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Ensayo sobre la cultura

José Luis Herrera Arce

¿Y LOS LIBROS?

Me parece que las reformas educativas no tienen en cuenta el mercado del libro; o a lo mejor, la realidad comercial de este producto sobrepasa las posibilidades para hacerlo accesible al consumidor medio que no cuenta con mucho capital para invertir en ellos.

Me adelanto a las críticas: Existen editoriales que se enfocan al mercado escolar y que producen los libros de texto; comenzando por lo gratuitos en las primarias, no sé de la existencia de ellos en las secundarias, a nivel preparatoria existen los de la abierta que fueron elaborados por el Tec de Monterrey. Hay también ediciones de obras literarias dirigidas a los estudiantes, pero no están completas. Son una especie de resúmenes donde se pierde el estilo original del escritor y por supuesto, la principal riqueza de la obra.

Tradicionalmente, Sepan cuantos (perdón por mencionar nombres) ofrece las obras completas con buenos estudios preliminares en novela, cuento, poesía, historia, filosofía. Su acervo anda por los ochocientos títulos y no se ha seguido incrementando desde hace años. Son escasas las obras escritas en el siglo XX.

En épocas pasadas, se acostumbraba editar obras para ser vendidas en los puestos de periódicos. La última que conozco fue de RBA editores que tiene muy bonito empastado y una versión del Quijote estupenda, ya que a pie de página viene la referencia del vocabulario.

Tal vez para iniciar una biblioteca, se pueda contar con este tipo de opciones. Personalmente en mis libreros abundan sobre todo los de Sepan cuantos, y estas colecciones que conseguía cada semana.

Pero cuando uno se convierte en lector surge la necesidad de mantenerse el vicio, sobre todo al querer abarcar temas especializados u obras de reciente edición.

Se supondría, por ejemplo, que editoriales como Fondo de Cultura Económica, debería ser accesible. No lo es tanto. Acabo de conseguir la Historia Antigua de México, que son cuatro tomos de a 250.00 pesos cada uno, con lo cual da un total de 1,000. 00 (en otras librerías los tomos eran $ 75.00 más caro.) Para mi velocidad de lectura, los pude leer en veinte días. Para mi salario, mil pesos es muy alto para dedicarlo a libros. Con algo de esfuerzo se pudo hacer.

Una novela de best seller, en la que podríamos incluir el último de Vargas Llosa o las de Murakami Cuestas arriba de los doscientos o trescientos pesos. Las de Posteguillo sobre historia romana, supera los quinientos. Ahorita traigo entre miras una historia sobre la edad media de Umberto Eco que cuesta entre cuatrocientos y quinientos pesos, y es del Fondo de Cultura, y así por el estilo que muchas veces más vale no mirar para no desear.

Uno tiene que recurrir a las bibliotecas si las tiene a la mano, donde es mejor pedir prestado el libro; cuando no has agotado los títulos clásicos, de ahí te puedes surtir. Afortunadamente, en la escuela donde laboro, llegó una dotación de tomos del Colegio Nacional. Sólo así me es posible destinar cuatrocientos o quinientos pesos en la compra de un solo libro.

Por otro lado, en ciertas áreas, el surtido es pobre. Me aficioné a la pintura; a la hora de buscar más es ahí donde te atoras. Por ejemplo, de Diego Rivera puedes encontrar cuatro o cinco versiones diferentes de tamaños precios y demás. De Siqueiros, ninguna. A veces no entiendo en qué consiste la comercialización; se supone que la variedad es lo que presume el sistema capitalista y lo que no encuentras en el comercio es precisamente esa variedad. En esto, de los libros de pintura, salió una edición popular, muy mocha, de cien pesos tomos que hasta la distribuyeron en algunos centros comerciales. Hay otra más grande (generalmente, los mismos pintores) que andan por los trescientos. ¿Será que en Torreón no abundan los pintores o aficionados a tal arte?

Se dirá que podemos ir los domingos a la Colón y que ahí te prestan libros para leer. Lo sé. Tenían la biografía de José Ortega y Gasset, de unas quinientas páginas. Cuantos domingos hubiera yo invertido en irlo a acabar de leer. No lo prestaban para llevártelo. Tuve que comprarlo. Me di cuenta que en la contraportada había otras biografías de otros autores de la generación del 98 pero, como son libros españoles, en las librerías ni sus luces.

Pero de que se promociona la lectura, se promociona. Queda la opción de los libros de segunda.

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