra novela porque tiene imaginación, inventiva, creatividad. Y no se agota...
He aquí un fragmento de "La Conspiración" II Parte: "Mientras el velo del sueño luchaba por posarse sobre los ojos de Raquel Romo Reina, el grupo de revolucionarios capitaneados por Blanco Rivas se aproximaba a la cárcel pública de la ciudad.
El penetrante aire frío de aquella memorable noche de noviembre hacía sus estragos en los guardias de la prisión, de tal manera que tanto el vigía de la azotea como el de la entrada principal toreaban la inclemencia climática como mejor podían. Tenían sus grandes paños enredados sobre la cabeza tapándose las orejas y los cachetes, rematándolo con un nudo ciego debajo de la barbilla, de tal manera que eran ajenos a los ruidos de la noche, salvo el ulular del viento que era el más tenaz y penetrante. Merced a esto, el guardia de la calle parecía empotrado en la pared sobre un resquicio que había entre la puerta y el muro.
Tomás que era bueno para sorprender a los guardias enemigos, no obstante su corpulencia, detuvo a sus camaradas haciéndoles señas de que él se encargaría de aquel entelerido vigilante de la entrada de la calle, y untándose sobre la pared se le fue acercando hasta que lo tuvo a modo de su pistola cuarenta y cuatro sobre las narices...".
Metáforas, alegorías, sinónimos, antónimos, todas las figuras literarias enriquecen y elevan el trabajo de Luis Ugalde Sánchez. Hombre modesto y sencillo, pero de una preclara inteligencia; abogado de profesión, prefirió las letras a las leyes; incursionó temporalmente en la política local de Lerdo, habiendo sido postulado por un partido de izquierda como candidato a presidente municipal.
Lerdo, primero, y después el resto de los municipios regionales, tienen un compromiso moral con este escritor, novelista y ensayista, para reconocer su trabajo que parece sencillo y fácil, sin serlo, pues basta mencionar que la impresión y edición de sus libros ha tenido que costearlas a base de esfuerzos, con sus propios recursos, y una vez impresos colocarlos entre sus amigos para sufragar sus costos.
Ahí tienen, directores y funcionarios de Casas de la Cultura, Institutos Estatales y Municipales de Cultura, de Durango y de Coahuila, la oportunidad para que en un acto de elemental justicia rindan homenaje a este obrero de las letras laguneras, reconociendo su trabajo. ¡Lo merece!