UTOPÍA, FICCIÓN Y REALIDAD
En la época griega y en el Renacimiento, muchos autores comenzaron a diseñar sociedades cuyas características resultaron irreales. Es el caso de Platón y Aristóteles. En el caso del primero, fueron dirigidas por un rey filósofo. En el Renacimiento se llamaron utopías, algunas de las cuales hasta se intentaron implementar en el territorio del nuevo continente descubierto por los españoles, el caso concreto de Michoacán por Vasco de Quiroga.
Posterior se aplicaron métodos más científicos en el diseño social, desde Hobbes, Montesquieu, Rousseau, partieron del poder absoluto del rey, en el caso del primero, hasta las ideas democráticas del segundo y tercero.
Nada de esto bastó para seguir adelante: Marx y Engels son la piedra fundamental del socialismo; Mills, del liberalismo.
El planteamiento fundamental es que en la tierra se puede obtener un tipo de sociedad en las que los individuos encuentren las circunstancias para obtener la felicidad que también puede traducirse como justicia. El edén, el cielo terrenal, el paraíso. Mas no solamente se planteó el paraíso, también la posibilidad del infierno.
Pasamos de la utopía a la ficción. Varios novelistas se han imaginado sociedades del futuro donde un poder se impone y gobierna sobre los ciudadanos. Un mundo feliz de Huxley. 1984 de Owen, Fahrenheit 451 de Bradbury, son sociedades ficticias donde el hombre se despersonaliza y es programado. Se le controla una de sus más preciosas riquezas, la libertad.
Lo último no es del todo alejado falso. En la Edad Media, la Santa Inquisición controló la conciencia de los ciudadanos españoles, aún en el nuevo continente, al regularle lo que podía pensar o hacer en relación con el Cristianismo. De la misma manera, el Comunismo ha tratado de controlar el pensamiento que plantea el partido y que establece en las internacionales. Aquel que no está de acuerdo es dado de baja por el partido y perseguido políticamente, como lo fue Trotsky.
Lo mismo, en el pensamiento liberal, hubo persecución en los años 50, ya que se veían comunistas por debajo de las piedras, razón por la cual muchos tuvieron que dejar el país, entre ellos, Chaplin.
El diseño social parte de imponer una ideología y defenderla a rajatabla, no importando si es funcional o no. Si satisface a la visión pobre o rica de quien detenta el poder, es suficiente. Stalin se impuso, Hitler se impuso, Mao se impuso, como muchos dictadores de América Latina en el siglo XIX y XX: Rosas, Pinochet, Castro.
A todas las utopías y a todas las ficciones, la realidad se les ha impuesto. Seguimos padeciendo todos los males del mundo. Aunque nos han definido la sociedad desarrollada, ésta no concuerda con el ideal de conglomerado donde se puede encontrar la felicidad. La religión, el Liberalismo-Capitalismo, el Socialismo-Comunismo, han fracasado en encontrar un buen diseño para este paraíso mundano que todos de una manera u otra buscamos. Todo lo empeora la corrupción, cáncer maligno de nuestra sociedad.
Si esto sucede a nivel nacional e internacional, qué podemos esperar a nivel regional. ¿Quién aporta ideas para lograr que nuestra región sea, por lo menos, un buen lugar para vivir? Ya no un paraíso terrenal, insisto, un buen lugar para vivir. Que se puede conseguir un trabajo decente con un salario justo. Donde los servicios que pagas, en realidad los obtengas, como el Seguro Social, o el asfalto de las calles. Donde no te encuentres amenazado por la inseguridad. Donde te sientas orgulloso de lo que se va logrando.
Habiendo tanta universidad, debieran existir también proposiciones. Lo que se gasta en investigación que rinda frutos, por lo menos para aminorar los problemas cotidianos que sufrimos; vivir un poco mejor sin tener que pagar un alto precio por ello, como nuestra libertad o integridad física.