"Un río de miseria nada puede ante un océano de caridad"
Papa Francisco
Con sorpresa me entero que el Inegi dio a conocer que está modificando la forma de medir la desigualdad en México, bajo el rubro "El Módulo de Condiciones Socioeconómicas", y para mi gusto se trata de una manipulación de este organismo introduciendo en su metodología un sesgo que permita deducir que se dio una disminución en la pobreza; con ello resulta que en nuestro país en pocas palabras hay menor pobreza y mucha menor desigualdad; a mí en verdad me causa una gran indignación y pena, sólo espero que el Congreso invite a los responsables del Inegi, que expliquen a cabalidad y transparencia, como se hicieron las modificaciones a la manera tradicional de medirla; de otra manera se trata de engañarnos para mostrar una cara diferente del verdadero México.
El año pasado en un informe del organismo Oxfam México basado en la medición de pobreza que presentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social ( Conaval ) se informó que de 2012 a 2014, además de la pobreza la desigualdad en México se incrementó, incluyendo entre otros señalamientos que el 1 % de la población acumula el 43 % de la riqueza; pero además con este proceder del Inegi, resulta que somos la diferencia con la mayor parte de los países del mundo.
Sin duda alguna la globalización según los conocedores, es una fuerza establecida en la modernidad cuyo potencial permite el enriquecimiento de todos, dependiendo de saber replantear el capitalismo como tal orientado por el FMI, Banco Mundial, diversas organizaciones internacionales y los propios gobiernos.
Sin embargo, la crisis de 2008 demostró lo frágil del nuevo modelo económico empujado por las grandes potencias e incluso implementaron acciones económicas que habían sido prohibitivas en décadas pasadas, ya que sin la intervención de los gobiernos y Bancos Centrales inyectando capital directamente para evitar el derrumbe financiero recordándonos que hay un principio que debe regir a toda comunidad con todo y la globalización, que se debe cumplir bajo reglas equitativas y justas que satisfagan las necesidades de pobres y poderosos.
Después de que aparentemente se había superado la crisis de la época moderna, estamos constatando que ésta sigue serpenteando por todos los continentes y que a pesar de las cifras millonarias incuantificable, la sombra de las desigualdades sociales se ha hecho presente en su forma más descarnada y las noticias de la migración masiva, independientemente de las guerras intestinas de diversos países, el hambre y la desesperación de tanta gente indefensa no se puede justificar por los gobiernos de las potencias más poderosas y los subdesarrollados que han resentido los golpes colaterales de las medidas económicas, comerciales y políticas que se están siguiendo.
Tenemos que aceptar que la desigualdad social llegando en muchos casos a pobreza extrema, es consecuencia del modelo económico vigente en el mundo que se refleja en acumular riqueza entre personas grupos y países mejor preparados en todos los órdenes y por supuesto competitivos pero dejando atrás injustamente a los países subdesarrollados y otros en condiciones de pobreza cuya inmovilidad ya no se puede controlar como antes.
La propia ONU ha publicado documentos sobre el tema de la desigualdad en el mundo y no sólo en cifras además insiste en el abismo existente entre las economías estructuradas y no estructuradas. Entre los trabajadores calificados y no calificados sobre la creciente disparidad en la salud y educación con las abismales diferencias para tener acceso de millones de personas a su participación social, económica y política.
En una entrevista al Premio Nobel de Economía Angus Deaton, se le preguntó si quizá para resolver el problema de la pobreza y desigualdad se requería como algunos proponen soluciones populistas contestó que el pensaba que no, pero y esto es importante: que no se trataba tampoco de seguir fomentando un capitalismo a ultranza por lo cual se enriquecen unos a costa de otros. Es necesario que el capitalismo y sus gobiernos deben crear mecanismos de apoyo para los más pobres y si no se hace habrá consecuencias muy preocupantes.
Pero todo lo anterior nada tiene que ver con manejar verdades ocultas o mediciones "de ajustes" aduciendo que como se hacían antes en nuestro país es oportuno cambiarlas desde un escritorio para demostrar nuestra eficiencia en el combate a la pobreza.