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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

LA COLONIA, EN LA LAGUNA

Como vimos en el artículo pasado, herencia indígena no tenemos mucho que presumir, ni siquiera que pertenecíamos, de alguna manera, al imperio azteca porque las fronteras de ese imperio no iban más allá del actual estado de Michoacán. Según la historia, los Tarascos nunca fueron derrotados por ellos, así que, vamos a indagar cómo llegamos a ser parte de la nueva España.

La ruta que siguió la conquista fue Michoacán y Jalisco bajo la dirección de Nuño de Guzmán, que no es alguien que se pueda presumir porque se portó mal con todos (los Tarascos y Cortés, entre ellos) y al fin fue juzgado y sentenciado. De Jalisco, siguió la ruta de Zacatecas (Juan de Tolosa) y Durango (Francisco de Ibarra) buscando las minas que prometían el oro u otros metales. De ahí partieron a diversas partes del norte, a lo que nosotros nos compete: Saltillo y Monterrey, (Alberto del Canto y Francisco de Urdiñola). La primera región importante fue la de Mazapil. Por La Laguna, se puede decir que nada más pasaron, de camino hacia Saltillo. Posteriormente, se fundó Parras, esta fundación sí fue hecha por misioneros. La Laguna quedó como parte de un marquesado, el de Aguayo que pertenecía a la familia de Urdiñola, a quien le habían tendido una trampa otros conquistadores, acusándolo de matar a su esposa para que no le dieran permiso de ir a descubrir más al norte tierras que ahora pertenecen a los Estados Unidos.

El Nazas y el Aguanaval no fueron ríos importantes a los que los conquistadores prestaran mucha atención. Otro dato más, fueron ellos quienes posteriormente trajeron a los tlaxcaltecas para que poblaran las principales ciudades de la naciente región y enseñaran a los indios autóctonos a civilizarse, ya que ni los militares ni los misioneros podían con los aguerridos indios bárbaros, como los irritilas, los laguneros, los huachichiles, tobosos y otras tantas que merodeaban por lo que hoy es el estado de Coahuila.

Para quien buscaba metales preciosos y la vida fácil, esta región no resultaba atractiva, así que hubo que esperar a otras circunstancias para que naciera la ciudad de Torreón.

Lerdo fue primero un rancho, el de San Fernando, fundado en 1799 por Joaquín Navarro. En 1836, Juan Nepomuceno Flores lo adquiere y construye el primer casco de la ciudad. En 1864, Juárez la erige en Villa, y se la da el nombre de Lerdo de Tejada.

Gómez Palacio se desprende de Lerdo, como la hacienda de Santa Rosa fundada por don Ignacio Jiménez. Posteriormente, Santiago Lavín construye una presa para controlar las aguas del río Nazas, provocando descontento entre los agricultores del estado de Coahuila. En 1885, se funda la actual ciudad de Gómez Palacio y para ello fue importante la llegada del ferrocarril a estas tierras.

Así que, cuando se fundó Torreón, todo lo demás ya existía, y la ciudad fue producto del cruce de las vías del ferrocarril. Antes, no éramos más que un rancho, con una cuadra que en una de sus esquinas contaba con un torreón para vigilar las aguas de nuestro padre Nazas, propiedad de Don Leonardo Zuloaga, que después heredó su esposa. Ella lo vendió a Rapp Sommer and company, representados por Andrés Eppen, quien influyó para que aquí se construyera la estación de ferrocarril y se iniciara un centro poblacional, que son el antecedente de nuestra ciudad. Don Andrés se convierte en el fundador.

La ciudad no tiene de indígena, y de la colonia, ni como misión ni como núcleo de asentamiento. Es hasta el siglo XIX donde comenzó nuestra historia, por razones comerciales y de comunicación, debido a la llegada del ferrocarril y al mejor uso de las aguas de un río inestable como el Nazas y al tesón de gentes que se empecinaron de hacer de estas tierras un emporio agrícola.

Tenemos un museo del ferrocarril, pero no creo que esté a la altura, ni sea el homenaje debido a la circunstancia que nos dio el ser como ciudad y como región.

El primer gran cultivo fue el algodón y de él se vivió durante mucho tiempo. El ferrocarril trajo personas de todas partes del mundo y se formaron colonias que tuvieron su influencia cultural: la española, la china, la alemana, la americana, la libanesa y otras más, además de los mexicanos. Eso nos da características muy diferentes a las de otras partes del país y de estos hechos parten nuestras tradiciones, cosas que solemos olvidar con frecuencia.

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